El estafador de Tinder: quién es Simon Leviev, el hombre al que acusan de robar millones a varias mujeres que conoció en la aplicación de citas

Pese a las denuncias en su contra, permanece en libertad, niega haber hecho algo malo y advierte que compartirá su versión de lo sucedido

Tinder, la aplicación para encontrar pareja que fue creada en 2011, se ha instalado como uno de los símbolos de la era digital en la que navegamos y se ha vuelto parte de las conversaciones sobre las relaciones amorosas actuales.

Y aunque su foco está puesto en las relaciones interpersonales, también ha sido el escenario de un escándalo con repercusiones financieras: una historia de estafa internacional que llegó a las noticias e incluso al gigante del streaming Netflix.

Este mes se estrenó en esa plataforma el documental The Tinder Swindler (“El estafador de Tinder”), que narra la historia de tres mujeres que dicen haber sido engañadas por un hombre, Simon Leviev, a quien conocieron a través de la famosa aplicación de citas.

Durante una hora y cincuenta minutos, a través de las historias de la ciudadana noruega Cecilie Fjellhøy, la sueca Pernilla Sjoholmy y la holandesa Ayleen Charlotte, se muestra cómo este hombre se mete en sus vidas después de conocerlas en Tinder y ellas terminan entregando sumas de dinero difíciles de confirmar, pero que algunos estiman en millones. Tan solo una de ellas entrega al estafador unos US$200.000.

La historia está basada en el reportaje que hizo el diario noruego VG, publicado en febrero de 2019, que cuenta lo que sufrieron las tres mujeres que dan su testimonio en el documental.

Sin embargo, a pesar de la evidencia del engaño -hay horas de videos grabados por el mismo estafador y largos intercambios de mensajes en WhatsApp- y de las denuncias hechas por las tres mujeres en contra de Leviev, este se encuentra en libertad y niega haberles robado.

Debido a la publicidad que ha recibido por el estreno del documental, Tinder informó que canceló la cuenta que Leviev mantenía activa en la aplicación.

Pero ¿quién es Simon Leviev y qué dice el documental sobre su modo de actuar?

De acuerdo a lo publicado en varios medios, entre ellos VG en Noruega y The Times of Israel, el nombre original de Leviev es Shimon Yehuda Hayu, nacido en Tel Aviv en 1990 y perteneciente a una familia ultraortodoxa judía.

El primer encuentro de Leviev con la Justicia ocurrió en 2011. En ese momento, fue acusado de fraude por sustraer y cobrar cheques de personas para las que había trabajado.

Antes de ser arrestado por la policía israelí, escapó a través de la frontera con Jordania con un pasaporte falso y huyó hacia Europa. Sin embargo, en Israel fue condenado en ausencia a pasar 15 meses en prisión.

Durante varios años no se tuvo rastro de sus actividades, hasta que en 2015 fue capturado en Finlandia por el delito de estafa, tras una denuncia de tres mujeres. Allí fue sentenciado a tres años de prisión.

En 2017, regresó a Israel. Allí cambió su nombre de forma legal: dejó de llamarse Shimon Yehuda Hayu para adoptar el nombre de Simon Leviev con el que se haría conocido internacionalmente y volvió a salir del país.

Ahí comenzó la etapa que forma la trama del documental de Netflix y se narra en el artículo de VG: se dedicó a contactar mujeres en Tinder y a supuestamente pedirles dinero para financiar su vida de lujos y excesos.

En la aplicación se presentaba como Simon Leviev, hijo de un famoso millonario que hizo fortuna gracias a la comercialización de diamantes.

“Lo que ocurrió después fue casi como entrar en la película ‘El show de Truman’, donde él muestra que tiene un guardaespaldas y que en realidad vuela en un jet privado”, le explicó la directora del documental, Felicity Morris, al diario The Guardian.

Ambos elementos, con los que intenta impresionar a las mujeres que conoce y construir su imagen de hijo de un multimillonario importante que necesita estar constantemente custodiado porque los “enemigos” lo tienen en la mira, alimentan las mentiras que Leviev repite con cada víctima que conoce mediante la aplicación.

De acuerdo a lo narrado por las tres mujeres, tiempo después de conocerlas por Tinder y comenzar una relación -que no siempre fue sentimental-, Leviev comenzaba a pedirles dinero debido a que tenía problemas “de seguridad”.

Las mujeres, por distintos motivos, empezaron a prestarle sumas considerables con la promesa de que él se las reintegraría una vez lograra controlar las amenazas de seguridad que tenían en jaque su vida.

Por supuesto, al poco tiempo el hombre desaparecía y dejaba a las mujeres con deudas casi impagables o con sus cuentas de ahorro totalmente vacías.

Cuando la noruega Fjellhøy cayó en la cuenta de que había sido víctima de una estafa, decidió llevar su historia ante la prensa.

La vida tras el reportaje

Una vez publicado el reportaje donde se detallaba el accionar de Leviev en el diario noruego VG y replicado por otros medios en Europa, en octubre de 2019, Leviev intentó huir a Grecia con un pasaporte falso.

Sin embargo, cuando aterrizó en Atenas fue capturado y extraditado a Israel, donde fue condenado a 15 meses de prisión y al pago de una multa cercana a los US$50.000 para resarcir a sus víctimas.

En una entrevista con medios locales, Leviev siempre negó haberle robado dinero a las mujeres que lo acusaban. A los cinco meses de estar en prisión, debido a la pandemia del coronavirus, quedó en libertad.

“Tal vez no les gustó estar en una relación conmigo, o no les gusta la forma en que actúo. Tal vez rompí sus corazones durante el proceso”, dijo en una entrevista con el canal 12 israelí.

“Nunca les saqué un dólar; estas mujeres se divirtieron en mi compañía, viajaron y vieron el mundo con mi dinero”, agregó.

A pesar de que está libre bajo la Justicia de Israel, hay procesos por fraude abiertos en su contra en Reino Unido, Noruega y los Países Bajos.

A raíz de la publicación del documental, Leviev cerró su cuenta de Instagram, pero antes dejó un mensaje final: “Compartiré mi versión de la historia en los próximos días cuando haya resuelto cuál es la mejor y más respetuosa manera de contarla, tanto para las partes involucradas como para mí”.

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