El show de los 80 sobre la penetración alienígena se transformó en una serie de culto que traspasó generaciones. 40 años después, Kenneth Johnson, su creador, reveló detalles desconocidos
Hace 40 años todas las adolescentes jugaban a ser Diana. Y la posibilidad de comerse una rata en cámara lenta atormentaba los sueños de los más pequeños que se animan a ver el show a escondidas. V, Invasión extraterrestre revolucionó la televisión norteamericana y conquistó el mundo entero.
Pasaron más de cuatro décadas y el legado sigue intacto. El show, de hecho, se ha transformado en una pieza de culto dentro de la ciencia ficción.
El escritor, productor y director del icónico programa, Kenneth Johnson nunca ha dejado de recibir correos de fans sobre la serie que creó en 1983 y que sacudió al planeta con su cruda descripción de autoritarios de sangre fría que conquistaban el mundo
Los invasores con trajes rojos, gafas oscuras y gorras de béisbol eran en realidad seres de otro planeta, inventados, pero Johnson pretendía que el drama de ciencia ficción fuera más que un mero show. Para él, era una inquietante advertencia.
V, Invasión extraterrestre llevó a la pantalla chica una megaproducción mientras presentaba una alegoría política espeluznante y profética. El título, revela Vanity Fair en un especial sobre el programa, tenía dos significados: V representaba a los Visitantes, que aparecen en nuestros cielos prometiendo avances médicos, nuevas tecnologías asombrosas y paz. También significaba “Victoria”, el grito de batalla de la rebelión que se forma cuando los recién llegados muestran su verdadera esencia como reptiles depredadores. Y a medida que crecía su poder, los alienígenas convierten a la resistencia en su nueva fuente de alimento favorita.
Se vio en más de 33 millones de hogares, lo que representó el 40 por ciento de toda la audiencia televisiva en los Estados Unidos. La popularidad del show generó una segunda miniserie, luego un programa semanal, y décadas más tarde, en 2009, se hizo una remake.
Y aunque el tiempo pasa, la historia alcanzó inesperadamente a las nuevas generaciones hasta convertirse en una serie de culto. Prueba de ello es que vestirse de rojo como los invasores es una opción recurrente entre los cosplayers en las convenciones.
La historia de fondo
Es probable que pocos fanáticos conozcan la historia de fondo de V, su origen como una parábola antifascista pura desprovista de extraterrestres, o el horrible crimen de la vida real que conmocionó a su elenco cuando una de sus estrellas, Dominique Dunne, fue asesinada salvajemente.
A principios de la década de 1980, Johnson estaba entre los mejores productores de televisión de Hollywood, después de haber escrito para The Six Million Dollar Man y creado su spin-off, The Bionic Woman, así como la serie de Marvel The Incredible Hulk. Quería usar la influencia que había logrado para crear algo más significativo. Algo que perdurara en el tiempo….
En Vanity Fair cuenta que la novela distópica de 1935 de Sinclair Lewis “No puede suceder aquí” fue su inspiración. El libro fue escrito por el premio Nobel en el momento del ascenso de Mussolini en Italia y la toma de Alemania por parte de Hitler, y Lewis pretendía que fuera una advertencia para los estadounidenses complacientes de que su democracia era más vulnerable de lo que creían.
En el libro de Lewis, Estados Unidos es destrozado por un extravagante político fanfarrón que utiliza el miedo y las promesas vacías a la clase trabajadora para ganar las elecciones antes de consolidar su poder, destrozando las tradiciones de gobierno, violando las leyes que lo limitan y avivando la paranoia y la división.
Pero la idea original de Johnson fue cambiando por la fuerza. Hubo que convencer a los ejecutivos de la cadena NBC y la negociación trajo cambios que terminaron siendo determinantes.
Brandon Tartikoff, quien había sido presidente de entretenimiento en NBC durante aproximadamente un año, quería algo audaz pero la idea de fascistas en Estados Unidos no le cerraba…
“¿No podría ser una fuerza externa? ¿Como los soviéticos o los chinos?’”, dijo, pero aún sin estar muy seguro de su propia idea.
Fue cuando un ejecutivo de programación que estaba casi de invitado en la reunión intervino. “Un joven llamado Jeff Sagansky estaba sentado en la esquina y dijo: ‘¿Qué hay de los extraterrestres, Kenny?’”.
