Diego Germán Romero, un testigo clave en la investigación que la Justicia provincial siguió contra la banda de Los Monos, fue asesinado de cinco tiros el sábado a la noche en la puerta de su casa, en la zona oeste.
Romero había declarado en 2013 ante el juez de Instrucción Juan Carlos Vienna y vinculó al clan Cantero con la venta de drogas, un ataque en su contra y el asesinato de un hombre. Cuando se inició el juicio oral y público y fue citado a declarar, primero no se presentó y cuando lo hizo, trasladado por la fuerza pública, dijo que nada de lo que constaba en el acta con su declaración previa había salido de su boca. Los fiscales investigan si el crimen de Romero está relacionado con los datos que aportó contra Los Monos, aunque familia de la víctima negó de tajo esa posibilidad: «Fue por un problema personal que él tenía, no tiene nada que ver con los Monos», aseguró su mamá.
Romero, de 37 años, recibió cinco balazos cerca de las 22.30 del sábado en la puerta de su casa de Barra y La Paz. «Estábamos cenando y Diego estaba hablando en la puerta de mi casa con un albañil que trabajaba con él. Una moto Honda Titán gris apareció en contramano por Barra, se bajó uno y tiró varias veces. Eran jóvenes por la agilidad con que se movían, tardaron segundos», dijo la madre de Romero a LaCapital.
El fiscal Luis Schiappa Pietra detalló que en el lugar se levantaron varias vainas servidas que a simple vista parecen ser calibre 9 milímetros, aunque esperarán a que las pericias balísticas confirmen ese dato. Los testigos consultados en el barrio dieron detalles de la mecánica del crimen pero dijeron no recordar nada que pueda servir para identificar a los atacantes. Los investigadores ordenaron el relevamiento de cámaras de vigilancia de la zona para intentar obtener más información.
Romero fue testigo en el juicio oral y público que tuvo en el banquillo a 25 personas acusadas de pertenecer a la banda de Los Monos, definida como una asociación ilícita conformada para cometer diferentes delitos que terminó con 19 de los imputados condenados. El debate se inició en octubre de 2017 y Romero estaba citado para el mes de diciembre, pero no se presentó a declarar. El juicio entró en un receso de un mes y después de la feria judicial de enero de 2018, el hombre fue trasladado al Centro de Justicia Penal por la fuerza pública, que lo fue a buscar hasta la provincia de Chaco, adonde estaba viviendo.
Su declaración se concretó el 9 de febrero. Ese día sostuvo que no había acatado a la citación porque no tenía nada para decir. Pero el fiscal Gonzalo Fernández Bussy sí tenía cosas para preguntarle en relación a la primera declaración que había realizado en el marco de la investigación contra Los Monos.
El 11 de junio de 2013, Romero declaró en el juzgado de Instrucción 4, a cargo de Juan Carlos Vienna. Dijo que se había enterado de la investigación contra el clan de barrio Las Flores y que quería aportar información «para que se termine el flagelo de la droga, porque se están muriendo pibes». También reveló que él mismo era adicto y dijo conocer a la familia Cantero porque algunos de sus miembros habían estado detenidos con sus hermanos en la cárcel de Coronda y porque él había vivido en Las Flores en 2001.
En esa declaración, que consta en un acta que lleva su firma, Romero habló de una propuesta laboral que había recibido por parte de Mariano Salomón (condenado por integrar la segunda línea de la banda), «Monchi» Cantero y su hermano de crianza «Guille» Cantero (condenados como líderes del grupo delictivo), para atender un búnker de Lima y 27 de Febrero doce horas al día por 500 pesos y drogas como jornal. «Como no acepté la propuesta, me tiraron un tiro en la pierna», reza el acta que también sindica al tirador: «fue el Chino González», dijo a Vienna tras definirlo como «el sicario más importante de la organización». Además explica que no fue al hospital ni denunció lo ocurrido por miedo.
En 2013, Romero hizo además referencia a un homicidio que presenció y atribuyó a Los Monos: dijo que habían matado a su amigo Antonio Domínguez, que trabajaba en un búnker de Valparaíso y Casablanca regenteado por «La Gorda» Carmen, a quien apretaron para que dejara de vender y, como ella se había negado, mataron a Domínguez, «que era como su hijo».
A lo largo del juicio oral y público contra Los Monos fueron varios los testigos que declararon en forma opuesta a como lo habían hecho durante la etapa de Instrucción. A riesgo de que la Fiscalía concretara en su contra una denuncia por falso testimonio, tal y como Fernández Bussy había advertido al Tribunal, Romero se manejó del mismo modo al desconocer todo el contenido del acta. «Todo eso lo armaron (el ex Jefe de la División Judicial) Cristian Romero, el juez Vienna y el fiscal (de Cámara Guillermo) Camporini», afirmó.
«Quieren ligar la muerte de mi hijo con el tema de Los Monos, porque él declaró en esa causa, pero esta muerte no tiene nada que ver con eso, fue por un problema personal que él tenía. No tiene nada que ver con los Monos», sostuvo ayer la mamá de Romero. «A mi hijo todos lo conocen en el barrio y estuvo muchas veces preso, pero su muerte no está ligada a los Cantero», precisó.
Su hermano reafirmó esa misma versión: «Lo de los Monos él ya lo había arreglado con la Justicia. Lo mataron por un problema estrictamente personal y nada más, pero no voy a decir de qué se trata».
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