Los colores de la piel y el pelo de los animales nunca son los que son por capricho, sino por razones evolutivas que ayudan a la supervivencia de las especies.
Los osos panda gigantes no suponen una excepción. La peculiar combinación de blanco y negro de su pelo responde a su necesidad de adaptarse al hábitat donde se desarrollaron, las regiones montañosas de la China central, y a sus relaciones sociales.
Esa es la conclusión de un trabajo publicado en Behavioral Ecology por un equipo de biólogos de la Universidad de California. Los científicos compararon los tonos del pelaje de los pandas con los de 195 especies de carnívoros terrestres y 39 subespecies de oso, y relacionaron los colores claros y oscuros de cada una de ellas con sus hábitats y comportamientos sociales.
No hallaron un vínculo entre la temperatura y el color del pelo, pero advirtieron una relación entre los tonos claros y los hábitats frecuentemente nevados. En el caso los pandas gigantes, piensan que el blanco los ayuda a ocultarse entre la nieve, habitual en su entorno frío y montañoso. El oscuro los camuflaría entre la vegetación. Esta combinación de colores dificulta que depredadores como los leopardos los detecten. Los pandas la habrían desarrollado porque permanecen activos durante todo el año, con y sin nieve.
Un lenguaje de colores
Tiene lógica, porque el camuflaje es una de las principales estrategias de supervivencia animal. Pero ¿qué pasa con la cara de los pandas? ¿Por qué es negro el pelo de sus orejas y el que rodea los ojos, y blanco el resto? Los análisis de los autores del trabajo indican que las marcas en las caras de estos mamíferos no les sirven para ocultarse, sino para comunicarse con sus congéneres y otros animales.
Las orejas oscuras tendrían la función de advertir a posibles rivales –son seres solitarios y territoriales– y disuadir a los depredadores. Los biólogos han llegado a esta conclusión porque los carnívoros que lucen este tipo de contraste entre la pigmentación de las orejas y la del rostro suelen ser agresivos.
Por su parte, el parche negro que rodea sus ojos –de tamaño y forma variables, según los ejemplares– sería como el DNI de los pandas, una marca única que les permitiría reconocerse entre sí y que, por adorable que nos parezca a los humanos, tiene un propósito poco amigable: cuando un oso mira a un posible rival, esta mancha oscura se agranda a modo de advertencia.