Por Adrián Pallares
Por Rodrigo Lussich
1. —¿Cuál es el recuerdo más feliz de tu infancia?
—Yo no tuve una infancia feliz. No tengo un recuerdo feliz de mi infancia.
2. —¿Cuándo decidiste que ibas a ser periodista?
—A los 12 años empecé a escribir en la revista del colegio, después en el diario de Avellaneda y más tarde en Radio Nacional. Tal vez el arranque de mi vocación tuvo que ver con un profesor, que una vez me contó que yo podía agarrar un recorte de un diario y escribir un cuento; eso me pareció fascinante. Y en la revista del colegio sus responsables nos estimulaban para que escribiéramos y yo hice varias notas, las cubría como si fuera un periodista en serio. Después lo demás se fue dando de casualidad: entré a Radio Nacional, pedí laburo y me lo dieron, una cosa insólita… Pero pasó. Tenía 14 años y mi papá iba a firmar una autorización porque era menor de edad. En Radio Nacional figuraba como violinista de la orquesta juvenil: no había lugar en el informativo para tomar gente, entonces fui «violinista» durante mucho tiempo.
3. —¿Siempre tuviste suerte en la conquista amorosa?
—Yo no soy virgen porque, gracias a Dios, hablo. Si no pudiera hablar, probablemente sería virgen. Poder hablar me ha ayudado mucho en mi vida amorosa.
4. —De joven, ¿quiénes eran tus referentes en la política?
—Cuando era chico vivía en Sarandí, la parte pobre de Avellaneda, en un barrio donde las señoras salían a la vereda a hablar mal de los demás. Ahí crecí y ahí solo podías ser peronista; y yo lo era. Mi mamá era peronista también, es de los pocos recuerdos que tengo de ella, ya que murió cuando yo era muy chico. Ella era peronista del Perón que era un mito, el de los años 50.
5. —¿En qué período de la historia te hubiese gustado vivir y por qué?
—Me hubiera gustado conocer a (Mahatma) Gandhi. Cuando vas a la India tomás verdadera dimensión de lo que fue ese hombre. Albert Einstein dijo que cuando pasen los años y recuerden a Gandhi van a creer que no fue humano. Me parece un personaje increíble, me hubiese encantado verlo, ya no sé si entrevistarlo, pero al menos verlo en acción. Un viejito con un bastón derrotó al Imperio británico… Respecto del tiempo en el cual me hubiera gustado vivir, estoy conforme con este momento porque es caótico y yo tengo que ver con él. Es lo mismo que si me hablaras de la Argentina: yo soy re argentino, tengo todos los defectos de los argentinos y algunas de sus virtudes. Soy producto de la cultura de esta época y me muevo en esa cultura.
6. —¿Qué te ha dado más orgullo y satisfacción: Página 12 o PPT?
—La respuesta obvia es las dos cosas. Cuando Página nació yo era chico, tenía 26 años, y al año siguiente la revista Time nos dedicó la pagina de medios. No se lo podía contar a mi familia porque mi tía no sabía qué era Time. Mi tía sabía que era Gente o Siete Días. En PPT yo era conocido, fue distinto. Pero cuando hicimos 32 puntos de rating con el caso Fariña, vi la ciudad parada esperando el programa. Esa situación la había visto cuando era chico con la pelea de Monzón y Benvenutti, o el final de Rolando Rivas, y nunca más.
7. —¿Tenés amigos en el ambiente? ¿Quiénes?
—La mayoría de mis amigos son músicos. Mi amigo más amigo vive en París hace años: se llama Luis Rigou y es músico. Andrés Calamaro también es amigo. Y en un época también lo fue Fito Páez, pero después la grieta nos cubrió. Por casualidad se dio eso. Yo tuve la suerte, siendo muy chico, de laburar con tipos que yo había leído, terminé siendo el jefe de Tomás Eloy Martínez, Juan Gelman, Osvaldo Soriano y Horacio Verbitsky. Un montón de gente que era de la generación anterior. No era amigo pero me pude dar el gusto de trabajar codo a codo con ellos.
