Para Margot Robbie no existe mejor motivación que la incredulidad. Tan descreída como ambiciosa, la intérprete australiana no daba crédito cuando se vio por primera vez en la neoyorquina Times Square frente a un anuncio gigante en el que figuraba como parte de la serie Pan Am.
“Todavía tengo la foto”, contaba al diario español El País hace un par de años. Luego dudó que fuera “la rubia más atractiva del mundo” como la describía el guion de El lobo de Wall Street (2013), la película de Martin Scorsese que la puso en el centro de la escena. Aun así siguió dudando. “Me recuerdo diciéndole a un amigo eso de: ‘No he trabajado desde hace seis semanas, seguro que ya no hay nada más”, sumaba riéndose de sus dudas. Unas dudas que no ha tenido Hollywood: este julio, según la revista Variety, Margot Robbie se acaba de situar como la actriz mejor paga del año gracias a un sueldo de 12,5 millones de dólares por su trabajo en la próxima película Barbie.
Hay que especificar que Robbie, de 32 años, es la actriz mejor paga porque, a juzgar por los 17 varones que la preceden -con sueldos que van desde los 100 millones de dólares de Tom Cruise por su Top Gun: Maverick a los también 12,5 millones de dólares de Ryan Gosling por la misma Barbie que protagoniza Robbie-, lo de la paridad salarial de Hollywood dista mucho de ser una realidad cercana. Pero si hablamos de interpretaciones femeninas, sí se sitúa por delante de Millie Bobby Brown (que cobró este año 10 millones de dólares por su regreso a la serie Enola Holmes), Emily Blunt (que solo ha cobrado cuatro millones de dólares por Oppenheimer), Jamie Lee Curtis (3,5 millones de dólares por Halloween Ends) y de los 1,8 millones de dólares de Anya Taylor-Joy por Furiosa.
La desconfianza de Robbie no tiene que ver con cómo la ve el resto y si ella no la quiere ver, ahí están los otros para recordársela. Como Scorsese, que además de compararla con Carole Lombard, Joan Crawford e Ida Lupino por su humor, su resiliencia y las emociones que es capaz de mostrar en cámara, respectivamente, describió a la australiana como alguien “con una audacia que sorprende y deja huella”. Para audacia, la que mostró en el papel en El lobo de Wall Street, donde abofeteó por sorpresa a Leonardo DiCaprio en plena audición.
En su siguiente trabajo con DiCaprio, ella demostró la misma predisposición, en este caso con el director Quentin Tarantino, a quien envió una carta, como quien no quiere la cosa, haciéndole saber lo mucho que admiraba su cine y en especial True romance (1993), que la actriz describió como su película favorita. Tarantino ya tenía a la intérprete de Yo, Tonya en la cabeza para revivir la memoria de Sharon Tate en Había una vez en… Hollywood (2019), pero la misiva seguro que no vino mal. “Margot tiene un dinamismo visual y unas cualidades personales que no ves todos los días. Tiene lo que hay que tener”, resumió Tarantino tras dirigirla.
Lo que tiene Robbie es hambre de cine desde que empezó trabajando en la serie Neighbours, un clásico de la televisión australiana por la que han pasado la mayor parte de los actores de ese país y que ahora, tras 9000 capítulos y 37 años al aire, llega a su fin. “Por supuesto que soy ambiciosa. Mi carrera es mi motivación. Llegué a los Estados Unidos con un plan y sigo mirando para adelante”, reconoció en la entrevista. Le viene de pequeña, de ese Queensland (Australia) en el que Margot Elise Robbie creció y donde ya tenía alma de negociante y drama queen cuando se ponía a vender los juguetes usados de su hermano en la puerta de su casa.
Ahora se ríe de todo eso, pero algo de aquella niña sigue vivo en sus personajes, y eso que los tiene de todos los tipos: desde esas películas semidesconocidas tipo Suite francesa o Z for Zachariah hasta los grandes éxitos dentro del género de los superhéroes interpretando a Harley Quinn en dos ocasiones (Escuadrón suicida y Aves de presa) y sus dos candidaturas al Oscar con Yo, Tonya (2018) o El escándalo (2020). “Es cierto que muchas de las mujeres que he interpretado comparten mi ambición y que esta industria es dura. Pero también es cierto que estoy llena de dudas como cualquiera. Nunca sabés cómo quedará lo que hacés”, dijo.
Quizás por eso, buscando un mayor control de su trabajo o del contenido de sus películas, desde 2014 existe esa otra cara de Robbie que se llama LuckyChap Entertainment. Se trata de su productora, que fundó junto a su marido, el realizador británico Tom Ackerley, y otros amigos y con la que potencia contenido no solo como vehículo propio sino para otras actrices, como fue el caso de Hermosa venganza que, protagonizada por Carey Mulligan, logró el Oscar para su directora, Emerald Fennell, por el guion de esta comedia negra sobre una joven que busca venganza. “Margot es una persona extraordinaria. Por eso le va tan bien como productora, alguien decidida a hacer cosas diferentes y a elevar las voces de las mujeres”, resumió la directora y guionista, que utilizó las palabras “interesante”, “extraña”, “inteligente” y “deliciosa”, además de “un gran apoyo”, para describirla.
Se desconocen los términos que utilizaría para ella su marido porque a pesar de los seis años que llevan casados apenas se sabe de ellos. Que se conocieron cuando Ackerley, también de 32 años, trabajaba como asistente del director en una de las películas más indies de Robbie. Que se fueron a vivir juntos nada más haber asistido a su primera gala en los Globos de Oro con El lobo de Wall Street y que ahí siguen, no solo como pareja sino como compañeros de trabajo. Y que les queda bastante por delante, a juzgar por la cartelera de estrenos que se le acumula a la intérprete.
Además de ponerse en la piel de Barbie bajo la dirección de Greta Gerwig y de convertirse en la actriz mejor paga, la actriz tiene pendiente de estreno Amsterdam, de David O. Russell; Babylon, donde interpretará a la estrella del cine mudo Clara Bow a las órdenes de Damien Chazelle; y Asteroid City que Wes Anderson rodó en España. También le espera una nueva reencarnación de la saga de Ocean’s Eleven, el drama de guerra Ruin junto a Matthew Schoenaerts, otra versión de Tank Girl que quiere producir y hasta una nueva encarnación de la saga de Piratas del Caribe en la que sustituiría al mismísimo Jack Sparrow. Obviamente, ahora Margot Robbie no puede tener dudas sobre su carrera. Ni tampoco tiempo para contar el dinero.
Rocío Ayuso
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