Las tensiones se intensificaron después de que fuerzas israelíes detuvieran a un palestino tras un presunto intento de atropello intencionado en los alrededores del grupo de asentamientos de Gush Etzion, en Cisjordania.
El ministro israelí de Exteriores, Israel Katz, reaccionó convocando al embajador de Brasil en Israel en el Museo del Holocausto, considerado un símbolo del genocidio judío perpetrado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
En sus declaraciones durante la cumbre africana, Lula condenó enérgicamente la acción militar israelí en Gaza, caracterizándola como un acto de genocidio. Esta afirmación fue duramente criticada por líderes israelíes, incluido el primer ministro Benjamin Netanyahu, quien la calificó de «vergonzosa y grave».
Las palabras de Lula también generaron reacciones entre las comunidades judías en Brasil. La Confederación Israelita de Brasil (CONIB) y la Federación Israelita del Estado de São Paulo emitieron comunicados condenando las comparaciones entre Israel y el régimen nazi de Hitler, considerándolas ofensivas y desequilibradas.
El presidente brasileño ha sido objeto de críticas tanto a nivel nacional como internacional por sus comentarios, que algunos consideran como una desviación de la tradicional política exterior brasileña de equilibrio y diálogo en el conflicto del Medio Oriente.