En el programa Los Ángeles de la Mañana se calificó a Juan Darthés como un “exiliado”. Sin embargo, tiene un pedido de captura de Interpol por violación agravada.
También se cuestionó a la justicia nicaragüense pero se omitió que la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), de Argentina, tiene un rol clave en el respaldo de la causa.
Por Luciana Peker
“Me hizo llorar para siempre”. Así definió Mercedes Sosa a su exilio en París y Madrid durante la última dictadura militar. Ya le habían dicho que se fuera pero ella resistía mientras cantaba un poema de Armando Tejada Gómez que decía “De este país no se va nadie/no se va nadie”. Mercedes Sosa no se quería ir, pero fue obligada a elegir entre la vida y la muerte. Escribió cartas, cantó y se sintió la mujer más sola del mundo. Mercedes Sosa es un símbolo del dolor del exilio.
En 1978 en un show en La Plata los militares subieron, la arrestaron y la palparon en pleno escenario. Pusieron en fila a los 350 espectadores/as y los llevaron a todos a la misma comisaría. Hasta la madrugada sonó una canción que estaba prohibida. El arte era un delito en un país sin justicia. Y Mercedes no pudo elegir. Era partir o partir. Aunque estuviera partida.
Un exiliado es, según los diccionarios, alguien que se ha visto obligado a abandonar su país y refugiarse en otro, generalmente por razones políticas. Y decir exiliado en Argentina, un país con una generación de desterrados, como Mercedes, sin poder cantar, abrazar, escribir, no es usar un término al azar. Es convertir en víctima a alguien que no lo es y poner el lastre de verduga a quien sí es víctima.
Las palabras no vuelan, se arraigan, como la cultura y como la impunidad, aunque la televisión parezca gritonear sin que nadie escuche. Pero sí, se escucha.
En el programa Los Ángeles de la Mañana, el abogado Fernando Burlando definió a Juan Darthés como un exiliado. Y hasta recurrió a la poética del destierro: “Está como la persona que tiene que vivir un exilio. En esto la literatura universal se ha expresado en infinidad de oportunidades dándonos a conocer cuando se lo destierra del lugar donde quiere vivir. Es muy lamentable y muy angustiante”.
Pero Darthés no está exiliado, está prófugo. Y el 14 de noviembre del 2019 Interpol ordenó la captura internacional. Está acusado del delito de “violación agravada” a la actriz Thelma Fardin.
Desde el 17 de octubre del año pasado tiene un pedido de detención firmado por el juez Celso Urbina. El proceso no puede comenzar porque en Nicaragua no se puede juzgar en ausencia. Darthés tiene abogado en Nicaragua, César Guevara, que fue rechazado en su solicitud de que se revocara la orden de captura.
El actor vive en San Pablo porque cuenta con la nacionalidad brasileña. Nadie lo obliga. Pero elige ese lugar porque no hay convenio de extradición con Managua. Si viniera a la Argentina tendría que ser puesto a disposición de la justicia. Por lo tanto quien decidiría si es trasladado –o no- a Nicaragua no sería la justicia del país centroamericano, sino la argentina. Si no lo hace es por estrategia para esquivar un proceso penal. Pero no por un exilio.
El 12 de junio, en el programa Los Ángeles de la Mañana Fernando Burlando era entrevistado por defender a Daniela Cortés que denunció por violencia de género a Sebastián Villa, jugador de Boca. Todas las víctimas tienen derecho a ser defendidas por quienes mejor lleven su causa y quienes elijan. Ellas son las que tienen que ser acompañadas. Pero otro juego es el que se hace en nombre de las causas justas.
Antes de finalizar el programa, Ángel de Brito le preguntó a Fernando Burlando:
-Vos defendés a la ex mujer de Villa y también a Juan Darthés. ¿Cómo explicás esa contradicción y que hay de la vida de Juan Darthés que no se supo nunca más nada?
-Son temas totalmente diferentes. Creo que uno elige lo que considera que es una justa causa. Y la de Daniela es una justa causa y todas las que normalmente se siguen y desarrollan en nuestras oficinas son justas causas- contestó Burlando.
-Vos estas convencido que Darthés es inocente…- siguió de Brito.
– Estoy convencido de lo que me informaron peritos, psicólogos, psiquiatras. Estoy convencido que en Nicaragua no hay justicia sino que estamos frente a una dictadura política y judicial. Hay casos en la Argentina donde se le hacen pericias a las personas que denuncian y se logró determinar una gran verdad. A Darthés no le dieron ni esa oportunidad- contestó el abogado.
