Los crímenes de Ayelén Rolando, Lola Chomnalez, Candela Rodríguez, Melina Romero y Natalia Rocha, todavía "no tienen asesinos".
Por: Miguel Prieto [email protected] Eran jóvenes y fueron brutalmente asesinadas.
En ninguno de los casos hay condenados y en algunos, ni siquiera detenidos.Historias de horror, violencia e impunidad
En el año 2014 la cifra de crímenes contra chicas de entre 12 y 21 años ascendió a 36, según datos de la Casa del Encuentro, la asociación civil que -ante la ausencia de estadísticas oficiales- se encarga de registrar el número de femicidios. De esta manera, ese año pasó a la historia como uno de los más violentos en contra de las mujeres de menor edad y tuvo un triste récord: cada diez días mataron a una joven.
Sin embargo, esta estadística no refleja una problemática que sea nueva en la Argentina. En los últimos años los casos de asesinatos de chicas en este rango fueron moneda corriente. Los medios dedicaron horas y horas de aire e incontables artículos para describir con lujo de detalles el horror al que fueron sometidas las víctimas. Reflejaron la indignación de miles de personas que casi en una sola voz pedían que se esclarecieran esos homicidios. Y sobre todo, se escuchó el clamor de los familiares que lo único que exigían era justicia.
Y justamente eso, justicia, fue el objetivo que en muchos de esos casos no se obtuvo. Crímenes resonantes, investigaciones de gran impacto y una sociedad movilizada. El resultado siempre fue el mismo: una joven muerta y ningún culpable condenado o en camino a serlo. En esta nota, Infobae hace un recuento de cinco de los femicidios recientes que tuvieron un gran impacto en la opinión pública pero que aún hoy siguen impunes.
El crimen de Candela, una muerte que conmocionó a la sociedad
La tarde del 22 de agosto de 2011 Candela Sol Rodríguez Labrador fue secuestrada cerca de su casa en la localidad bonaerense de Villa Tesei. La menor se despidió de su madre, Carola Labrador, para encontrarse con unas amigas de la iglesia en la esquina de Bustamante y Coracero, pero nunca llegó a su destino. A partir de ese momento se inició una desesperada búsqueda que involucró a gran parte de la sociedad. Hubo movilizaciones, intervinieron las más altas autoridades provinciales, miles expresaron su solidaridad y hasta los medios de comunicación fueron puestos al servicio de la familia para dar con su paradero.
Sin embargo, la peor de las noticias llegó. El 31 de agosto, la nena de 11 años fue hallada muerta, asfixiada y dentro de una bolsa por una cartonera a unas 30 cuadras de su casa. La propia madre, en compañía del gobernador de la Provincia, Daniel Scioli, fue a reconocer el cadáver. Show mediático de por medio.
Desde el minuto cero se comenzaron a tejer un sinfín de hipótesis. Los investigadores nunca supieron con certeza qué camino tomar. Como suele pasar en un caso de estas características, empezaron a aparecer los sospechosos que entraban y salían de la cárcel como si fuesen nada más que espectadores de lujo en una causa que desde el comienzo se manifestó enredada y confusa. Incluso fue tal el desconcierto que se llegó a sospechar hasta de la propia madre.
El caso estuvo vinculado a un crimen por ajuste de cuentas relacionado con su padre –un hombre que estaba preso por robo al momento del asesinato- aunque nunca se terminó de definir quién y por qué la mataron. En estos cuatro años hubo un total de cinco detenidos, quienes fueron liberados por falta de pruebas. Pero fue la misma Justicia la que revocó parcialmente dicha decisión y en marzo del año pasado resolvió que los dos principales sospechosos, Hugo Bermúdez (54) y Leonardo Jara (35), quienes están imputados de la "privación ilegal de la libertad seguida de muerte" de la chica", fueran detenidos.
