La mujer notó las primeras señales de alarma a finales de 2017. Su hija, de 4 años, terminaba su primer año en el Jardín Belén de San Pedro, cuando comenzó a tener actitudes extrañas.
El colmo fue cuando la nena, en medio de una tarde de juegos, le dijo a la madre “¿Querés que te haga pis en la boca como en el jardín?”. Asustada, la madre se acercó al establecimiento para buscar explicaciones. No las obtuvo, nadie le prestó atención. Pero a los pocos días surgieron más coincidencias, episodios como el de su hija. Entonces, intervino la Justicia. Hubo imputados, que fueron detenidos a fines de 2018.
Hoy lunes, cinco años después de ese primer testimonio, este mediodía en el Tribunal Oral Criminal Nº2 de San Nicolás de los Arroyos comenzó el juicio contra el sacerdote Tulio Matuzzi, el portero Anselmo Ojeda y la preceptora María Luján Rubíes. Los tres están acusados de abuso sexual simple agravado.
Los testimonios que recabó la Justicia en la etapa de investigación previa al juicio que inicia hoy, son particularmente aberrantes. Cinco menores contaron los presuntos abusos dentro del establecimiento. Lo hicieron en Cámara Gesell, frente a profesionales que luego afirmaron que los testimonios eran coherentes
Al momento de elevar la causa a juicio oral, el fiscal Hernán Granda habló de “abusos que se realizaban tanto en forma individual o colectiva” dentro del jardín. Además, especifico que las violaciones se daban con “los otros compañeritos como testigos” y que se producían en “la zona de baños, cocina, patios, SUM y dentro de la Iglesia San Roque contigua al jardín, donde el cura Tulio Mattiussi oficiaba como sacerdote”.
Los testimonios de los chicos, fueron las principales pruebas de las que se valió la justicia para avanzar en el expediente. En esas declaraciones, a las que accedió Infobae, se revela un infierno explicado con palabras infantiles.
En la foja 980/7 de la causa figura el primero de los testimonios. Quien habla es una nena de 4 años: “Antes iba a otro jardín, pero dejé de ir porque me hacían mal. A mi y a otros nenes nos hacían cosquillitas en la cola y nos pintaban y después nos metían lápices en la cola. A mi amiga le chupaban la coleta”.
Hay otro testimonio, de otra nena también de 4 años, que apunta directamente al párroco Tulio Mattiuzzi y al portero Anselmo Ojeda: “Tulio es un señor grande que me pega en la pochola cuando estamos en la Iglesia. Anselmo me tocaba la cola, con la mano, en la sala y estaba la señorita. El padre Tulio hacía lo mismo. No me gustaría volver al jardín para que no me pasen las mismas cosas”.
Según las profesionales que llevaron adelante las Cámaras Gesell, los menores tienen “conocimientos sexuales que exceden los esperados para su edad”. Sostuvieron también que muchos “posicionaron los juguetes presentes en la sala de manera sexual”.
Los análisis psicológicos también fueron concluyentes. En las fojas 458/9, 461/2 y 717/9 se leen las conclusiones de las pericias a los menores. “Todos presentan indicadores de ASI (Abuso Sexual Infantil). Sus relatos son espontáneos y veraces. Los menores fueron objeto de abuso, obedeciendo al manejo de poder intimidatorio y manipulador, aprovechando la vulnerabilidad de los niños. Se evidencian relatos donde la violencia, el temor y una actitud persecutoria, son representadas como indicador de algo traumático”.
También fueron tenidos en cuenta, los testimonios de los padres donde contaron, bajo juramento, los comportamientos de sus hijos. “Noté enrojecimiento en las partes intimas de mi hija. Cada vez que le refería el nombre Tulio tenía comportamientos sexuales como tocarme la cola y apoyar la cara y moverla”.
Otra mujer relató frente al fiscal que su hija “jugaba con dos muñecos que los ponía en posición sexual. Me dijo también que Anselmo (por el portero Ojeda), la acompañaba al baño y le limpiaba la cola. Además me dijo que Tulio le tocaba la pochola y también la cola”.
Si bien en un principio la imputación, y el procesamiento, contra los tres acusados incluía el agravante de acceso carnal, lo que aumentaba la posible pena, a último momento el fiscal decidió modificarlo.
Es que, sobre el final de la instrucción, la defensa de los acusados pidió que vuelva a declarar la pediatra de una de las menores, llamada Liliana Savio. En sus primeros dichos frente a la Justicia, la profesional había señalado que encontró lesiones compatibles con abuso sexual, luego dijo lo contrario. Expresó que les lesiones eran “externas” y que podrían tratarse de “un roce” o “lesiones autoinfligidas”.
Debido a esto, el fiscal Granda ordenó un nuevo peritaje. La especialista que lo realizó expresó en su informe final que “no existen lesiones a nivel genital por lo que se descarta el intento de penetración”.
El fiscal decidió elevar a juicio a los tres acusados por el delito de abuso sexual simple agravado por la calidad de sus autores, por tener a su cargo la guarda de los menores afectados y, en el caso del cura, por ser un ministro de culto. Sólo uno llega al debate oral con prisión domiciliaria, se trata del portero Ojeda.
En un comunicado en la previa del juicio, los padres aseguraron estar “convencidos de que los tres imputados son culpables, porque nuestros hijos no mienten y porque en la causa sobran pruebas que los incriminan”.
Las audiencias comenzaron hoy y serán de manera correlativa hasta el viernes donde, posiblemente, se escuche la sentencia. Las penas a las que podrían enfrentarse el cura Tulio Matuzzi, el portero Anselmo Ojeda y la preceptora María Luján Rubíes van de los 4 a los 10 años.