Netflix es el servicio de streaming más visto en la Argentina y cada mes incluye en su catálogo nuevas producciones, aunque no siempre se trata de estrenos.
El 10 de junio pasado, llegó a la plataforma Máquinas mortales (Mortal engines), una película que se estrenó en 2018 en los cines locales sin mucho éxito. Desde aquel día, la producción escaló en el ranking y se ubicó entre las 10 ficciones más vistas del país.
Esta coproducción neozelandesa-norteamericano, dirigida por Christian Rivers, narra una historia de tono postapocalíptica, cuyo guión cinematográfico está basado en la novela homónima de Philip Reeve. La trama gira en torno a un mundo donde las ciudades fueron puestas sobre ruedas, lo que posibilita su movilidad y provoca la caza de unas hacia otras.
Allí, una chica y sus rebeldes amigos deberán impedir que la gigante Londres móvil destruya todo a su paso. Entre sus protagonistas, están Hera Hilmar (Hester Shaw), Hugo Weaving (Thaddeus Valentine) y Robert Sheehan (Tom Natsworthy).
Tras su lanzamiento, este largometraje de Universal Pictures no fue bien recibido por los espectadores ni por la crítica. Andrew Barker escribió en Variety: “La película pasa de ser prometedora a ser desordenada, luego incomprensible, luego agotadora y finalmente involuntariamente histérica”. Todd McCarthy señaló en The Hollywood Reporter: “Tiene muchos combates, pero no son especialmente emocionantes (…) Aunque ofrece muchas cosas, muy pocas estimulan los sentidos o la imaginación”.
“Un viaje distópico mecánico y sin alma que no va a ninguna parte”, describió Tim Robey en Telegraph. Y aclaró: “El problema es que no tiene impulso ni personalidad, y la dirección es floja”.
El fracaso no fue solo por las críticas. Mortal Engines informó una pérdida de US$17 millones, ya que recaudó solo US$83 millones, contra un presupuesto de US$100 millones. Por lo que fue considerada como una de las peores películas de 2018.
Los productores la ofrecieron en diferentes formatos: como Real 3D, IMAX y IMAX 3D. Sin embargo, tres años después, se dieron cuenta de que la clave del éxito estaba en el streaming, donde el film se convirtió en un hit.
El rodaje de la película llevó tres meses, empezó en abril de 2017, con tomas en Stone Street Studios, en Wellington, Nueva Zelanda, y finalizó en julio del mismo año.
En el reparto también figuran Stephen Lang (Shrike), Jihae (Anna Fang), Ronan Raftery (Bevis Pod), Leila George (Katherine Valentine), Patrick Malahide (Magnus) y Regé-Jean Page (Chudlieigh Pomeroy).