Tartikoff murió en 1997, pero Sagansky, quien luego se convirtió en presidente de CBS Entertainment y luego copresidente de Sony Pictures, recuerda esa conversación. “Me levanté, me acerqué a la ventana y dije: ‘Imagine pequeñas naves espaciales zumbando arriba y abajo de Burbank Boulevard’”, dice Sagansky. “Estos extraterrestres dicen que vienen ‘en paz’”.
Johnson salió de la reunión con la mecha encendida. “Me asusté”, dice. “No quería quedar tan encasillado como el chico de la ciencia ficción”. Pero no lo descartó y comenzó a pensar en formas en que podría funcionar.
“Fui a casa esa noche y me di cuenta de que Jeff tenía una idea realmente brillante”, dice Johnson. “V siempre trató sobre cómo las personas individuales reaccionan ante el poder. Algunos adularán, como hicieron los franceses de Vichy con los nazis, y otros tratarán de mantener la cabeza gacha. Los héroes dicen: ‘Se está abusando de este poder y tenemos que contraatacar’”.
V era personal para Johnson. Creció en hogares donde el fanatismo y la intolerancia eran comunes. Nacido en Pine Bluff, Arkansas, en 1942, era un bebé cuando la familia se mudó a Washington, DC, durante la Segunda Guerra Mundial, para que su padre alistado pudiera servir en el estado mayor. Sus padres se divorciaron cuando él tenía cuatro años. “Papá volvió a Arkansas”, dice. “Lo visitaba a él y a mis parientes sureños en el verano, pero mi madre y mi padrastro, un yanqui de Worcester, Massachusetts, me criaron en las afueras de Washington, DC- Él era realmente antisemita”.
A mediados de la década de 1960, cuando trabajaba como productor en The Mike Douglas Show, se dio cuenta de la eficacia con la que la comunicación de masas podía hacer aceptables las opiniones desagradables. El afable Douglas presentaba a políticos, celebridades y atletas.
Con todo ese bagaje a cuestas, Johnson decidió que V sería su tratado sobre el encanto corruptor del prejuicio y el poder. Si para lograrlo tenía que incluir a lagartos, lo haría.
Reescribió su guión para centrarse en una invasión alienígena y V obtuvo luz verde. Con el compromiso de NBC de transmitirla, Warner Bros se comprometió a producir la miniserie de cuatro horas e invertirá USD 8 millones, casi lo mismo que George Lucas había obtenido por Star Wars seis años antes. Pero todo tenía que hacerse rápido. “Desde el día en que Brandon leyó el guion en un fin de semana y dijo que siguiera hasta el día en que dije ‘¡Acción!’ pasaron dos semanas y media”, cuenta aún maravillado. NBC necesitaba transmitir V en mayo de 1983. Pero la apretada agenda significó jornadas de grabación más largas y trabajo de fin de semana para el equipo. Entre eso y todos los efectos visuales y de maquillaje, el costo de V subió cada vez más.
La trama de centraba en una joven estudiante de medicina llamada Juliet Parrish, que pasa de trabajar en un laboratorio a liderar una revolución; un camarógrafo de televisión llamado Mike Donovan cuya cámara captura la verdadera naturaleza de los Visitantes; y una ejecutora despiadada conocida solo como Diana, que tenía la tarea de aplastar silenciosamente a la resistencia mientras sus superiores alienígenas se codeaban con los líderes de la Tierra y ofrecían un rostro público de paz.
El elenco era en su mayoría debutante, y el papel de Juliet Parrish fue para Faye Grant, de 25 años. Su personaje había trabajado en un laboratorio de investigación bioquímica antes de convertirse en la líder de la rebelión.
En busca de inspiración, Grant se acercó a Marie-Madeleine Fourcade, que tenía 30 años cuando dirigió una red de espionaje durante la ocupación nazi de Francia, canalizando información sobre las actividades alemanas a las fuerzas aliadas.
Para el otro protagonista de V, el camarógrafo televisivo cruzado, Johnson contrató a Marc Singer, de 34 años, estrella de la película Beastmaster. Y el papel extraterrestre clave fue el de la seductora y letal Diana, y Jane Badler, una joven de 28 años que entonces protagonizaba una telenovela, fue la elegida.
