Manejan casos de alto impacto que mezclan fama, política y dinero. La gente los reconoce y generan rating cada vez que aparecen en la televisión. Cómo trabajan y piensan Fernando Burlando, Miguel Ángel Pierri y Ana Rosenfeld.
Nicolás Diana (Clarín)
Fernando Burlando, abogado, millonario, amante de los caballos de polo y metrosexual, se presenta: «Yo siempre digo lo mismo, hay muchos abogados que se hacen conocidos por dar vueltas en los medios y hablar de cualquier cosa. Pero yo me hice famoso por los casos que llevé adelante. Esa es la diferencia». Ahora, en su agenda de expedientes de alto impacto figura uno que tiene ramificaciones internacionales. Defiende al actor Juan Darthes, acusado de haber abusado sexualmente de Thelma Fardín cuando tenía 16 años en una gira por Nicaragua de Patito Feo, la serie que compartían.
Su colega, la abogada Ana Rosenfeld, más conocida como «el terror de los maridos», acaba de quedar envuelta en un escándalo luego de que el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires la suspendiera por un año por su renuncia a la defensa de Darthés, un día antes de que se hiciera pública la denuncia de Fardín. Los roles se invirtieron y ahora es ella la protagonista de una noticia judicial cuando suelen ser los casos que representa los que suman rating y espacios en los canales, webs de chimentos y revistas del corazón. «Es un escándalo, es vergonzoso lo que me hicieron. Voy a apelar. Me llamaron amigos, colegas, clientes, todo el mundo para darme apoyo», cuenta a Clarín a pocas horas de conocida la noticia. «Voy a dar batalla», agrega la abogada que logró instalarse como la mejor defensora de la mujeres a la hora de separar los bienes en un divorcio. Los maridos, prefieren no tenerla enfrente. «No me quieren», bromea.
El tridente de los abogados mediáticos lo cierra Miguel Ángel Pierri ahora al frente de la defensa de «El Pepo», el cantante de cumbia que está detenido y procesado por «doble homicidio culposo agravado y lesiones graves culposas» por el vuelco que protagonizó con su camioneta Honda CRV blanca en la ruta 63, el 20 de julio pasado. Penalista, Pierri, como Burlando, defendió de todo. Narcos, asesinos, barra bravas, actores, actrices, cantantes y famosos.
Se ríe cuando le preguntan sobre sus defensas más polémicas. «Mi mamá Elvira me decía: ‘vos siempre estás con los malos'», cuenta gracioso. Y agrega: «Cuando lo representé a Di Zeo (Rafael, jefe de la barrabrava de Boca) no le gustaba nada. ‘Por qué lo defendés’, me decía enojada».
Entre los tres se conocen y respetan. Incluso en algunos casos llegan a ser amigos, como Burlando y Rosenfeld. Además, se parecen en sus estilos y formas: son conocidos, algo excéntricos, tienen gustos caros e incluso viven como millonarios, entre la ostentación y el lujo. Ejemplo: Burlando colecciona caballos de polo, una de sus pasiones; Rosenfeld tiene un yate que lleva todos los veranos a Punta del Este en el que suele pasar largas horas disfrutando del sol y el calor. Y Pierri es un músico amateur que colecciona instrumentos y acaba de comprarse un piano y guitarra Gibson Les Paul. «Toco todos los fines de semana. Vienen amigos e improvisamos», cuenta. «Gasto todo ahí», admite.
Por su capacidad, astucia y olfato, desde hace años, el tridente de los abogados mediáticos viene manejando los casos judiciales que más repercuten en los medios.
En sus estudios llueven los llamados y una consulta con ellos solo para contarles de qué se trata un caso no es para nada accesible. Son reticentes a dar un número, pero rondaría los US$ 500, según revelan otros colegas. Los honorarios se fijarán después, luego de evaluar la situación y dependerán de lo que tengan que resolver.
