Esta declaración contrasta con su previo silencio durante la indagatoria y forma parte de su estrategia defensiva, sugiriendo la existencia de «consentimiento».
En su testimonio de 17 páginas, el acusado, identificado como M.D.A.B., relató que la relación comenzó en 2018 y terminó en 2019, aunque hubo encuentros esporádicos posteriores. Según él, se conocieron en un evento parroquial donde la joven expresó sus sentimientos hacia él, lo que llevó al inicio de una amistad que se convirtió en una relación más íntima. Describió momentos compartidos, salidas y una supuesta comunicación constante por WhatsApp.
El quiebre, según su versión, ocurrió cuando la joven expresó su amor hacia él en su cumpleaños, lo que llevó al primer encuentro sexual entre ambos, tras lo cual continuaron viéndose y manteniendo contacto. Sin embargo, él decidió terminar la relación para seguir su camino como sacerdote, a lo que ella habría accedido.
El acusado insistió en que la relación fue amorosa y destacó los momentos compartidos, pero los investigadores tienen evidencia de una violación ocurrida en 2023 en el ámbito parroquial. Además, aunque hubo más víctimas denunciantes, estas desistieron de continuar con la acción penal.
El Obispado de Lomas de Zamora suspendió al acusado y lo apartó de sus funciones eclesiásticas, comprometiéndose a colaborar con la Justicia. Organizaciones como Madres Protectoras del Conurbano y la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos repudiaron el accionar del cura y solicitaron una revisión de las medidas adoptadas por las instituciones eclesiásticas y estatales.