El fatídico 7 de octubre de 2023 significó un antes y un después en la historia de Israel.
Texto: María del Pilar Castillo y Lucía Sol Miguel
Aquel día, hace un mes exactamente, cientos de milicianos del grupo islamista Hamas salieron de su bastión en la Franja de Gaza después de dos años de confabular en secreto, penetraron con topadoras y explosivos el sofisticado muro de acero fronterizo e ingresaron en territorio israelí, donde asesinaron de manera brutal al menos a 1400 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a otras 240. El shock fue tal, que el Ejército israelí, uno de los más preparados del mundo, tardó horas en responder, una vacilación que generó indignación en el país y desató una ola de críticas contra el gobierno de Benjamin Netanyahu.
Desde entonces, Israel prometió “aniquilar” a Hamas y ha lanzado una contraofensiva feroz contra Gaza, con bombardeos diarios que terminaron con la vida de casi 10.000 palestinos, muchos de ellos niños, y ha cortado el suministro de energía y de agua del enclave, amenazando la subsistencia de los gazatíes.
La situación se volvió tan dramática que organismos internacionales, líderes mundiales e incluso aliados tradicionales de Israel han pedido el ingreso urgente de ayuda humanitaria mientras negocian contrarreloj un alto el fuego con el fin de evitar un mayor derramamiento de sangre y la expansión del conflicto en la región. De hecho, otros actores ya se involucraron aunque de manera más marginal. Desde Líbano, Hezbollah abrió otro frente en el norte de Israel, y su líder advirtió la semana pasada que “todas las opciones están sobre la mesa”; también hubo algunos intercambios con Siria y los rebeldes hutíes de Yemen. Mientras tanto, Estados Unidos e Irán, aliado tanto de Hezbollah como de Hamas, observan con máximo nivel de alerta cómo evoluciona el conflicto e intercambian amenazas constantemente.
A pesar de las posibles repercusiones, el gobierno de Netanyahu se ha mantenido firme en su respuesta, incluso se espera que el ejército ingrese esta semana en la Ciudad de Gaza para continuar los combates cuerpo a cuerpo, liberar a los rehenes cautivos bajo tierra en la extensa red de túneles de Hamas y, más importante, terminar de una vez por todas con la hegemonía del grupo islamista en la franja.
Cúpula de hierro
Gracias a su sistema móvil de defensa aérea, conocido como la Cúpula de Hierro, Israel ha podido defenderse de los 8000 misiles que Hamas lanzó contra el territorio israelí desde el 7 de octubre hasta hoy. El grupo Hezbollah también atacó con cientos de proyectiles a lo largo de la frontera norte desde entonces. La mayoría de los cohetes fueron interceptados. Pero algunos han logrado pasar la barrera y mataron a al menos 11 personas, además de alcanzar edificios en puntos tan lejanos como Tel Aviv, según las autoridades israelíes.
Gaza, asediada
La respuesta de Israel contra Hamas ha consistido principalmente en un incesante bombardeo contra el densamente poblado enclave palestino, en el que murieron 10.022 personas, de las que aproximadamente dos tercios son mujeres y niños, según los últimos datos del Ministerio de Salud de Gaza, controlado por el grupo islamista.
Asimismo, la franja está en un estado de «completo asedio», que implica la falta de acceso a los suministros de agua, electricidad y alimentos. Mientras tanto, más de 1,5 millones de gazatíes se han desplazado de norte a sur, respondiendo a una orden de evacuación del Ejército israelí. En este contexto, organismos internacionales, líderes mundiales, incluido el presidente Joe Biden, han insistido en una “pausa humanitaria” para permitir la evacuación de civiles y el ingreso de ayuda en Gaza. Sin embargo, pronto se espera una escalada de la violencia con el inminente ingreso de las Fuerzas de Defensa de Israel al enclave.