Burlando tiene dos bufetes. El más llamativo es el de la ciudad de La Plata. Lo hizo construir igual al que tenía John Milton, el personaje que encarnó Al Pacino en la película «El abogado del diablo». En el de Puerto Madero abunda el mármol y está todo decorado en blanco y negro. El estudio de Pierri también tiene lo suyo. Hizo construir, en una de las salas, un recinto similar al de los juicios orales y públicos con estrados y sectores para los jurados que utiliza para practicar con los 15 abogados que trabajan junto a él.
En el de Rosenfeld, sobre la calle Reconquista, sobresale el mármol y las grandes mesas para reuniones y las fotos con sus clientas más famosas.
Rodrigo, Darthes y la fama
24 de junio de 2001. Rodrigo Bueno, el cuartetero más exitoso de los últimos tiempos, acaba de morir en un accidente en la Autopista La Plata – Buenos Aires. Volcó con su camioneta cuando volvía de actuar en City Bell. «Tuve que reconocer el cadáver en Berazategui», recuerda Pierri que era amigo del cantante. «La muerte de Rodrigo me cambió la vida. No lo cuidaron, lo entregaron», dice.
«Cuando llegué a la morgue vi el cuerpo y le decía ‘levantate, levantate carajo’, no lo podía creer». Rodrigo tenía 27 años cuando murió. En el accidente también falleció el hijo de Alberto Olmedo, Fernando.
El caso se judicializó y se apuntó a la supuesta responsabilidad del empresario Alfredo Pesquera como el culpable de haber provocado el vuelco y la muerte de Rodrigo. ¿Quién lo defendió a Pesquera? Fernando Burlando. Tras varios años, fue absuelto de culpa y cargos en un juicio oral.
«Se hizo un festín Fernando», rememora Pierri. Burlando contesta: «Lo de Pesquera para mí fue un desafío. Fue un caso que tenía la atención de todo el país, ocupaba la pantalla de la tele las 24 horas. Tenía a la gente en contra, a los fans de Rodrigo en contra, al ambiente de la música en contra. Pero lo dejamos libre y lo absolvieron».
Para Burlando ese caso fue clave por la exposición que le dio. «El juicio se grabó todo, entrenamos para poder ser claros y hasta hicimos llorar a la fiscal», recuerda.
Hubo otros casos que lo tuvieron en la agenda mediática. En los ’90 fue el abogado de Los Horneros, la banda de delincuentes acusados de asesinar al fotógrafo de Noticias José Luis Cabezas el 25 de enero de 1997 en Pinamar. No se arrepiente. «Los agarré cuando ya habían aceptado el crimen y logré que no estuvieran condenados de por vida». Nunca reveló quién le pagó por esos servicios.
Burlando se metió en el derecho gracias a su familia. Su padre, Julio Desiderio Burlando, era juez en lo criminal. Y sus tíos y abuelos también ocuparon cargos relevantes en la Justicia.
Hábil y ambicioso, aprovechó los contactos políticos de su padre y los multiplicó. Fue abogado de policías, siempre se especuló con su vínculos con la bonaerense y tiene buenas relaciones con muchísimos dirigentes políticos y con famosos. Estuvo en el programa que conduce Marcelo Tinelli, Bailando Por un Sueño, y suele salir al aire en diversos programas de la farándula.
Su cartera de clientes y casos es amplia y diversa. Hoy defiende al ex Quebracho Fernando Esteche que está procesado en la causa por el Memorándum con Irán. En octubre pasado logró que lo liberaran tras pasar casi dos años con una preventiva. Tuvo participaciones en el caso Skanska, defendió a Carolina Píparo, representa a un grupo de familiares de tripulantes del submarino Ara San Juan y defiende al ex futbolista Claudio Paul Caniggia en la disputa que mantiene con su ex esposa Mariana Nannis.
-¿Suman los casos mediáticos?