8. —¿Sabés cocinar? ¿Lo hacés? ¿Qué plato te sale bien?
—Viví en toda la ciudad. Cada vez que paseo por Buenos Aires digo: «Yo viví acá, acá…». Solo, con novias, con amigos… En toda esa época aprendí a cocinar; si no, me moría de hambre. No tengo ningún plato en el que me destaque. Cocino cualquier cosa común. Podría ponerme ahora mismo a cocinar milanesas, por ejemplo.
9. —¿Le tenés miedo a la muerte?
—No, creo que no. Uno es inmortal hasta los 40 años, después empieza a pensar en la muerte. Lo que pasa es que cambiás el enfoque, empezás a pensar: «¿Cuánto tiempo me quedará?». Está bueno eso porque te hace vivir de otra manera. No hago una cuenta, pero la sensación de «cuánto tiempo me queda» sí la tengo. Y está bueno porque así se disfruta el presente. Uno vive como si fuera inmortal, y está bien para hacerlo una época, cuando sos joven, porque te permite hacer un montón de barbaridades. Pero después te tenés que dar cuenta de que no es así, y eso te hace cambiar el punto de vista.
10. —¿Qué hacés cuando no estás trabajando?
—Trabajo todo el tiempo. Veo películas, las veo 32 veces; por ejemplo las de Jason Bourne, de acción. Ayer terminé de ver Jack Ryan y volví a ver las siete temporadas de The Shield, que está buenísima: es de un policía malo que es el héroe. Ya casi no leo ficción; estoy en una época que más releo que leo. No tengo idea de quiénes son los autores contemporáneos: prefiero releer a Borges que descubrir a los nuevos. También estoy mucho en las redes: a veces te pasa que 90 tipos te dicen que sos un genio y uno te putea y te quedás enganchado con el puteador.
11. —¿Cuántos cigarrillos por día fumás en la actualidad?
—Ya estoy en la época del agua mineral con gas. Lo único malo que hago en la vida es fumar. En algún momento espero poder dejar de fumar, hoy no quiero. Es obvio que me hace mal, no le recomiendo a nadie que fume y si lo pueden evitar, háganlo. Pero yo fumo. Lo que evito es ir a lugares donde no me permiten fumar. Aviso antes: si no me dejan prender un cigarrillo, no voy, y listo.
12. —¿Creés que Mauricio Macri debería tener un segundo mandato?
—Creo que no es un líder político. Hay algo de su punto de vista macro, algo que él intuyó y que está bien: hay gente que quiere que este país deje de ser corporativo, que se deje de gastar guita al pedo, que cambie y se vaya transformando en un país más en serio. Creo que Macri ganó de casualidad, pero eso lo intuyó y lo impulsó a ganar. Yo preferiría otro tipo de dirigente, alguien que expresara el espíritu de estos tiempos y que llevara adelante una transformación. Yo creo que acá pensamos que los cambios son rápidos, pero los cambios verdaderos son lentos. Esto va a cambiar en 30 años, no en cinco: es mentira que va a cambiar en un lustro. Tenemos que ser mejores, laburar más, estudiar más, comprometernos más; en caso contrario no va a cambiar nada. Ese mensaje Macri no lo tiene: él terminó siendo algo -y ya lo era antes- de la corporación. Lo prefiero antes que los kirchneristas, obvio, pero no es un candidato que yo vote con gusto. No me enamora.
—¿Estás en pareja actualmente?
—Me causa gracia cuando la gente grande dice «mi novia». Uno tiene novia a los 16 años; a esta edad uno no tiene novia. Pero sí, estoy con alguien: se llama Paula, trabaja en marketing en Internet y es muy buena. Vivió 17 años afuera, sus padres son argentinos pero ella es española. Sus papás fueron a España, volvieron y se fueron otra vez. Ella hizo su colegio en la Argentina, pero vivió mucho afuera. Yo necesito que una mujer que esté conmigo sea inteligente, además de linda; y ella tiene las dos cosas.
Agradecimientos: Marina Calabró.