En el medio hasta se llegó a crear una Comisión de Investigación en el Senado provincial para determinar qué ocurrió con la joven aquella tarde de agosto de 2011. Sin embargo nunca se conocieron sus resultados o por lo menos nunca fueron tomados en cuenta. Como si fuera poco, un testigo clave fue asesinado y la propia mamá de Candela fue víctima de un sospechoso ataque en su casa que nunca fue aclarado.
El 31 de diciembre pasado, la Cámara Penal de Morón confirmó la prisión preventiva de ambos detenidos. La causa fue elevada a juicio a mediados de 2014 con Jara y Bermúdez y otros tres acusados a los que se les atribuyen distintos roles: Fabián Gómez (43), Néstor Altamirano (56) y Gladys Cabrera (43); estos últimos están en libertad. El debate todavía no tiene fecha de inicio, ya que los defensores se opusieron a la elevación a juicio e hicieron varias presentaciones que aún se están resolviendo. Por lo pronto, el caso que conmocionó a un país sigue impune.
El horror del crimen de Natalia Rocha
Natalia Rocha tenía 16 años, la asesinaron a golpes y durante diez días estuvo sin identificar en una morgue a 30 cuadras de su casa. Este fue el triste final de la adolescente de la localidad de Moreno, quien apareció sin vida el 19 de enero de 2014.
Fue encontrada envuelta en una cortina roja en el arroyo Las Catonas de Moreno, al oeste del conurbano. Su cuerpo presentaba signos de violencia. Sus manos estaban atadas, el cráneo y la mandíbula fracturada; y la habían violado.
En medio de la intensa búsqueda de su familia, la habían registrado en la morgue como una mujer de 30 años. De acuerdo con el testimonio de testigos, la última vez que la vieron con vida estaba en una parada de colectivos con una amiga.
Cuatro varones que conocía, pasaron frente a ella en un auto y ella se subió. Eran dos menores y dos mayores de edad. Abusaron de ella. Todos fueron detenidos tiempo después. Uno de los adultos se ahorcó en una comisaría de Bella Vista.
Los dos chicos acusados del crimen fueron juzgados en el Tribunal de Responsabilidad Penal Juvenil 1 de San Miguel, El otro adulto responsable e identificado como Roberto "Beto Piojo" Marteu, está libre y se mueve por el barrio con total impunidad.
Melina Romero, la muerte después de ir a bailar
Esta joven de 17 años desapareció el 24 de agosto de 2014 luego de salir a bailar con amigos al boliche Chankanab, de San Martín. Las cámaras de seguridad de la discoteca registraron el momento en que la adolescente sale en compañía de un joven. Desde ese momento no se supo más. Su cuerpo apareció en un descampado de José León Suárez un mes después. Los investigadores se centraron en un único testimonio.
Se trata de la versión de una joven identificada como Melody, una supuesta amiga de la víctima que acusó gravemente a cuatro personas por el asesinato y desaparición del cuerpo. Sin embargo, días antes de que finalice el 2014, la Justicia decidió liberar a todos los detenidos.
Se habló de una fiesta sexual, con drogas y alcohol, en la que presuntamente habría participado la joven víctima. Nunca se comprobó. Los cuatro detenidos fueron identificados como "Toto", un menor de edad que desde siempre negó conocer a Melina, el pai César Sánchez, Joel "Chavito" Fernández y Elías "Narigón" Fernández.
A mediados del mes pasado, Fernanda Billone, fiscal del caso, solicitó la elevación a juicio de estos tres últimos sospechosos. Los acusa de "femicidio, violación seguida de muerte y privación de la libertad coactiva". Sin embargo, se encuentran en libertad, beneficiados por una supuesta "falta de méritos". En el pedido de Billone no entró el único menor comprometido, que permanece en libertad y a disposición del fuero penal juvenil.
