Hoy, cerca de las 10.30, Coco, el perro retenido la semana pasada en el aeropuerto de Ezeiza por tener su vacuna antirrábica vencida, se reencontró con su dueño, Franco Gavidia, tras recibir la correspondiente inmunización y cumplir un período de cuarentena.
Atento a la sensación térmica de esta mañana, que no superaba los 2 grados, Gavidia llevó un colorido abrigo para regalarle a Coco a modo de recibida. Al salir, pasadas las 11, Gavidia alzó en alto a Coco, que ya lucía su obsequio y movía la cola contento. Su dueño le acarició y besó el lomo mientras reía ante la comparación con la emblemática escena de la película El Rey León en que Mufasa, el padre, levanta a su hijo Simba y lo muestra orgulloso.
Gavidia contó que el animal estaba muy asustado antes de la vacunación y que se movía mucho, pero que todo salió bien y de acuerdo a lo planificado. Coco deberá permanecer en cuarentena durante otros 21 días, sin contacto con otros animales, pero ya junto a su familia que los aguarda en Córdoba.
“Lo que me llevo como mayor aprendizaje es la bondad de la gente, la empatía de los argentinos que me sorprendió muchísimo. Y también que antes de viajar hay que chequear cuatro veces todos los papeles. El principal culpable de esto fui yo y lo dije siempre”, comentó Gavidia a LA NACION.
Coco tiene un año y medio y llegó el miércoles 25 de mayo a la Argentina en un vuelo proveniente de Hungría, país en el cual residían Gavidia y Coco hasta que se declarara el estado de emergencia por la invasión rusa a Ucrania. Al aterrizar, personal del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) detectó que Coco tenía su vacuna contra la rabia vencida hacía ocho días y comenzó un período de incertidumbre durante el cual no estaba claro cuál sería el futuro del animal y se llegó a decir que podría ser deportado o hasta sacrificado.
“El viaje desde Hungría fue muy duro, muchas horas, muchos aeropuertos, y al llegar a la Argentina vieron que la vacuna estaba vencida. Yo asumí la culpa y pedí disculpas, pero no me trataron muy bien. Me fui de Hungría porque estaba a una hora y media de Ucrania y cuando empezó el estado de alerta me asusté mucho”, dijo Gavidia.
La incierta situación inicial del animal se viralizó rápidamente en las redes sociales con el hashtag #LiberenACoco y hasta se inició una campaña en Change.org bajo la misma consigna para evitar su deportación y lograr que se reencuentre con su Gavidia.
Finalmente, el jueves pasado, el Senasa anunció que “gracias al trabajo articulado con Aduana y el diálogo con el dueño de la mascota, se decidió que Coco cumpla con 10 días de cuarentena, sin ingreso al país, en instalaciones aduaneras y sea vacunado contra la rabia”.
El predio
Durante la cuarentena, el perro permaneció en un predio facilitado por la Aduana dentro de la terminal aérea internacional y fue monitoreada diariamente por dos veterinarios, uno indicado por el Senasa y otro sugerido por el propietario del perro.
“Durante el aislamiento que debió realizar el can, una veterinaria del Senasa controló y verificó a diario su bienestar, trabajando con recomendaciones de la Dirección Nacional de Sanidad Animal del organismo. El espacio cedido por Aduana, de 100 m² y acondicionado para atender la situación climática, le permitió a “Coco” jugar, correr y alimentarse sin inconvenientes. También una persona responsable designada por la familia fue la autorizada a visitarlo diariamente”, informaron desde el Senasa.
Y agregaron: “En el marco de las medidas sanitarias adoptadas, se puso en conocimiento que previo a entregar la mascota a su cuidador responsable se cumplimentó la vacunación antirrábica, la desparasitación interna y externa, y la declaración del domicilio de interdicción donde debe permanecer el canino durante los 21 días posteriores a la vacunación”.
Por su parte, Gavidia dijo: “Los primeros días se notaba que estaba asustado pero ya se acostumbró. Mucha gente se preocupaba por el frío, pero Coco nació en Polonia y aunque estaba siempre en casas, está habituado al frío a jugar en la nieve”.
“No creo que tome acciones legales. No quiero más problemas, yo lo que quería era llegar a mi casa con Coco y reencontrarme con el resto de la familia”, aseguró.
El joven agradeció a toda la gente que lo apoyó, a su abogada que lo asesoró de forma gratuita y a las veterinarias que cuidaron a Coco.
Ambos emprenderán hoy mismo el viaje en auto hacia Córdoba, donde se encuentra el resto de su familia, la novia de Gaviria y su hija, quien eligió el nombre de la mascota por el personaje homónimo de la película infantil Coco. Por el momento, el animal se quedará en la Argentina para no someterlo a nuevos viajes.
Según informaron fuentes del Senasa a LA NACION, para que un animal viaje en avión se requiere un certificado de salud del animal, que se lo desparasite, que tenga todas las vacunas al día y que esté exento de enfermedades.
“En lo que va del año, antes de que aparezca Coco, hubieron otros dos casos de mascotas que llegaron a Ezeiza flojas de papeles. De inmediato fueron devueltas al país de donde provenían y así se mantuvo a resguardo el estatus sanitario de la Argentina y de su población”, agregó una fuente del Senasa.
Josefina Gil Moreira
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