-Te pregunto conociéndote, sino no lo defenderías. Lo has dicho muchas veces. ¿cómo está Juan?- preguntó de Brito.
-Está como la persona que tiene que vivir un exilio. En esto la literatura universal se ha expresado en infinidad de oportunidades dándonos a conocer cuando se lo destierra del lugar donde quiere vivir. Es muy lamentable y muy angustiante. Y fundamentalmente en un lugar como en Nicaragua que no se puede avanzar en la justicia. La vez que me tocó ir vi manifestaciones de profesionales de la medicina y vi cómo los apaleaban.
-Si, es un país desastroso en las instituciones. Tendríamos que hacer un especial con vos porque tenes tantas causas. Gracias Fer, un abrazo.
En el documental de Jeffrey Epstein “Asquerosamente rico” se ve cómo la construcción mediática ayudó a la impunidad de quien se terminó suicidando después de ser condenado por trata sexual y que, sistemáticamente, abusaba de adolescentes. ¿Cómo se trataría ahora este caso por la televisión? ¿Aprendimos algo?
La denuncia de Thelma Fardin es emblemática porque pudo llevar a la justicia un caso en el que otras tres actrices habían relatado situaciones de incomodidad con el actor. Pero, en ese momento, Darthés decía que quería justicia y era el querellante. Por lo tanto, hablar tenía costo para quienes relataron situaciones de incomodidad en distintas grabaciones.
La actriz Calu Rivero tuvo que costear su defensa y ser vapuleada como frívola por dejar la novela Dulce Amor en donde ella decía “no” y no era escuchada, respetada ni defendida frente a las vulneraciones sufridas. Ella habló. Pero no se la escuchó. Ni en Telefe, ni en Canal 13 a donde Darthés fue convocado para oficiar un rol de “responsable y paternal” (sic) en la novela dirigida a niñas y adolescentes “Simona”.
También Anita Co fue enjuiciada y tuvo que enfrentar un proceso aún después que Darthés se vaya de la Argentina. La justicia, en los casos de Calu Rivero y Anita Co no iba a decir si existió incomodidad, acoso o violencia de género sino si ellas lo habían difamado. Y las que pagaban los costos de ser judicializadas –económicos, profesionales y anímicos- son ellas. La intención era clara: un bozal legal para que otras no hablaran.
En diciembre del 2018 la denuncia de Thelma Fardin, en una conferencia de prensa junto a Actrices Argentinas, con el lema “Mirá como nos ponemos” (porque la frase “Mirá como me ponés” era una marca del modus operandi) generó una conmoción social que despertó miles de relatos en contra del abuso, el acoso, la incomodidad y el machismo.
Incluso, la Ley Micaela (de capacitación a funcionarios públicos), que no estaba en la agenda parlamentaria, se aprobó por la enorme presión social para poner freno a los abusos sexuales contra niñas, adolescentes, mujeres y trans.
La frase
La frase «Mirá como nos ponemos» se convirtió en una bandera contra el abuso sexual.
La calificación de violación agravada no es un expediente perdido. La causa va a seguir en Brasil, a pesar de los enormes costos jurídicos que tiene la traducción y movilidad del expediente y del sufrimiento y pérdidas que eso implica para la actriz Thelma Fardin.
Escabullirse no es sinónimo de inocencia. Pero la calificación de violación agravada de la justicia nicaragüense, en un trabajo conjunto con la justicia argentina, sí son una muestra irrefutable de la credibilidad de la palabra de Thelma Fardin.
Si no hay justicia porque el imputado se escapa es importante que la televisión –al menos- no alimente la impunidad en el imaginario y, mucho menos, la falsedad sobre alguien que ya está calificada como víctima de violencia sexual en un expediente internacional.
La revictimización mediática de Thelma Fardin no es justa. Y no es solo sobre ella (que tiene derecho y deseo de salir adelante en su vida personal y laboral) sino sobre las otras que hablen, denuncien, digan o quieran seguir trabajando, disfrutando y luchando. La palabra no solo sirve para decir no, también para salir adelante.
La justicia tiene que ser igual para todas. Pero la impunidad de una puede repercutir en muchas. Un termómetro del impacto de la denuncia de Thelma es que las denuncias en la Línea Nacional contra el Abuso Sexual Infantil (0800-222-1717) aumentaron en un 2.275 por ciento a partir de su denuncia, solo en 72 horas.
