En la casa de Albariños al 2100, del barrio Don Bosco, en Ramos Mejía, no había otras personas. Solo Sabrina Susana Coronel (27), una joven que vivía en el departamento C de una casa chorizo, junto a su pareja.
Este miércoles por la noche los vecinos escucharon los gritos y, después, los disparos.
La Policía llegó después de varios llamados al 911 e irrumpió en la propiedad luego de que nadie respondiera a los llamados. En el departamento de adelante viven la mamá y el papá de Nicolás Ezequiel Tinnirello (28), que oyeron los ruidos pero no se atrevieron a ingresar.
La escena era brutal: la mujer estaba tendida en su cama con tres disparos. Arriba, atravesado, estaba la pareja de la víctima, también muerto. En la mano tenía una pistola Bersa calibre 9 milímetros, la misma que solía fotografiar para subir a sus redes sociales.
Sabrina tenía dos tiros en el pecho y uno que ingresó por el codo mientras intentaba defenderse de la agresión. Murió antes de poder levantarse de la cama. Después de matarla, Tinnirello se disparó, también en el pecho y se desplomó sobre ella.
Fuentes judiciales confirmaron a Clarín que no se habían registrado denuncias previas por violencia de género ni la familia de Tinnirello advirtió antecedentes de maltrato en el terreno que compartían.
El femicida tenía una hija de 11 años, producto de una relación anterior. Trabajaba en un negocio familiar, una relojería para taxis, en el barrio de Mataderos.
Los investigadores presumen que el femicidio estuvo precedido por una discusión vinculada a una noticia: Sabrina estaba embarazada de 10 semanas.
Las ecografías y los estudios médicos habían quedado desparramados en la casa. Los peritos los encontraron mientras levantaban los rastros para avanzar con la investigación.
El primer impacto para quienes conocieron al femicida fue de sorpresa, ya que ni siquiera sospechaban de los antecedentes de violencia en la pareja, aunque reconocieron que él solía controlarla.
La investigación quedó en manos de la fiscalía especializada en Homicidios de La Matanza, a cargo de Marcos Borghi, que ordenó las pericias de autopsia y de la escena del crimen. Descartaron la intervención de terceras personas en el hecho y esperan acumular la evidencia para archivar el expediente.