Después de 50 años, el Congreso de los Estados Unidos celebró este martes una audiencia abierta sobre ovnis con el testimonio de dos funcionarios de Inteligencia del Departamento de Defensa.
En la misma el Pentágono reveló fotos y videos desclasificados de objetos voladores no identificados y alertaron que estos fenómenos desconocidos pueden ser un potencial peligro para la seguridad nacional estadounidense.
Durante buena parte de la audiencia se hizo hincapié sobre el “estigma” que se sufre por este tema controvertido, y señalaron que uno de los objetivos del encuentro era eliminar ese manto de oscuridad para alentar la investigación sobre estos fenómenos. «Durante demasiado tiempo, el estigma asociado con los FANI (Fenómenos Aéreos No Identificados) se ha interpuesto en el camino de un buen análisis de inteligencia. Los pilotos evitaban informar o se reían de ellos cuando lo hacían.
Directora de la Comisión de Estudio del Fenómeno OVNI (CEFORA) y una de las caras visibles del Museo del OVNI en Victoria, Entre Ríos, Andrea Pérez Simondini no duda de que «lo que sucedió en el Congreso de Estados Unidos es un hecho realmente histórico, ya que se expone por primera vez, y de manera formal ante los congresales, un debate serio sobre el posible origen no humano del fenómeno. ¿Cómo ha repercutido esto en la Argentina? Gracias a todo lo que está ocurriendo en EE.UU., en nuestro país se formó una comisión oficial y se empezaron a desclasificar documentos en 2020, lo que significa un paso inmenso».
CEFORA ha logrado con la campaña de Acceso a la Información Pública (Ley 27275) la apertura pública de varios documentos desde el Ministerio de Defensa, entre ellos uno de los más resonantes, el conocido caso ocurrido en Bariloche, en julio de 1995 (ver más abajo), y otro más reciente, sucedido en el aeropuerto de Neuquén, en junio 2020.
Hace una semana, la Cámara de Diputados de Entre Ríos declaró «de interés científico, cultural, social y turístico los fenómenos aéreos no identificados» que se registran en la provincia. En la ciudad entrerriana de Victoria, cada año se realiza un Congreso temático con experimentadores y especialistas que llegan desde el exterior. Por ello el Concejo Deliberante provincial acaba de señalar que «Victoria es una ciudad protagonista a nivel mundial de estos fenómenos gracias a su rigurosidad».
Creer o reventar. ¿Existen los ovnis? «Tengo suficientes motivos para creer en la hipótesis de movimientos aéreos no identificados. Por experiencia familiar, por pruebas fehacientes, pero también porque entiendo, por sentido común, que no podemos ser los únicos en el universo ante la existencia de tantos sistemas solares y zonas habitables que cada vez se descubren más», expresa Pérez Simondini,
«A diferencia de lo que sucedía hace dos o tres décadas, ahora gracias a la tecnología estamos impactados ante las revelaciones que se van sucediendo cada vez con mayor frecuencia, validándolas con documentación muy contundente. Ya no son más aquellos esporádicos casos de la persona que iba en la ruta y en medio de la noche se le aparecía una luz encandilante, típica escena de una película de Spielberg».
Pero, ¿qué sucede en la Argentina? «Sin lugar a dudas que nuestro país, por su gran extensión, es uno de los lugares con mayor casuística mundial. Desde hace años que existe mucha repercusión de fenómenos en determinados puntos geográficos como el patagónico Golfo San Jorge, Capilla del Monte (Córdoba), Victoria (Entre Ríos), General Pico (La Pampa), las afueras de San Juan y Joaquín V. González (Salta), todos sitios donde hay grandes porciones de tierra montañosa y agua, una combinación que atrae el movimiento de objetos», detalla Simondini.
