COP24 en Polonia sobre cambio climático: ¿por qué el mundo está en una etapa crucial para su futuro?
Redacción BBC News Mundo
El clima del planeta ha estado cambiando constantemente a lo largo del tiempo geológico.
La temperatura promedio mundial actual es de aproximadamente 15 °C, aunque la evidencia geológica sugiere que ha sido mucho más alta y más baja en el pasado.
Sin embargo, el período actual de calentamiento está ocurriendo más rápidamente que los eventos registrados en el pasado.
A los científicos les preocupa que la fluctuación natural, o la variabilidad, esté siendo superada por un calentamiento rápido provocado por el ser humano, el cual tiene serias implicaciones para la estabilidad del clima del planeta.
Es por ello que la conferencia de la COP24 de Katowice, Polonia, es un evento clave para lograr que los países del mundo lleguen a un acuerdo de medidas para evitar un acelerado calentamiento del planeta y sus consecuencias.
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Para entender la problemática del cambio climático, te ofrecemos una explicación de los conceptos básicos para entender qué es este concepto y cómo puede afectarnos en el futuro cercano.
¿Qué es el efecto invernadero?
El efecto invernadero se refiere a la forma en que la atmósfera de la Tierra atrapa parte de la energía del Sol.
Esa energía solar que se irradia hacia el espacio desde la superficie de la Tierra es absorbida por los gases de efecto invernadero y remitida en todas direcciones.
La energía que se irradia hacia el planeta calienta por una parte a la atmósfera inferior, y por otra a la superficie.
Sin este efecto la Tierra estaría unos 30°C más fría, lo cual haría que nuestro planeta fuera muy hostil para la vida como la conocemos.
Los científicos creen que estamos contribuyendo activamente al efecto invernadero natural con los gases liberados por la industria y la agricultura (conocidos como emisiones), los cuales hacen que se atrape más energía y aumente la temperatura.
Esto se conoce comúnmente como calentamiento global o cambio climático.
El más importante de estos gases de efecto invernadero, en términos de su contribución al calentamiento global, es el vapor de agua. Pero las concentraciones de éste muestran pocos cambios y persisten en la atmósfera solo por unos pocos días.
En cambio, el dióxido de carbono (CO2) persiste durante mucho más tiempo (tardaríamos cientos de años en volver a los niveles preindustriales).
Además, hay tanto CO2 que solo puede ser absorbido por reservorios naturales como los océanos.
La mayoría de las emisiones de CO2 producidas por el hombre se liberan a través de la quema de combustibles fósiles, pero también por la reducción de los bosques que absorben carbono.
Otros gases de efecto invernadero, como el metano y el óxido nitroso, también se liberan a través de actividades humanas, pero su abundancia general es pequeña en comparación con el dióxido de carbono.
La liberación de gases de la industria, en especial el CO2, es una de las mayores contribuciones humanas al calentamiento global.
Desde que comenzó la revolución industrial en 1750, los niveles de CO2 aumentaron más de 30% y los niveles de metano aumentaron más de 140%.
La concentración de CO2 en la atmósfera es ahora más alta que en cualquier otro momento en al menos 800.000 años.
¿Cuál es la evidencia del calentamiento global?
Los registros de temperatura que se remontan a finales del siglo XIX muestran que la temperatura promedio de la superficie de la Tierra ha aumentado en aproximadamente 0,8°C en los últimos 100 años.
Casi 0,6°C de este calentamiento ocurrió en las últimas tres décadas.
Los datos satelitales muestran un aumento promedio en el nivel global del mar de unos 3 milímetros por año en las últimas décadas.
Una gran proporción del cambio en el nivel del mar se debe a la expansión térmica del agua de mar: a medida que el agua de mar se calienta, las moléculas se vuelven menos densas y causan un aumento en el volumen del océano.
Pero el derretimiento de los glaciares montañosos y la disminución de las capas de hielo polar también contribuyen de manera importante.
La mayoría de los glaciares en las regiones templadas del mundo y a lo largo de la Península Antártica están decreciendo.
La disminución del hielo polar contribuye, producto del calentamiento de la Tierra, influye en el cambio climático.
Desde 1979, los registros satelitales muestran una disminución dramática en la extensión del hielo marino del Ártico, a una tasa anual del 4% por década.
En 2012, la extensión del hielo alcanzó un récord mínimo que fue 50% más bajoque el promedio de 1979-2000.
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La capa de hielo de Groenlandia ha experimentado una fusión récord en los últimos años. Si se fundiera toda la capa de 2,8 millones de kilómetros cúbicos, los niveles del mar aumentarían en 6 metros.
