El accidente ocurrió durante un vuelo que partió desde el aeropuerto inglés de Birmingham hacia Málaga, España, mientras sobrevolaban el condado de Oxfordshire, cuando las ventanas de la trompa del avión se despegaron yla cabina se despresurizó.
El piloto Lancaster, pese a que tenía abrochado el cinturón de seguridad, fue absorbido violentamente por una de las ventanas, mientras que la azafata Nigel Ogden cayó al suelo tras ser golpeada por una puerta que también se desprendió por la fuerza de la despresurización.
Milagrosamente, la azafata Ogden pudo agarrar las piernas de Lancaster, justo cuando ya tenía medio cuerpo fuera de la ventana, mientras que un segundo miembro de la tripulación, John Heward, ingresó en la cabina y también agarró al piloto, esta vez por el cinturón de sus pantalones.
En ese momento otro asistente de vuelo acudió al rescate del piloto formando una cadena humana de personas que impidió que Lancaster saliera volando por la ventana del avión.
Pero allí no terminó la increíble aventura. Mientras Lancaster colgaba de la cabina en pleno vuelo a una altura de 23.000 pies, el copiloto Alistair Atchinson debió hacerse cargo del avión, tomó los controles y emitió una alerta: «¡Mayday! ¡Auxilio!». Debía realizar un aterrizaje de emergencia con su compañero colgado de la cabina.
«Me di la vuelta y vi que el parabrisas delantero había desaparecido y Tim, el piloto, estaba saliendo por la ventana; se le había salido el cinturón de seguridad y todo lo que podía ver eran sus piernas», le dijo la azafata Ogden al periódico Sydney Morning Herald, citado por el sitio inglés LadBible.
«Salté sobre la columna de control y lo agarré por la cintura para evitar que se fuera por completo. Tenía la camisa en la espalda y su cuerpo estaba doblado hacia arriba en la parte superior del avión», recordó Ogden.
«Sus piernas estaban atascadas hacia adelante, desconectando el piloto automático, y la puerta de vuelo descansaba sobre los controles, enviando el avión a una velocidad de casi 650 kilómetros por hora a través de algunos de los cielos más congestionados del mundo», destacó.
John Heward, quien junto con la azafata tomó del cinturón al piloto, dice que nunca olvidará la mirada de Lancaster. «Yo pensaba que iba a perderlo, pero acabó doblado en forma de U alrededor de las ventanas. Su rostro golpeaba la ventana con sangre saliendo de su nariz y un lado de su cabeza, sus brazos se agitaban y parecían tener aproximadamente 6 pies de largo. Lo más aterrador es que sus ojos estaban muy abiertos. Nunca olvidaré esa mirada mientras mientras yo viva», confesó.
El copiloto Atchinson logró controlar el avión y finalmente aterrizó en el aeropuerto de Southampton, donde la tripulación fue recibida por los servicios de emergencia.
Lancaster logró sobrevivir a la terrible experiencia, sufrió varias fracturas y la congelación de sus miembros superiores.
La impactante historia, que sucedió en junio de 1990, fue relatada en el documental Air Crash Investigation – Blow Out. La recreación de lo sucedido se emitió en National Geographic en 2005.
El relato, sin embargo, volvió a las primeras planas tras hacerse viral en redes sociales, cuando un usuario de Twitter compartió fotos de la recreación y dijo: «En 1990, la ventana de un avión se cayó y uno de los pilotos fue succionado, así que simplemente lo sujetaron de las piernas mientras el avión aterrizaba».
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