-Es volátil -responde Burlando-. Si no tenés buenos resultados, pueden ser un arma de doble filo. Pero si lográs aprovecharlos, te posicionan. Tengo cientos de causas, incluso algunas mucho más importantes que las que salen por los medios. En promedio, los casos mediáticos que tengo deben ser el 1 o el 2 por ciento de mi estudio. Yo me arriesgo y laburo las 24 horas.
-¿Hay algún límite?
– Yo no me metía en casos de caracter sexual, donde hubiera denuncias de abuso. Hasta que pasó lo de Juan (por Darthes). Hablé con él, con su familia, lo conocí y le creo. Es un típico caso de los que me gustan a mí, porque hay que dar batalla y hay mucha gente en contra.
Darthes hoy vive en Brasil y tiene un pedido de captura internacional ordenado por Interpol luego de que lo solicitara la Justicia de Nicaragua. En ese país habrían ocurrido los abusos en 2009 durante una gira de la serie Patito Feo y es donde está radicada la causa.
El terror de los maridos
Burlando agarró la defensa de Darthes luego de que su colega Ana Rosenfeld renunciara a representarlo. En ese punto, tienen posiciones distintas: «Las causas donde puede haber un abuso sexual son mi límite. Por eso renuncié al patrocinio», explica Rosenfeld que acaba de ser sancionada por el Colegio de Abogados a una suspensión de un año de su matrícula por esa renuncia. Ella se defiende: «es una locura lo que hicieron. Ni siquiera me notificaron ni me mandaron la cédula, es todo irregular. Ya pedí que se haga una investigación interna. Y hasta que no se pronuncie la Corte y no esté firme el fallo, puedo seguir trabajando», dice.
Según Rosenfeld, Darthes abusó de su confianza y de su imagen por su rol como defensora de las mujeres. «Nunca me dijo que lo estaban por denunciar, cuando me enteré, dejé de representarlo», explica. «Pero que quede claro que no revelé nada de lo que me dijo Darthes», insiste.
Por su estudio pasó Moria Casán, una de sus primeras clientes mediáticas y amiga personal. También defendió a Pampita en su separación del polista Martín Barrantes. Ella estuvo acusada de adulterio y aunque el juicio lo perdieron, Rosenfeld le abrió una nueva causa a Barrantes por injurias. También es abogada de Wanda Nara.
Rosenfeld también estuvo al frente de la defensa de Beatriz Salomón en el juicio contra la productora Cuatro Cabezas, América TV, Jorge Rial, Luis Ventura, Daniel Tognetti y Miriam Lewin por la cámara oculta que le hicieron en 2004 a su entonces marido, el cirujano Alberto Ferriols, donde se lo veía en compañía de una travesti.
En su estudio tiene fotos de Ramón «Palito»Ortega, Marcelo Tinelli, Luciana Salazar, Pampita y Nacha Guevara, entre otros. A muchos los defendió en casos de daños y perjuicios. Pero logró adueñarse definitivamente del mote de experta en divorcios tras defender a Gabriela Blondeau en la escandalosa separación con Roberto Pettinato en 2006.
En 2013, Rosenfeld terminó de darle forma a su construcción como defensora de los derechos económicos de las mujeres que se divorcian con la publicación de un libro que tituló: «El terror de los maridos. Cómo prepararse para ser una futura ex esposa».
«Los abogados mediáticos muchas veces les damos herramientas a la gente, porque a través de los casos que tenemos pueden conocer algunos de sus derechos», dice Rosenfeld. Su expertise, la división de bienes, es un tema del que muchas mujeres no tienen idea hasta que llega el momento de divorciarse. «Yo las ayudo. Algunas no saben ni en qué banco tiene la plata su marido. En los pleitos no pido ni un peso de más a los hombres, les pido lo que corresponde. Sabemos cómo buscar en todos lados, hasta debajo de las piedras», se jacta.
A pesar de tener un perfil femenino entre sus clientes, también atiende hombres. «Hace poco ganamos un juicio en el que una madre no dejaba que el padre vea al hijo», cuenta.
