Miño se encontraba prófuga desde el sábado, cuando fueron detenidos otros cinco policías que, al igual que ella, están acusados de haber adulterado la escena del hecho y «plantado» un arma.
Trataron de simular un hecho de inseguridad, tras afirmar que la víctima y sus tres amigos eran delincuentes que se tirotearon con integrantes de la fuerza de seguridad.
Los imputados hasta ahora son el comisario Juan Romero y el subcomisario Roberto Inca, a cargo de la División Sumarios y Brigadas de la Comisaría Comunal 4; el comisario Fabián Du Santos, el principal Héctor Cuevas y la oficial Micaela Fariña, efectivos de la Comisaría Vecinal 4-D de la Policía de la Ciudad, a la que pertenece Miño.
Los fiscales Gómez Barbella y Heim consideraron a Miño y sus compañeros sospechosos de los delitos de «encubrimiento agravado, privaciones de la libertad agravadas y falsedades ideológicas», en consonancia con lo solicitado por los padres de Lucas y de los otros adolescentes.
Antes de entregarse, Miño difundió un video contando su versión sobre lo ocurrido. «Lamento muchísimo la pérdida de Lucas, pero no tuve nada que ver» aseguró.
En el video, filmado junto con su abogado, reconoció que cuando llegó al lugar donde se detuvo la Suran en la que viajaba Lucas con sus amigos, uno de los jóvenes le advirtió: «Le dispararon a mi amigo, no dijeron que eran policías, eran chorros».
Miño relató ser oriunda de Corrientes y haber llegado a la Ciudad de Buenos Aires hace tres años para ayudar a su familia. «A partir del 17 de noviembre nada volvió a ser lo mismo. Se siente el odio de la gente… por tres personas que hicieron algo mal. No todos son iguales, no todos hacemos lo mismo», afirmó.