“Yo ya no puedo bancar mucho más. En dos meses me fundo. Tengo muchos sueldos, mucha gente que depende de mí y ya no sé de qué disfrazarme”.
En mayo pasado -hace dos meses- Flavio Mendoza vaticinó un lamentable pronóstico sobre la crisis económica que atraviesa desde que comenzó el aislamiento social, preventivo y obligatorio en la Argentina por la pandemia del coronavirus. Días antes del 20 de marzo los teatros debieron cerrar sus puertas al público y desde entonces los artistas no pudieron seguir trabajando sobre el escenario.
“Todos mis proyectos están parados”, lamentó en aquel entonces en una entrevista en PH Podemos hablar. Además, habló de la difícil situación que atraviesan sus bailarines y todos los empleados que tiene contratados en sus distintos espectáculos. “Empecé a ir al mercado con la tarjeta de crédito a comprar cosas y armaba bolsones. Traté de organizar algo solidario, pero la gente o no tiene plata o no puede trasladarse para llevar mercadería. Es una situación bastante difícil”, destacó sobre la ayuda que intentó brindar.
Al no poder trabajar con sus obras, el único ingreso que tiene Flavio hoy en día son las clases online, de las que recibe “una cuota mínima” para poder cubrir el sueldo de los profesores. Entre el circo, el teatro y las escuelas, el productor teatral tiene a su cargo 280 empleados.
Por su parte, había contado que le debe dinero a un grupo de amigos que lo ayudaron para llevar a cabo su último proyecto, El Circo del Ánima. “Esperemos que no arranquen de repente sólo con el fútbol, porque todos necesitamos trabajar”, había deseado sobre la reapertura de las actividades con público.
El último fin de semana, Mendoza contó que la crisis lo afectó al punto tal que debió deshacerse de un inmueble. “Tuve que vender mi departamento”, dijo en Polino auténtico, por radio Mitre. También sostuvo que se unió con otros colegas para que aprobaran el protocolo para que los teatros vuelvan a abrir sus puertas. “Ya no se puede sostener, necesitamos trabajar de alguna forma. Hay gente que se está muriendo de hambre “.
Por otro lado, reveló que pidió créditos pero no se los otorgaron. Es por eso que necesitó vender el departamento. ”En este país a la gente que da trabajo y produce la castigan. Tuve que vender mi departamento, que valió todo mi esfuerzo. Los artistas no pueden presentar proyectos y esperar. ¿De qué me están hablando? ¿Dónde está la ayuda?”, se mostró afligido por la realidad.
“Tengo mucho miedo de que si esto no se resuelve haya un problema social, creo que la gente se está hartando. Yo la estoy pasando mal, como todo el mundo, pero hay gente que la pasa peor. Me duele en el alma cuando me llaman para pedirme algo y no sé qué decir”, indicó quien recibe llamados telefónicos en los que le piden ayuda “para comer”.