¿Gatillo fácil? Policías de Córdoba mataron a un menor por la espalda

Un presunto caso de “gatillo fácil” sacude por estas horas a la provincia de Córdoba

Blas Correas, un adolescente de 17 años, fue asesinado ayer de un tiro en la espalda efectuado por policías en la capital de la provincia.

El joven iba con cuatro amigos del colegio a bordo de un auto, evitaron detenerse en un control de tránsito y les dispararon. El auto recibió al menos cuatro impactos de bala: uno de ellos ingresó por la luneta trasera e impactó en la espalda de la víctima.

Todo ocurrió ayer en las primeras horas de la madrugada cuando los cinco adolescentes transitaban a bordo de un automóvil Fiat Argo por la avenida Vélez Sarsfield al 4500, al sur de la ciudad, minutos después de haber mantenido un altercado con dos personas a bordo de una moto. Al ver que los jóvenes no detuvieron su marcha, los efectivos abrieron fuego. En la huida, dos de los amigos descendieron del vehículo. Minutos después, el conductor del Fiat advirtió que su amigo estaba herido y aceleró para ir directamente hasta el sanatorio privado Aconcagua.

Allí presuntamente no quisieron atenderlo, lo que obligó a los chicos a seguir hasta el Hospital de Urgencias. Sin embargo, en el medio fueron interceptados por dos patrulleros y no pudieron llegar a tiempo al centro médico. Blas ya estaba muerto en la parte trasera del vehículo.

Por el crimen, el fiscal José Mana dispuso la detención e imputación de dos efectivos de la fuerza policial -identificados como Javier Alarcón y Lucas Gómez- bajo la acusación de homicidio calificado agravado por el uso de arma de fuego.

El secretario de la fiscalía, Gabriel Prunotto, informó en diálogo con Cadena 3 que los policías habrían efectuado “cuatro o cinco disparos” al automóvil durante la persecución, y confirmó que “uno dio en la espalda” del adolescente que murió. Afirmó también que “no hubo ningún tipo de intercambio de disparos”, ya que en las cercanías del automóvil de los chicos encontraron un revólver que, supuestamente, fue arrojado desde el auto de los jóvenes. La familia cree que fue plantada.

“Por ahora son dos los efectivos policiales que dispararon. Si se llega a otro hipótesis, se ampliarán las imputaciones”, dijo Prunotto. Por su parte, desde la Jefatura de la Policía de la provincia, el comisario Alejandro Mercado, en una conferencia de prensa, informó que los dos detenidos y otros dos agentes femeninos, que integraban la patrulla involucrada, fueron separados de la fuerza de manera preventiva.

“A mi hijo lo acribillaron. En dos horas limpiaron toda la zona”, afirmó Soledad, la mamá de Blas. La mujer aseguró que su hijo y sus amigos no eran delincuentes y que tampoco se trasladaban armados. “Solo fueron a un bar. No hicieron nada. Se asustaron y se fueron. Lo garantizo porque sé a quién crié. No quiero más muertos en mi familia. Somos una familia de bien. No voy a permitir que lo ensucien. Me voy a encargar hasta el último día de mi vida”, sostuvo en diálogo con el Noticiero Doce.

Blas tenía dos hermanos: Juan, de 19, y Milagros, de apenas 7 meses. Era estudiante de sexto año del Colegio San José y socio del Club Atlético Belgrano. Era, además, nieto de Miguel “el Pato” Laciar, un ex jugador de Belgrano de Córdoba en la década de 1970.

Alejandro Pérez Moreno, abogado de la familia del adolescente, afirmó que “lo sucedido es más grave de lo que se piensa”. “No existió ningún tipo de motivo o de justificativo para que la policía haya actuado así. Era un chico que tenía toda su vida por delante, no tenía antecedentes, que salió a divertirse de acuerdo a lo autorizado de acuerdo a las disposiciones por el Covid, y recibió un disparo de arma de fuego, por la espalda”, sostuvo en diálogo con radio Mitre Córdoba.

Cuando le preguntaron al letrado podía enmarcar lo sucedido en un caso de gatillo fácil, Pérez Moreno explicó: “No es un caso de gatillo fácil. Un caso de gatillo fácil es cuando un policía en ejercicio de sus atribuciones tiene que intervenir ya sea porque se está cometiendo un acto delictivo o se está previniendo otro. Ahí es cuando se repele ese acto mal utilizando y abusando del uso del arma de fuego. En este caso, evidentemente, no hubo ningún motivo objetivo que diera a pensar que tenía que intervenir la Policía; y mucho menos para extraer el arma, disparar y matar”.

“La Policía entrena y capacita para saber cómo actuar ante distintos hechos o actos humanos que puedan ocurrir en su función. Existen protocolos y es necesario remarcar que la última ratio es el uso de la fuerza. La última ratio del uso de la fuerza es el disparo del arma de fuego”, remarcó en declaraciones a Radio Mitre Córdoba.

El caso repercutió rápidamente en las esferas más altas del poder político de la provincia. El ministro de Seguridad de Córdoba, Alfonso Mosquera, aseguró que “no habrá lugar para encubrimiento ni apañamiento en la Policía”, respecto a la investigación. “El Ministerio de Seguridad proporcionará, como es obligatorio, todos los elementos necesarios para esclarecer el hecho, que en su gran mayoría tiene ribetes por dilucidar”, agregó el funcionario.

Consultado sobre el protocolo de la Policía para la utilización del arma reglamentaria dijo que “debe ser utilizada cuando está en serio riesgo inminente y latente la vida de sí mismo o terceras personas. Es para apelar un ataque inminente”.

Desde el colegio al que asistía Blas emitieron un comunicado, lamentando el episodio. “Con profundo dolor comunicamos el fallecimiento de Blas Correas, estudiante de sexto año B de nuestra institución. Deseamos, por medio de estas palabras, hacernos presentes en este momento crítico en el cual todos, como familia educativa, nos sentimos atravesados por este triste momento. Nos unimos en un fuerte abrazo en el misterio del sufrimiento de la familia de Blas y del resto de las familias involucradas, en este acontecimiento triste por cierto, que son parte de la vida y del corazón de nuestra comunidad educativa San José”, cita el comunicado.

El caso mantiene similitudes con otro hecho de brutalidad policial que involucró a jóvenes en un auto y una supuesta persecución, con las muertes de cuatro jóvenes en San Miguel del Monte, ocurridas en mayo de 2019.

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