El dato muestra el reflejo social del quiebre del bozal a las víctimas de violencia sexual que produjo la voz de Thelma con el lema “Mirá como nos ponemos”. ¿Cuál es el impacto social que hacer ring raje a la justicia ahora sea proclamado en la tele como una forma de exilio injusto mientras quien hace la denuncia es corrida y juzgada en los medios de comunicación?
Si ella no tiene trabajo no puede costear la causa, pero si ella trabaja la acusan de ganar dinero gracias a la causa. Si él no sale de Brasil –hasta ahora- no puede ser enjuiciado ni detenido. Pero si él no viene es victimizado como un exiliado angustiado.
Por su parte, la Asociación de Abogadas Feministas de Argentina (ABOFEM) denunciaron el caso ante la Defensoría del Público por considerar que su contenido viola la Ley de Protección Integral de las Mujeres (24.685). La abogada Melisa García, Presidenta de Abofem Argentina puntualizó: “Repudiamos los dichos del abogado Fernando Burlando y del espacio mediático que se le brinda a estas expresiones que avalan la violencia hacia las víctimas de abusos. No están sólo dirigidos a la persona que se ha violentado sino a todas las identidades feminizadas que sufren y han sufrido situaciones similares con el fin de que no se denuncien estos hechos delictivos”.
“Todas estas estrategias de poner en el lugar de víctima al agresor y la revictimización de Thelma tienen un claro mensaje: ‘no denuncies’. A pesar de que siempre se nos exija la denuncia judicial y de que esperemos a que la justicia se expida, cuando esta lo hace tampoco parece suficiente. Se cuestionan los relatos de Thelma, pero no se duda sobre los motivos por los que Darthés se fue a vivir a un país donde no hay extradición”, cuestiona ABOFEM.
El otro problema es la balanza en la comunicación en una televisión que ya no quiere ver lo que está frente a sus ojos. Thelma Fardin tuvo que realizar la denuncia en Nicaragua porque los hechos sucedieron en Managua cuando ella tenía 16 años, y en Argentina no se puede abrir una causa por abusos sucedidos en otra jurisdicción.
Thelma Fardin sí fue sometida a pericias físicas y psiquiátricas que fueron fundamentales en determinar la veracidad de su relato y las secuelas del abuso. La causa en Nicaragua fue acompañada por organismos de derechos humanos que no avalan atropellos cometidos en Nicaragua.
Por lo tanto, no hay ninguna connivencia en ese sentido entre la denuncia de Thelma Fardin y los cuestionamientos al gobierno. Muy por el contrario, la denuncia tiene una seriedad que no es puesta en duda por los organismos de derechos humanos de Nicaragua. Ni por la justicia argentina.
Por otra parte, la orden de captura sale de Nicaragua porque es la jurisdicción indicada, pero en la causa participó la justicia argentina que, además, va a seguir interviniendo para que el expediente no se empantane. La presunción de inocencia es fundamental. Pero si alguien se fuga o se queda en un país para no poder ser juzgado no se puede seguir angelizando a quien tiene hoy un pedido de captura por violación agravada.
El pedido de captura es un respaldo jurídico a Thelma Fardin que también surge de las acciones judiciales recabadas en la Argentina por la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM).
Las pruebas tomadas en cuenta para el pedido de captura son: la entrevista a Juan Darthés posterior a la denuncia (por parte de Mauro Viale) en donde se ubica en el lugar de los hechos; el testimonio de Daniel Grinbak (productor de la gira de “Patito Feo” en América Latina) y las declaraciones de Calu Rivero y Anita Co, en Buenos Aires. Además de otras actrices y protagonistas con reserva de identidad.
Los periodistas pueden preguntar, no son responsables de las respuestas y la libertad de expresión es un bien primordial. Pero en una causa con alerta roja de Interpol la televisión genera una sensación de duda que está lejos de la firmeza del expediente judicial.
En un comunicado oficial de la Procuración argentina se puntualizó: “La UFEM ha recibido en este Ministerio Público Oficial, a través de la Dirección General de Cooperación Regional e Internacional, la comunicación oficial de la Fiscalía General de Nicaragua, por la cual se informa que la Unidad Especializada de Delitos contra la Violencia de Género de Managua ha formulado acusación formal contra Juan Rafael Pacífico Dabul (conocido como Juan Darthés)”.
La medida judicial –más allá de la pena o de los obstáculos por parte del imputado para llegar a una sentencia– es una verificación de la credibilidad de la palabra de la víctima y un respaldo jurídico a un testimonio que es un caso testigo contra la violencia sexual.
La alerta roja no es solo judicial, es también para la televisión.
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