“Yo no tenía nada de humanidad”, recuerda. “La mayoría de las personas en algún lugar, tienen una chispa de bondad, algo de compasión, pero con Diana, no importa qué tan profundo fueras, no tenía nada de eso”.
El ritmo vertiginoso de la producción de V se hizo evidente para Badler de inmediato. El día después de su audición, Badler descubrió que obtuvo el trabajo. “Recibí una nota que decía: ‘No te vayas de la ciudad’”, dice. “Lo siguiente que supe fue que me estaban colocando una prótesis de reptil en el rostro”.
El personaje de Badler causó incluso más conmoción de la que cualquier productor pudiera imaginar. Los artistas de efectos especiales crearon una versión falsa de la cabeza de Badler que se construiría alrededor de una mandíbula mecánica que se desquiciaba como la de una serpiente para que Diana pudiera devorar a un gran roedor vivo.
El equipo también construyó un artilugio para la toma de seguimiento, utilizando un dispositivo inflable disfrazado alrededor del cuello de Badler para crear una serie de protuberancias, simulando el viaje de la criatura peluda por la garganta de Diana.
Aunque poner a V en marcha fue una lucha, la producción finalmente estaba rodando sin problemas cuando lo impensable descarriló todo. “Cuatro semanas después de la filmación, una de mis protagonistas femeninas fue asesinada”, recuerda Johnson.
La joven de 22 años había sido atacada afuera de su casa en West Hollywood el 30 de octubre de 1982, durante una discusión con un ex novio llamado John Thomas Sweeney, quien trabajaba como chef en el restaurante de moda Ma Maison.
El elenco de V se había vuelto inusualmente cercano, y la pérdida fue de lo más angustiosa para sus compañeros de reparto.
Tanto Grant como Johnson visitaron a Dunne en el hospital, pero no había nada que hacer. Su cerebro había estado privado de oxígeno durante demasiado tiempo durante el ataque. Después de cinco días sin esperanza de recuperación, su familia le quitó el soporte vital.
Packer había estado en la casa de Dunne el día que fue atacada y se convirtió en un testigo clave en el juicio por asesinato. Habían ido a almorzar juntos el sábado por la tarde antes de que ella fuera atacada, y Packer estaba allí cuando el enfurecido ex llegó esa noche, gritando y golpeando la puerta.
Packer permaneció en la casa mientras Dunne discutía en la calle con Sweeney. Cuando escuchó los gritos llamó a la policía. Cuando salió encontró a Sweeney arrodillado sobre Dunne, quien yacía inconsciente en la entrada de la casa de un vecino. Packer no fue acusado de ningún delito, pero enfrentó el desprecio público de quienes sentían que debería haber hecho más.
El éxito arrollador
El debut de V fue un éxito de público y crítica, pero la victoria del show resultó ser una pesadilla para Johnson. NBC quería más, pero Warner Bros no quería poner más dinero. El presupuesto inicial de USD 8 millones se había disparado a USD 13 millones y las finanzas parecían arriesgadas. “Creo que no les quedó claro cuán valioso era esto”, dice Sagansky, el ex ejecutivo de NBC.
En 2009 se estrenó V: los visitantes
NBC finalmente convenció a Warner Bros. de dar luz verde a una segunda miniserie. La secuela se llamaría V: La batalla final. Pero justo antes de que comenzara la producción, Johnson dice que recibió una llamada de un ejecutivo de Warner Bros… Lo dejaban afuera. No querían que él fuera el director.
Y todo cambió. Se subestimó la trama original y el costados venturero de de acción se comió al show.
V: La batalla final sobrevivió pero su sucesora, V, la serie, se convirtió en “una tontería cursi”, acusa Johnson. Al público no le gustó y fue cancelada después de solo una temporada parcial.
Johnson tampoco participó de la remake de 2009.
En los últimos años, el cerebro de V, ha expresado su deseo de revivir la serie para una nueva generación. Consciente de la vigencia de sus temas, Johnson pretende llevar V de nuevo a la pantalla, dándole otro enfoque a la historia que cautivó a millones de personas en los años ochenta. “Johnson espera recuperar el programa, de los ejecutivos que lo arruinaron, de los obsesivos de la conspiración que lo malinterpretaron y del relicario de la televisión nostálgica”, escribe con esperanza el columnista de VF Anthony Breznican. La idea es transformar el antiguo show en una saga de películas.