Para muchos, tener una Ferrari es un sueño imposible de olvidar. Sin embargo, para algunas figuras públicas, como artistas, deportistas o famosos, podría ser más fácil de lo que parece que una joya sobre ruedas pase desapercibida en medio de su agitada vida.
Esto fue lo que le sucedió a Ion Tiriac, extenista rumano y magnate con una fortuna estimada en más de mil millones de euros, quien olvidó durante diez años una Ferrari F40 en un garaje de Múnich, Alemania.
Tiriac, conocido no solo por su exitosa carrera en el tenis, donde ganó Roland Garros en dobles en 1970 junto a Ilie Nastase, sino también por su enorme colección de autos, posee más de 400 vehículos. Su flota incluye desde un Porsche 911 clásico hasta modernas máquinas eléctricas. Muchos de estos autos pueden ser admirados en su museo en Bucarest, Rumania, y también en su canal de YouTube, «Tiriac Collection», donde exhibe algunos de sus modelos más preciados.
La particular historia de la Ferrari F40 de Tiriac tiene un giro curioso. El magnate cuenta con dos unidades de este emblemático modelo, uno de los más exclusivos y valorados en la historia de la marca italiana.
Una de ellas fue comprada al ex piloto de Ferrari, Gerhard Berger, mientras que la segunda fue adquirida poco después. El problema es que, entre tantos autos de lujo, Tiriac simplemente se olvidó de que tenía una de estas maravillas estacionada en un garaje privado en Múnich.
Pasaron diez años hasta que el dueño del garaje le recordó a Tiriac que aún conservaba la Ferrari en ese lugar. Este vehículo, diseñado en 1987 para celebrar el 40 aniversario de Ferrari, es una auténtica joya automovilística. Con un motor V8 biturbo de 2.9 litros que genera 478 caballos de fuerza y una caja manual de cinco velocidades, la F40 es considerada una de las creaciones más icónicas de la marca italiana. Solo se fabricaron 1.311 unidades entre 1987 y 1992, y actualmente su valor en subastas oscila entre los 2,5 y 3 millones de euros.
Este insólito episodio es un recordatorio de que, incluso para los más ricos, la vida puede ser tan vertiginosa que hasta una Ferrari F40 puede pasar desapercibida. ¡Increíble pero cierto!