Rosenfeld reconoce que el mundo de la Justicia es bastante machista. «No es fácil ser mujer en las leyes. Hay muchísima misoginia. Yo aprendí a hacerme fuerte y voy siempre al frente. Es la manera de que te respeten», detalla.
Casada desde hace más de 30 años con Marcelo Frydleswski, tiene dos hijas abogadas. Una trabaja en su estudio y la otra vive en Miami junto a su marido, un importante letrado de un banco internacional.
¿Su secreto para mantenerse vigente por tanto tiempo? «La atención personalizada. Trabajo las 24 horas y les doy resultados. Es la única manera de que te sigan llamando».
De Grassi a Mangeri y el Triple Crimen
Pierri tuvo un arranque mediático alborotado. En 2003, se involucró en la causa del cura abusador Julio César Grassi y defendió a la Fundación Felices los Niños. En el marco de ese expediente estuvo 45 días preso, imputado por las supuestas presiones a un testigo para que se desdijera de su acusación. Pero finalmente la Justicia lo absolvió. «Fue un golpe, pero yo tenía razón. Me había convocado Raúl Portal y nunca presioné a nadie como decían. La Cámara y la Corte Suprema me dieron la razón», recuerda.
Hace más de 30 años que lleva adelante causas fuertes. Una de las que más recuerda fue la defensa del portero Jorge Mangeri, condenado por el asesinato de Ángeles Rawson, una joven de 16 años que vivía en el mismo edificio que el se encargaba de cuidar. Tras defenderlo no solo en la Justicia sino en los medios, Pierri terminó renunciando a su patrocinio.
«Tengo un límite y son las causas donde hay abuso, no me meto en esos delitos. Yo había hablado mucho con Mangeri, tenía una versión de los hechos, pero algo faltaba. El día que empezó a quedar en evidencia que podría haber existido un intento de abuso renuncié a su defensa. Me marcó mucho ese caso, porque yo le creía a Mangeri», dice ahora.
Pierri también fue abogado de Solange Bellone, la viuda de Sebastián Forza, uno de los asesinados -junto a Leopoldo Bina y Damián Ferrón- en el Triple Crimen de General Rodríguez, una de las causas más oscuras de los últimos años. «Fue de los casos más complejas que me tocó seguir. Sufrimos aprietes, amenazas de todo tipo», recuerda. Hoy sigue al frente de la defensa de la familia de Ferrón y representa a su hermano Diego.
Tiene contactos con cientos de famosos y con políticos. Representó a Leopoldo Moreau y también al radical K Leandro Santoro.
Además, es el apoderado de Antonio Gasalla y de Víctor Hugo Morales, defendió a Ari Paluch en la causa que una productora le inició por acoso, logró el sobreseimiento de Silvio Soldán en la causa de la falsa médica Giselle Rímolo y hoy se pasea por los canales de tevé defendiendo al cantante de cumbia «El Pepo». «Esta preso porque es él. Cualquier otra persona estaría en libertad en la misma situación. En los próximos días, con la nueva doctrina para las preventivas, vamos a pedir su liberación y que espere el juicio en su casa».
También fue abogado de barra bravas. Defendió a Rafael Di Zeo y a uno de sus antecesores, José «El Abuelo» Barrita, en un juicio por la muerte de dos hinchas de River. Además, se involucró en varias causas de narcotráfico. «Saben que obtengo resultados y me llaman. Y yo trabajo de esto y los defiendo», explica su método.
Famosos, ambiciosos y adictos al trabajo, saben que muchas veces llevan los juicios y expedientes más calientes del país. «Nunca me arrepentí de un caso», asegura Burlando y cierra con una explícita definición de cómo hacen su trabajo: «Siempre hay trucos, trampitas, trabas, aplazos y diferentes formas de manejar un expediente. Pero ojo -advierte-. Siempre dentro de la ley».