Una cabeza de un lobo gigante, de unos 40.000 años de antigüedad, está siendo estudiada por científicos que esperan obtener novedosos conocimientos sobre la evolución de la especie, dado que conserva intacto el cerebro.
El descubrimiento, que se conoció este jueves, tuvo lugar en la República de Sajá, en un territorio que limita con el Océano Ártico, durante el verano de 2018.
Medios especializados, como National Geographic, informan que fue un hombre que paseaba cerca del río TireKhtyakh, el autor del histórico hallazgo.
El hombre pudo visualizar la pieza debido al deshielo del permafrost, la capa de suelo congelado en regiones glaciares como la tundra siberiana.
La cabeza, señalan los científicos, tiene unos 40 centímetros de largo y data de unos 40.000 años. Y, además, conserva el cerebro del animal en excelentes condiciones.
A su vez, aseguran, preserva el resto de sus tejidos: pelaje, colmillos y piel.
Un equipo de expertos de Japón y otro de la Academia de Ciencias de la República de Sajá realizaron los estudios preliminares. Y resta que el ADN sea analizado en el Museo de Historia Natural de Suecia, en Estocolmo.
Con los resultados, se podrá comprender la evolución de la especie y reconstruir su apariencia.
Las primeras revelaciones indican que la cabeza pertenece a un lobo adulto que murió cuando tenía entre dos y cuatro años. Es incierto por qué apareció sólo la cabeza y cómo fue separada del cuerpo.
El hallazgo conoció recientemente en una exposición científica titulada The Mammoth (el mamut), organizada en Tokio (Japón), sobre criaturas congeladas de la Edad de Hielo.