Ayelén Rolando, la chica que murió en su propia casa
"No voy a parar hasta que haya un responsable", dijo Walter Rolando, el padre de Ayelén, la joven de 14 años que fue encontrada sin vida por su hermano en su casa de Brandsen al 300, en la ciudad bonaerense de Tandil el 21 de agosto del año pasado.
En medio de una marcha llevada a cabo más de un año después para mantener vigente el reclamo por el esclarecimiento del crimen, el papá de la nena criticó la investigación y denunció todo un entramado de encubrimiento policial. Aseguró que el desarrollo de la instrucción fue"bastante anormal" y dejó "mucho que desear".
Pasó más de un año del hecho que conmocionó a la ciudad y hoy la causa se encuentra en el Fuero Penal Juvenil, que investiga la responsabilidad del hermano de la víctima, hasta ahora el único sospechoso. Sin embargo, Walter respaldó a su hijo y apuntó directamente contra la madre, un tío y otro hombre. Sostiene que a la joven la mataron en un ritual umbanda.
Según el hombre, los peritajes sobre el menor "dieron todos negativos" y estimó que "hay una mano negra, un encubrimiento judicial y policial porque a este señor nadie lo toca". En este caso hace referencia a un "pai" que tendría vínculo con su ex mujer y a quien apuntó como el "responsable de la muerte de mi hija".
La muerte se produjo por "asfixia mecánica por compresión a nivel cuello, con paro cardiorrespiratorio traumático". Además, la autopsia indicó que el cuerpo no presenta otras lesiones, lo cual hizo creer a los investigadores que Ayelén no intentó defenderse, o que ni siquiera hubo una agresión directa.
Más allá de las acusaciones, la única certeza es que la causa está estancada. Pasó al Fuero Penal Juvenil una vez que el fiscal se declaró incompetente por tener una sospecha sobre Ángel, el hermano de Ayelén. Pero en ese ámbito tampoco encontraron elementos que puedan probar la responsabilidad del menor.
El caso de Lola Chomnalez, un asesinato que involucró a dos países
La tranquilidad del último verano se vio interrumpida por la sorpresiva y misteriosa muerte de la joven de 15 años cerca de una playa de Uruguay. Lola había llegado sola a la localidad de Valizas a pasar el fin de año junto a su madrina, el marido, la hija de ambos y un hijo de 14 años de un matrimonio anterior de él. La chica era nieta de Beatriz Chomnalez, una reconocida cocinera argentina.
Sin embargo, todo cambió la tarde del domingo 28 de diciembre del año pasado, cuando la menor fue a caminar sola y no se supo nunca más nada sobre su paradero hasta dos días después, cuando apareció muerta.
Su cuerpo fue encontrado en el camino al balneario Aguas Dulces, a unos cuatro kilómetros al norte de la pequeña localidad uruguaya. Según se detalló en la causa, el cuerpo estaba en posición fetal, cubierto de arena y hojarascas. La autopsia reveló que tenía cuatro cortes en el cuello (dos de estos más profundos), un fuerte golpe en la cabeza y otro puntazo en el antebrazo derecho. No tenía signos de haber sido violada.
Desde este punto todo fue confusión. El caso puso en jaque a la policía y a la justicia uruguaya que a diez meses de ocurrido el hecho no ha podido dilucidar o por lo menos sospechar quién pudo haber asesinado a la adolescente.
Hubo un desfile interminable de detenidos, que luego de pericias, exámenes de ADN y declaraciones de testigos, fueron liberados. En el medio, la investigación sufrió un cambio de jueza y en pocos meses el caso volvió a foja cero. Más de diez personas fueron detenidas en todo el proceso, pero puestas en libertad por falta de pruebas.
En julio se registró el último arresto. Se trató de un hombre que vivía en Montevideo. Según los medios locales, tenía antecedentes y cambió su declaración por lo menos cuatro veces. Luego de que le tomaron una muestra de ADN, el resultado fue negativo y lo liberaron. Así, el caso volvió a quedar sin detenidos y el crimen se encamina a la impunidad.