El Tribunal Oral en lo Criminal dará a conocer este martes la sentencia sobre el ex gobernador de Tucumán José Alperovich, acusado de abuso sexual reiterado contra su sobrina y ex colaboradora personal.
El exsenador no quiso decir sus últimas palabras antes del veredicto, el juez Juan Martín Ramos Padilla fijó para las 20 de hoy, luego de un cuarto intermedio. En su indagatoria, negó haberla abusado. La fiscalía pidió para él 16 años y medio de prisión. La querella reclamó 22 años. Desde ese día, Alperovich vive con custodia policial.
El exmandatario provincial está acusado de haber cometido entre nueve y diez delitos de tentativa de abuso, abuso simple y abuso agravado con acceso carnal en perjuicio de la hija de su primo hermano entre diciembre de 2017, ni bien ingresó la denunciante a trabajar como mano derecha del entonces senador nacional, y marzo de 2018. El juicio se inició el 5 de febrero y se llevaron a cabo 15 audiencias donde desfilaron casi 70 testigos y peritos.
Alperovich llegó a las 12:20 al edificio de la calle Paraguay al 1500, donde está la sede del tribunal que lo juzga. Lo hizo con sus cuatro hijos y los tres policías que desde hace una semana lo custodian por orden del magistrado y a pedido de los acusadores antes el riesgo de que se fugue. Los familiares y la custodia le hicieron una suerte de “scrum” para atravesar a los periodistas que lo esperan e ingresar al edificio. No hizo declaraciones.
Casi una hora después ingresó a la sala de audiencias. Se sentó junto con sus abogados. De traje azul, Alperovich llevaba en una de sus manos una medalla que miraba y tocaba. No habló son nadie. Sus cuatro hijos y otras dos mujeres que lo acompañaron se sentaron en la primer fila de la sala. Se abrazaban, se agarraban de las manos y se daban fuerzas.
A las 13:25 ingresó el juez Ramos Padilla. La audiencia fue extremadamente breve. El magistrado le dijo a Alperovich que si quería podía decir sus últimas palabras antes del veredicto. Dijo que no y el juez anunció que a las 20 horas dará el veredicto.
Los hijos se acercaron a Alperovich. Lo abrazaron y nuevamente lo escoltaron para atravesar a los periodistas y salir de la sala de audiencias. Nuevamente Alperovich no contestó ninguna pregunta.
Para los acusadores, los “accesos”, “tocamientos” y “situaciones indecorosas” se perpetraron en uno los departamentos del acusado en Puerto Madero; en su auto personal mientras viajaban a realizar visitas al interior de Tucumán en el marco de una campaña proselitista para competir contra Juan Manzur por la gobernación de 2019; en el búnker de Alperovich de la calle Martín Fierro de la capital provincial y en dos quintas de la localidad de Yerba Buena.
“Se puede afirmar, más allá de toda duda razonable, que José Jorge Alperovich es el autor de todos los hechos (…), que ocurrieron en diferentes domicilios ubicados tanto en esta ciudad como en San Miguel de Tucumán y en el vehículo de Alperovich. Para cometerlos, el imputado se valió de su enorme poder que detentaba a nivel laboral, familiar y político en toda la provincia. Él había sido elegido tres veces gobernador y era, para la época de los hechos, senador nacional y asesor ad honorem para la provincia”, expresó la querellante Carolina Cymerman al alegar en compañía de su colega Pablo Rovatti.
A su turno, el representante del Ministerio Público, Sandro Abraldes, expresó: “Este juicio es un juicio de la impunidad del poder”, y precisó: “José Alperovich estuvo siempre ubicado arriba, en una posición de poder amplio, y F.L. muy por debajo, en un área de sometimiento. Según sostuvo, el acusado, cuando vio a la denunciante (por primera vez, en un evento político), decidió que debía sumarla a su equipo porque su belleza física le provocó un gran impacto. No la quería para trabajar con él, la quería para la cama”. Luego calificó al imputado de “caudillo”, “jerarca” y “patriarcal”, y remató: “El gran mandón puede hacer lo que quiere, cuando quiere. (…) Así es que la convirtió en un objeto de su placer sexual”.
La defensa, además de rechazar la existencia de todos los hechos, abonó la teoría de una “causa armada” esbozada por Alperovich durante su declaración del pasado 3 de junio. Para eso, deslizó sospechas respecto de la financiación de los pasacalles que salieron a la luz un día después de la carta que publicó la denunciante en noviembre de 2019 acusando de abuso a su tío segundo. Esos carteles, dijo, se vieron en Buenos Aires, Córdoba y Tucumán y vinculaban al imputado con el actor Juan Darthes. En ese marco apuntó contra el actual diputado nacional Carlos Cisneros, reconocido adversario político del ex gobernador en su provincia.
“No la abusé, estoy muerto en vida”, dijo. “Sé que todos dirán lo mismo, pero yo quiero decirle, señor juez, que tengo 68 años, 11 nietos, 4 hijos… Quiero la verdad, porque esto me mató”, expresó aquel 5 de febrero.
A su vez, ese día precisó: “¿Voy a arruinar mi vida a esta edad? Yo no abusé de ella”, y sobre el origen del proceso penal en curso, añadió: “Esta causa fue armada”.
Además de las penas de prisión, los acusadores pidieron la detención preventiva del exsenador para el caso en que resulte condenatorio el veredicto. El fiscal solicitó a su vez una indemnización para la denunciante y la inhibición general de bienes del imputado.
El juez Juan Ramos Padilla citó a la audiencia para este martes, a las 13. El ex gobernador eligió no decir sus últimas palabras de defensa. Acto seguido, el juez ordenó un cuarto intermedio hasta las 20 de hoy, donde definirá su veredicto.
De ser condenado, el ex gobernador podría seguir en libertad. La defensa buscará plantear eso porque su sentencia no está firme. Los acusadores, en cambio, reclamaron su detención. La consigna policial que fijó el juez tras la lectura del alegato fiscal permite sospechar que podría haber una condena alta, aunque la aplicación de algunos artículos del nuevo Código Procesal Penal permiten medidas alternativas antes de mandar a alguien a la cárcel, como una tobillera o la prisión domiciliaria. Será decisión de Ramos Padilla.