Es habitual que la reina Máxima repita algún look de su colorido y exclusivo armario.
Siempre elegante y con un estilo que marca tendencia, la argentina, soberana de los Países Bajos, es aplaudida por reutilizar su ropa, renovada con algún toque original o accesorios diferentes, en una actitud que es valorada como gesto contra el derroche y en favor de la ecología. En su reciente gira por Noruega –del 9 al 11 de noviembre–, el reciclaje fue la clave del dress code pactado junto a la Casa Real del país escandinavo: los royals de ambas naciones respetaron el acuerdo de no estrenar ninguna prenda nueva durante los eventos a los que asistieron durante la visita de Estado de Máxima y Guillermo Alejandro, utilizando únicamente ítems rescatados de su vestidor. La razón, de acuerdo con Josine Droogendijk –experta en el estilo de Máxima–, guardaba relación con el tema principal de la visita, que fue la sustentabilidad.
Para los tres días de la gira, la reina de los Países Bajos llevó una valija en la que combinó lujo con vanguardia. Para la recepción, apostó al verde con un vestido con aires de los años 50 de Natan Couture que ya había utilizado durante su viaje a Brunéi, en 2013. Luego, en la gran cena de gala en su honor en el Palacio Real de Oslo, llevó un vestido azul en degradé de uno de sus diseñadores preferidos, Jan Taminiau, que ya había usado en una cena con Isabel II, en octubre de 2018. Lo combinó con la misma tiara de zafiros que lució en la coronación de su marido, el rey Guillermo, en abril de 2013.
En el segundo día de la agenda, participó en el seminario sobre derechos humanos en la Biblioteca Pública de Deichmann, con otro vestido de Taminiau, rayado en azul oscuro y ocre, que estrenó en 2017 para el Día del Rey, y que repitió en sus visitas a China en 2018 y a Alemania en 2019. A la noche, para el concierto en el Museo Munch de Oslo, estrenó un original vestido calado celeste, con pasamanería y cadenas doradas que se hizo viral, aunque no se trataba de un diseño nuevo, ya que pertenece a la colección otoño-invierno 2019 de Claes Iversen, que la Reina ya tenía en su vestidor