Asesinan a quemarropa a uno de los líderes de la barra de Newell’s

Puertas adentro, los chicos corren. Algunos juegan al tenis. Otros patean una pelota. El griterío envuelve a esas hectáreas del Parque Independencia.

 
Puertas para afuera, el estruendo de las balas siembra terror. Ni el escenario (un club social y deportivo), ni la luz del día (plena tarde) amedrentan a los agresores. El asesinato se ejecuta con saña. Una moto irrumpe en la calle que desemboca al acceso principal y uno de sus ocupantes efectúa 9 disparos a quemarropa. La paz se altera en cuestión de segundos. Y el silencio se adueña del lugar.
 
La muerte parece estar enquistada en el fútbol de Rosario. La pelota se manchó hace tiempo con barras que juegan a todo o nada y con dirigentes que, siempre, miran para otro lado. La complicidad por acción, complicidad u omisión alcanza a la esfera política y policial. Tres barrabravas fueron asesinados en los últimos doce días. Los tres crímenes están entrecruzados por dos negocios que desde hace un largo tiempo van de la mano: la venta de droga y el liderazgo de los paravalanchas.
 
La víctima fue Matías Franchetti, uno de los jefes de la hinchada de Newell´s. Algunos lo definían como el "nuevo capo de la barra". Otros como "un referente en ascenso". Lo cierto es que su figura había tomado mucho en un momento de incertidumbre política por una Comisión Directiva en retirada. En pocos días (19 de junio), Newell´s tendrá nuevo presidente.
 
La gestión política que en 2008 acabó con el autoritarismo de Eduardo López –mandatario que gobernó al club durante 14 años– recuperó la democracia y la vida social, pero no acabó con el oscuro poder de los barras. Hubo un cambio de figuritas. Diego "El Pandero" Ochoa desplazó a Roberto "Pimpi" Camino, quien año y medio más tarde fue acribillado en un bar de la ciudad. El reinado del nuevo líder duró poco. En agosto de 2013 fue detenido por estar acusado de mandar a matar a Camino y a uno de sus principales laderos.
 
Sin embargo, sus alianzas en la tribuna le permitieron conservar parte del poder. Dejó a su mano derecha a cargo y se las ingenió para dirigir a su patota desde la cárcel. Hasta enero del año pasado gozó de los privilegios de una "celda vip" en una comisaría de Arroyo Seco. Tenía celulares y las mayores comodidades. La Fiscal Marisol Fabbro, a cargo de la investigación, deberá dilucidar el rol de Franchetti en la configuración de una barra con recelos y algunas internas.
 
Por lo pronto, su apellido ya figura en el mapa delictivo de la ciudad. Entre 2012 y 2015 estuvo detenido en Portugal en una causa emblemática de narcotráfico conocida como "Carbón Blanco". Fue miembro de la banda conformada por empresarios y abogados que contrabandeó toneladas de cocaína a Europa. Cuando recuperó la libertad, volvió a su ciudad natal. La muerte lo estaba esperando en la puerta del club que pretendía liderar desde el paravalancha.
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