El piloto que recibió un martillazo en la cabeza en pleno vuelo y salvó milagrosamente a la tripulación

Hace 28 años ocurrió una de los acontecimientos más violentos de la aviación contemporánea en el trayecto entre Memphis y California
Jim Tucker. El piloto que se convirtió en héroe. Foto/Facebook Jim Tucker.

La historia del Vuelo 705 de FedEx, que el 7 de abril de 1994 debía realizar el trayecto desde Memphis hasta San José, en California, tuvo un lugar destacado entre los acontecimientos más violentos en la historia de la aviación contemporánea.

Lo sucedido en ese vuelo fue parte de un episodio televisivo, de varios libros y de altos honores para su tripulación: el capitán David Sanders, el primer oficial Jim Tucker y el ingeniero de vuelo, Andy Peterson.

También llevó a la cárcel, con una cadena perpetua, al ingeniero de vuelo de FedEx, Auburn Calloway, cuyo objetivo era tomar el control del avión y estrellarlo. Una de las hipótesis fue que lo hizo para que su familia pudiera cobrar su póliza del seguro de vida, pero nada salió como pensada.

Según una análisis del caso realizado por el diario de Memphis, The Commercial Appeal, en 2007, el objetivo de Calloway era más ambicioso: quería estrellar el avión en la sede de FedEx.

Qué sucedió en el vuelo 705 de FedEx

Todo comenzó el 7 de abril cuando Calloway ingresó al avión antes que la tripulación con una funda de guitarra con varios martillos, un cuchillo y un fusil.

Los pilotos Tucker, Sanders y Peterson, que jamás sospecharon el calvario que vivirían, asumieron que Calloway era solo un empleado que hacía autostop, o un «jump-seater» en la jerga del sector aeronáutico. Es decir, alguien a quien se transportaba gratis.

Es que los pilotos solían trasladar a compañeros todos los días, así nunca se les cruzó por la cabeza negarle a Calloway que se subiera a un avión para ir a la Costa Oeste.

El despegue del DC-10 transcurrió con normalidad, con una conversación relajada entre los miembros de la tripulación, según la transcripción de una grabación de la cabina de mando.

Sin embargo, el feroz ataque de Calloway alteró todo en pocos minutos. Golpeó a los miembros de la tripulación con un martillo. El primer golpe se lo dio a Tucker y le provocó una fractura de cráneo.

«Nos va a matar», dijo Sanders, según la desgrabación de cabina, luego de que Calloway empezara con los golpes contra todos.

La tripulación dejó de ser agredida cuando Calloway salió de la cabina para buscar su fusil en el estuche de la guitarra. En ese momento, Peterson y Sanders se levantaron de sus asientos y trataron de disuadir al atacante.

«Esto es un fusil de verdad, los voy a matar si no hacen los que les digo, se los juro», ordenó Calloway.

Lo que no contaba el atacante es que los pilotos de líneas aéreas están entrenados para situaciones de secuestro. Sin embargo, esta preparación se basa en controlar la situación y razonar con el secuestrador.

«No era una situación en la que podíamos hablar, eso no nos iba a ayudar, debíamos luchar por nuestras vidas desde el primer momento», recordó Peterson. Así que él y Sanders decidieron pelear por sobrevivir.

El primero lo empujó a Calloway para aplicarle varias trompadas. Algo que logró recién, a duras penas, cuando se sumó el segundo. Mientras tanto, todavía con cierta movilidad tras el golpe, Tucker alertó al Centro de Control de Tráfico Aéreo de Memphis de lo que estaba ocurriendo. Algo extraordinario por su estado.

A continuación, Tucker realizó peligrosas maniobras aéreas con el DC-10 para desequilibrar a Calloway. El piloto lesionado dio vuelta al avión en pleno vuelo y llevó la situación al límite mientras perdía control de su propio cuerpo ya que hacía todo esto con fractura de cráneo.

«Tucker nos salvó la vida, lo que hizo con ese avión todavía no puedo creerlo», dijo Sanders acerca de la osada maniobra ejecutada por su compañero.

Luego, Tucker puso el avión a su posición habitual y llamó al centro de control para pedir una ambulancia y un apoyo de las fuerzas de seguridad para controlar a Calloway quien, luego de la maniobra del avión, se golpeó la cabeza.

Controlado el atacante, Sanders piloteó el avión hasta aterrizar en una pista de Memphis.

«Estamos declarando una emergencia, necesitamos que la seguridad se reúna con el avión, lo detendremos en la pista si podemos», dijo Sanders según la transcripción.

«FedEx705, afirmativo, todo eso ha sido atendido, que la seguridad estará disponible junto a la asistencia médica», respondió el control de tráfico.

Tras el aterrizaje, «la sangre de los cuatro hombres cubrió el interior del avión y todo se veía como si hubiera estallado una granada», recordó el director general del aeropuerto, Larry Cox.

Un paramédico esposó a Calloway, según escribió el juez David Nelson en el juicio «Estados Unidos Vs. Calloway» que terminó con cadena perpetua para el atacante.

Por qué se habría producido el ataque de Calloway al vuelo 705 de FedEx

El secuestro se produjo un día antes de una audiencia disciplinaria programada por la empresa debido a malas conductas. Esto podría marcar el fin de Calloway.

«La empresa comenzó a investigar las irregularidades en los informes de las horas de vuelo del Sr. Calloway, y se le ordenó comparecer en una audiencia programada para el 8 de abril de 1994 en Memphis, Tennessee», escribió el juez Nelson.

Pero no había ninguna garantía de que FedEx fuera a despedir a Calloway. De hecho, hubo otras versiones como las citadas anteriormente.

Tampoco había ninguna garantía de que la tripulación del vuelo 705 fuera a controlar a Calloway que, según la investigación, resultó ser cinturón negro en artes marciales.

El destino del avión del vuelo 705 FedEx

Veintiocho años después de que tres miembros de la tripulación del vuelo 705 de Federal Express resistieran un intento de secuestro, el avión que fue el escenario de esa caótica lucha, continuó volando para la empresa hasta 2020.

El McDonnell Douglas DC-10, que debutó en vuelos comerciales en 1985, según los registros de vuelo, se mantuvo, luego del atentado, realizando vuelos para FedEx en el aeropuerto internacional de Memphis exhibiendo sin problemas las marcas inefables de su historia.

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