El emblemático caso del piloto
La ufóloga Simondini no duda de la singularidad de casos que tuvieron lugar en la Argentina. «Hay personas que han estado en cercanía del fenómeno, pero la mayoría prefiere no hablar, no exponerse ni dar su testimonio porque el fenómeno OVNI genera reacciones radicalmente opuestas, por lo tanto los testigos temen ser señalados, tildados de bizarros o pasar el ridículo, te dice qué estás fumando o piensan que querés comercializar la información».
Uno de los que estuvo en silencio durante muchos años fue Jorge Polanco, el piloto de Aerolíneas Argentinas quien el 31 de julio de 1995 presenció un hecho que marcó un antes y un después. «A mí me cambió la vida, me transformó la cabeza, me hizo empezar a ver cosas desde otro punto de vista», dice el ex comandante que dejó de volar en 2017.
La experiencia que vivió Polanco, que en 1995 llevaba casi veinte años de trayectoria, lo acompaña hasta el día de hoy. «No es que no me deja dormir, pero la imagen sigue siendo recurrente, asombrosa, la tengo en mente a diario, como así también a los dos pilotos que me acompañaban en la cabina del avión: estaban muertos, blancos, paralizados. Y si bien yo estaba shockeado, no podía dejar de prestarle atención al control del vuelo, estaba por aterrizar en Bariloche y tenía la responsabilidad de 130 pasajeros».
En diálogo con Clarín, Polanco describe la secuencia sin vacilar. «Fueron 17 minutos, ¡17 minutos con una luz poderosa sobre la ventana derecha de la cabina! Era un plato de unos treinta metros de diámetro que estaría a unos 50 metros del avión. Me acompañó en la etapa de descenso hasta el aeropuerto. ¿Mi primera reacción? ¡¿’Qué carajo es esto, qué carajo es esto?!’. Pero mis colaboradores no respondían, sólo lloraban del miedo. Yo también estaba cagadísimo, eh, pero pensaba que no era cierto y me lo repetía una y otra vez».
Cuando estaba por proceder al aterrizaje, un apagón en el aeropuerto ratificó que esas imágenes eran ciertas. «Le grité a mi copiloto ‘reaccioná, vamos a aterrizar, dale’ y me concentré como pude en medio del apagón total, pero alumbrado por la luz omnipresente del plato volador que nos escoltaba. Uno de mis colaboradores me dijo que el pasaje estaba tranquilo, no lo había advertido, lo cual ayudó y yo no dije una sola palabra, estaba cagado a palos y encima tenía que volver a Buenos Aires».
¿Cargó con el estigma? «Con los años aprendí a que no tengo acreditar nada, ni convencer a nadie. A mí me pasó y eso me alcanza. También entiendo que hay un ocultamiento a nivel mundial de este tema. ¿Si creo en los ovnis? Todavía no entiendo cómo se me pregunta esto… Sin lugar a dudas que creo. Hoy, a mis 69 años, estoy convencidísimo que hay otra realidad».
«Policía abducido»
Desde General Pico, La Pampa, Sergio Puchetta le dice a este medio que no habla de lo que le pasó desde 2006 cuando vivió una experiencia «que parece de película pero no lo fue», comenta. Cabo de la policía provincial, Puchetta recorría zonas rurales aledañas a General Pico entre las ocho de la noche y la medianoche. «El 2 de marzo estaba patrullando en una moto y veo a unos cinco kilómetros un resplandor rojo sobre un monte… parecía fuego, que se mantenía quieto».
«Me fui acercando hacia esa luz, abordo de la moto, y de pronto no la vi más. Cuando voy a dar la vuelta, me encontré con una luz muy intensa que me enceguece, me paraliza y no me puedo mover… Sentí un cosquilleo en el cuerpo, recuerdo que sólo me respondían las manos, lo que me permitieron pedir ayuda con el handy que tenía conmigo. De repente pasó algo increíble: empecé a caminar y a correr pero contra mi voluntad. Alguien desde arriba me movía y empecé a saltar, yo estaba en pánico y mis huellas empezaron a aparecer -le dijeron días después- cada tres metros, luego cada cinco, diez, ¿me seguís?».
