De gigantes colmillos, estas bestias de 6.000 kilos cubiertas completamente de pelo, no lograron sobrevivir al fin de la última edad de hielo. Los mamuts se extinguieron hace más de 10.000 años ya que sus cuerpos no estaban preparados para el aumento de temperatura.
En este caso los culpables no fuimos los humanos, en esa época y en ese lugar no hay registros de actividad humana sino hasta varios siglos después.
Las bestias de la última glaciación vivieron aisladas, debido a la separación de Alaska y Siberia provocada por el aumento en el nivel del mar, según la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences, en un estudio publicado recientemente.
La sed los fue matando
El aumento de la temperatura y el nivel del mar, sumado a la gran cantidad de agua que necesitaban diariamente estos mamíferos resultó una verdadera bomba de tiempo considerando la falta de ríos y manantiales en el área que habitaban.
Únicamente podían abastecerse del líquido en algunos lagos, pero estos fueron desapareciendo a medida que el planeta se fue calentando, los océanos consumieron a los lagos provocando que el agua salada acabara con las reservas y los mamuts fueran muriendo poco a poco de sed.
Deambulaban en busca de agua y al mismo tiempo acababan con toda la vegetación a su paso, cavando su propia tumba.
Los mamuts de la isla de Saint Paul (entre Alaska y Siberia), tuvieron que necesitar mucha más agua que los actuales elefantes, esto debido a que estas ancestrales bestias estaban diseñadas retener calor, mientras que sus parientes de hoy lo evaporan.
Los expertos concluyen que lo que finalmente provocó la extinción del mamut fue la falta de agua ya que existen estudios que descartan otras posibles teorías.
– No se tienen registros de actividad humana en esa área sino hasta 1787.
– Tampoco se tiene registro de otros animales como osos polares, ya que las evidencias afirman que existieron hasta unos mil años después de la extinción del mamut.
– Tampoco se encuentran rastros de sedimento volcánico en el área, así que se descarta que la actividad volcánica los hubiera perjudicado.
El último mamut del que se tiene registro, murió hace 4000 años y vivió en Wrangel, una isla en el ártico.
Expertos afirman que lo que sucedió a los mamuts, podría repetirse hoy en día debido al calentamiento global, poniendo en riesgo no sólo la vida de los animales sino también la de los humanos.