Los datos satelitales muestran que la capa de hielo de la Antártida occidental también está perdiendo masa, y un estudio reciente indicó que la Antártida oriental, que no mostró una clara tendencia de calentamiento o enfriamiento, también puede haber comenzado a perder masa en los últimos años.
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Pero los científicos no esperan cambios dramáticos. En algunos lugares, la masa puede aumentar a medida que las temperaturas de calentamiento impulsan la producción de más nieve.
Los efectos de un clima cambiante también se pueden ver en la vegetación y en los animales terrestres.
¿Hubo una «pausa»?
Algunos analistas han argumentado que, desde 1998, no ha habido un calentamiento global significativo a pesar de la cantidad cada vez mayor de dióxido de carbono que se emite.
Esta es la llamada «pausa» en el calentamiento.
Hay científicos que afirman que desde hace 20 años no se han registrado cambios significativos del clima, pese a la actividad humana.
Los científicos han tratado de explicar esto de varias maneras:
Variaciones en la salida de energía del Sol.
Una disminución del vapor de agua atmosférico.
Mayor almacenamiento de calor por los océanos.
Pero no ha habido un consenso general sobre el mecanismo preciso detrás de la pausa.
Y ahora parece que el hiato se ha detenido bruscamente: los años 2014, 2015 y 2016 fueron los tres años más calurosos desde que hay registros.
De hecho, un estudio publicado en la revista Science en junio de 2015 dudaba que hubiera habido una pausa de calentamiento.
¿Cuánto subirán las temperaturas en el futuro?
En su evaluación de 2013, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) pronosticó una serie de posibles escenarios basados en modelos informáticos.
La mayoría de las simulaciones indican que es probable que el cambio de temperatura de la superficie global para fines del siglo XXI supere los 1,5°C, comparado con las registradas en 1850.
Un umbral de 2°C se había considerado durante mucho tiempo como la puerta de entrada al calentamiento riesgoso.
Más recientemente, los científicos y los responsables de la formulación de políticas han argumentado que mantener el aumento de la temperatura en 1,5°C es un límite más seguro para el mundo.
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Un informe del IPCC en 2018 sugirió que cumplir con esa meta requeriría «cambios rápidos, de gran alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad».
Incluso si reducimos drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero en este momento, los científicos dicen que los efectos continuarán porque partes del sistema climático, especialmente grandes cuerpos de agua y hielo, pueden tardar cientos de años en responder a los cambios de temperatura.
También lleva décadas eliminar los gases de efecto invernadero de la atmósfera.
¿Cómo nos afectará el cambio climático si no se actúa?
La escala de los impactos potenciales es incierta, pero los expertos aseguran que estamos viviendo una etapa crucial para el futuro del planeta.
Los cambios podrían impulsar la escasez de agua dulce, modificaciones radicales en las condiciones de producción de alimentos, o aumento del número de muertes por inundaciones, tormentas, olas de calor y sequías.
Esto se debe a que se espera que el cambio climático aumente la frecuencia de los eventos climáticos extremos, aunque vincular cualquier evento individual al calentamiento global es complicado.
Los científicos pronostican que habrá más lluvia en general, pero dicen que el riesgo de sequía aumentará en las zonas lejanas a las costas durante los veranos calurosos.
La distribución del agua es una de las más grandes amenazas del calentamiento global.
Se esperan más inundaciones por tormentas y aumento del nivel del mar. Sin embargo, es probable que haya variaciones regionales muy fuertes en estos patrones.
Los países más pobres, que están menos preparados para hacer frente a los cambios rápidos, son los que más sufren.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que la salud de millones de personas podría verse amenazada por el aumento de la malaria, las enfermedades transmitidas por el agua y la desnutrición.
Eventos de tiempo extremos serán más frecuentes a medida que el cambio climático avanza.
A medida que se libera una mayor cantidad de CO2 a la atmósfera, aumenta la captación de CO2 de los océanos, y esto hace que se vuelvan más ácidos.
Este proceso continuo de acidificación podría plantear problemas importantes para los arrecifes de coral del mundo, ya que los cambios en la química impiden que los corales formen su esqueleto calcificado que es esencial para su supervivencia.
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También es previsible una liberación de grandes cantidades del gas metano de efecto invernadero a medida que se derrite el permafrost (el suelo congelado en el Ártico).
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Esto se conoce como una retroalimentación positiva del clima. Pero existen retroalimentaciones negativas que podrían compensar el calentamiento.
Varios «reservorios» en la Tierra absorben el CO2 como parte del ciclo del carbono, el proceso a través del cual el carbono se intercambia, por ejemplo, entre los océanos y la tierra.
La pregunta es ¿cómo se equilibrarán?
Y más aun, ¿qué hará la humanidad para evitar la aceleración del cambio climático?