En una de esas zancadas, Puchetta desapareció. «Entre las ocho de la noche hasta las 16 horas del 4 de marzo estuve vaya a saber dónde. Yo recuerdo que quería mirar hacia atrás y no me dejaban, sentía una presencia detrás… Sólo podía mirar hacia adelante y veía imágenes mías de chiquito, luego en mi adolescencia. ¿Dónde aparecí? En la tranquera de una estancia de un conocido, a 30 kilómetros del lugar que había desaparecido. Estaba en posición fetal y totalmente seco, cuando había llovido la noche anterior y durante ese día. Me dijeron que me buscaron con aviones, helicópteros, bomberos, policía y defensa civil».
Reconoce Puchetta que cargó con el prejuicio y el estigma. «En la Policía me decían que no dijera una palabra, después me tomaron por loquito, hasta que me relegaron de toda actividad. Fue muy difícil convivir con esa experiencia sin poderla compartir, me fui aislando, me encerré, dejé de hablar con amigos… Terminé sintiendo vergüenza, me sentía culpable sin saber por qué».
Pérez Simondini está trabajando desde CEFORA y el Museo del OVNI en uno de sus mayores desafíos: «Construir institucionalidad con el fin de que la gente se anime y denuncie las experiencias de las que fue testigo, sin temor al qué dirán. Por eso es clave que cada testimonio sea abordado desde la ciencia, con mucha objetividad, prudencia, profundidad y respeto, a fin de que la persona se sienta protegida y resguardada. En nuestro caso, trabajamos con mucha confidencialidad para que todos podamos trabajar tranquilos y en profundidad».
Los incidentes nunca explicados
Clarín hizo un relevamiento con un puñado de avistamientos que nunca tuvieron una explicación oficial.
El primero de ellos, de diciembre de 2021, es un registro logrado por dos vecinos del paraje Laguna del Pescado, en Victoria, Entre Rios, y se aprecia un movimiento errático de luces en pleno día. La luz fue divisada en las alturas por otros habitantes. La cámara de fotos logró hacer foco sobre un objeto resplandeciente tan sólo por momentos, que bastaría para ver la luz en movimiento y su división, para luego constituir una formación triangular,
La imagen que sigue se registró en los alrededores de la zona conocida como “El Volcán” , a la altura del km. 60 de la Autovía 226, en Balcarce, provincia de Buenos Aires. La fotógrafa Luciana Vismara se trasladó hacia el sector del cerro Paulino en busca de una locación que sirviera de marco para una producción publicitaria. «Estaba sacando fotos y enfocando el cerro cuando me di cuenta de que estaba eso. Disparé la foto, levanté la mirada, era algo negro y rojo, y se perdió entre las nubes», había dicho a un medio local.
Clarín se comunicó con Vismara, que amablemente respondió: «Ya no quiero darle más trascendencia al tema porque fue tanta la repercusión, local e internacional, que terminé tan expuesta que derivó en un ataque de pánico».
Guardianes del Cielo Cuyano lleva adelante un trabajo de relevamiento, monitoreo e identificación de todo movimiento dentro y fuera de la atmósfera, con alta tecnología y radares humanos. Se los reconoce como uno de los más importantes del mundo en la materia. En una jornada de investigación y rastreo, el 16 de julio de 2019, a la 1:40 de la madrugada, identificaron un objeto en el Cerro Plateado Pocito, San Juan. Se trató de una esfera lumínica que se desplazaba lentamente hacia el norte.
La siguiente imagen en blanco y negro, de 1960, fue obtenida en Villa General Belgrano y es considerada una de las apariciones de ovnis de la Argentina mejor documentada: se advierte un objeto volador no identificado suspendido sobre un campo. Se lo conoce como el «Caso Yacanto», aunque quien lo retrató (el capitán Luis Niotti, de la Fuerza Aérea) alude en un escrito, que accionó su cámara desde la ruta 36, cuando retornaba de Calamuchita.
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