Con sus personajes conquistó distintos públicos y es una de las figuras más taquilleras.
Por Milagros Monti
“No hay nada que no sepas hacer y que no hagas bien. Eso es algo valiosísimo. Tal vez el día de mañana te pasás al mundo de la producción. Sos la cabeza de todos tus espectáculos y te espera una vida muy maravillosa. Estoy muy orgullosa de vos. No es solo por una cuestión de talento, hay gente que por una cuestión de ego no lo logra”.
Creadora de un montón de talentos y con un semillero de artistas, Cris Morena fue la primera en depositar su confianza en Lali Espósito. Allá por el año 2003, la productora realizó un casting para formar parte de Rincón de Luz. Por ese entonces, la hoy reconocida actriz, llegó de casualidad. Se confundió de parada de colectivo -iba de su casa en Parque de los Patricios a Palermo-, vio una una fila y se quedó ahí parada. Luego supo que estaba haciendo una audición para ser parte de la nueva ficción de la productora.
Su primer desafío en su debut como actriz -a sus 11 años- fue el de interpretar a una mujer y a un varón. En Rincón de Luz, Mariana Espósito (tal es su verdadero nombre) fue Coco y también Malena. Según el guión de aquella historia, la niña llegaba al hogar buscando que no la reconocieran. De pelo corto negro, asomaba una artista que con el tiempo se haría conocida primero como Lali Espósito, y luego marcaría un sello propio: Lali. Así la conocen mundialmente.
Todavía de la mano de Cris Morena, formó parte de los elencos de Floricienta y Chiquititas sin fin. Hasta que la productora apostó a la actriz y le dio su primer protagónico en Casi Ángeles. La ficción infanto juvenil que encabezó junto a Eugenia La China Suárez, Peter Lanzani, Gastón Dalmau y Nicolás Tacho Riera fue un antes y un después en la carrera de la actriz y de sus compañeros. Hasta el día de hoy fanáticos de todo el mundo los siguen reconociendo por aquellos personajes. Además, desplegaron su talento sobre el escenario y recorrieron distintos teatros con la banda Teen Angels.
Dicho paso por la música, incentivó más tarde a que Lali se lanzara como solista. Pero antes, seguiría pisando fuerte en cada set de grabación. Luego de sus actuaciones en Cuando me sonreís y Dulce Amor, por Telefe, Adrián Suar -gerente de programación de El Trece- la convocó para que diera sus primeros pasos en Polka. Interpretó a su hija en Solamente vos -la ficción que el actor hizo junto a Natalia Oreiro- y más tarde le llegó su primer protagónico con Esperanza Mía -con Mariano Martínez, comedia romántica que marcaría un notable ascenso en su carrera.
Con el éxito de la novela, Lali volvió a hacer teatro. Y su pasión por la música volvió a despertarse. Si bien nunca dejó de lado a la actriz, apostó a lanzarse como solista cuando aún todavía ninguna discográfica apostaba por ella. Con sus ahorros -bien ganados durante toda su carrera-, la cantante contrató a un equipo y trabajó en su primer álbum, A Bailar, con el que volvió a recorrer distintos escenarios del mundo. Esta vez, siendo ella sola, y acompañada por un staff de bailarinas.
Mientras se afianzaba, siguió apostando a su carrera musical. Lanzó los álbumes, Soy, Brava y Libra, hizo nuevas giras. Y en paralelo, jamás dejó de lado su faceta actoral. A pesar de que la pandemia del coronavirus puso en pausa distintos proyectos, la actriz argentina había sido convocada para protagonizar una superproducción de Netflix. Sin dudarlo, viajó hasta España y comenzó el rodaje de Sky Rojo, la serie en la que interpreta a una víctima de trata que huye, junto a otras dos mujeres, de su proxeneta.
Que es talentosa, no hay dudas. Y los hechos hablan por sí solos: tiene casi 60 premios en su haber, entre los que se destacan, incluso, algunos internacionales. Con 29 años, la carrera de Lali Espósito no tiene techo. Todavía le quedan muchos caminos por recorrer y seguro ella misma se irá superando día a día, proyecto a proyecto. Como lo viene haciendo desde que debutó en los medios, cuando -con tan solo 11 años- sabía lo que quería: ser una artista, triunfar y mostrar sus habilidades al mundo entero.
Va por ello. Y por mucho más.