En la sede de la Asamblea Nacional, Nicolás Maduro asumió su tercer mandato presidencial con un discurso en el que prometió «paz, prosperidad y nueva democracia».
«Juro por el histórico, noble y aguerrido pueblo de Venezuela y ante esta Constitución que haré cumplir todos sus mandatos. Inauguro el nuevo período de la paz, la prosperidad y la nueva democracia», expresó Maduro, quien fue investido por el presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez.
La ceremonia contó con la presencia de líderes internacionales, como el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, y representantes de Bolivia, Nicaragua, México e Irán, entre otros países aliados.
La oposición denuncia un «golpe de Estado»
La Plataforma Unitaria Democrática (PUD), principal alianza opositora, calificó el acto como un «golpe de Estado». En un comunicado difundido en redes sociales, la PUD acusó a Maduro de «usurpar la Presidencia» tras desconocer los resultados de las elecciones del 28 de julio, que, según la oposición, dieron la victoria al candidato Edmundo González Urrutia.
«Con la usurpación del poder por parte de Nicolás Maduro, apoyado por la fuerza bruta y desconociendo la soberanía popular, se ha consumado un golpe de Estado contra los derechos del pueblo venezolano», señala el documento.
La oposición también aseguró que «comienza una nueva fase en la lucha por la democracia» y reafirmó que González Urrutia es el legítimo ganador de los comicios.
Escenario político incierto
La toma de posesión de Maduro profundiza la crisis institucional en Venezuela, con una oposición que promete intensificar sus esfuerzos por restablecer el orden democrático. Mientras tanto, el respaldo internacional de algunos países al gobierno de Maduro refuerza la división geopolítica en torno a la situación venezolana.
