empre se habló del circo del rock. Bueno, finalmente acá está. La unión entre la compañía canadiense Cirque du Soleil y la banda argentina Soda Stereo produjo un big bang.
Y fue caliente. Anoche se estrenó "Séptimo día. No descansaré" y hasta el 14 de mayo habrá más de 70 funciones en el Luna Park. Luego se trasladará a Córdoba y, más tarde, iniciará su derrotero por América latina. Tal como si se tratara de una gira del trío.
"¿Vas al estreno de Séptimo Día?", preguntó el taxista ni bien le pedí que me llevara hasta el Luna Park. Como en los días en que el trío tocaba, Buenos Aires amaneció este jueves expectante. Y la Ciudad de la Furia fue mutando durante el día para prepararse a tamaño estreno. Por primera vez una banda argentina iba a ser protagonista de un espectáculo del Cirque. Así, se convertía en la cuarta inspiración musical de la compañía, luego de los shows creados alrededor de la obra de The Beatles, Michael Jackson y Elvis Presley.
Esa Buenos Aires que amaneció gris y con decenas de árboles caídos mostró su mejor sol por la tarde y una luna brillante que algunos vieron roja. Cerca de las 19.30, los invitados especiales empezaron a llegar a nuestro palacio de los deportes. Sobre la calle Lavalle se levantó una gran carpa VIP por donde desfilaron Valeria Mazza, Gabriela Sabatini, Violeta Urtizberea, Lali Espósito, Jorge Lanata, Lalo Mir, la familia de Gustavo Cerati (Lilian Clark, la madre del cantante, recibiría luego una gran ovación del público), Juanchi Baleirón, Bambi Moreno Charpentier, políticos, periodistas, deportistas. Después de una hora y media de abundante comida y bebida, de besos, abrazos y charlas al pasar, llegó el momento de ingresar al viejo y querido Luna Park.
Una voz en off da cuenta del inicio. Ahora sí es el comienzo. Habla de esos encuentros mágicos, como el que produjo la creación de la banda de rock más importante de América latina. Y habla de ese triángulo igual de mágico que, aun contando con diversos músicos invitados a lo largo de su carrera, nunca pudo romperse. Pero esta vez sí. O, mejor dicho, ahora ese triángulo se agigantará y quedaremos todos los presentes en su interior.
La música suena fuerte y poderosa. Soda Stereo está tocando para nosotros. Aunque sepamos que eso no es cierto, lo queremos creer. Ya vimos y aplaudimos a Zeta Bosio y Charly Alberti al momento de que ambos músicos se sentaran en la platea. Y, como dijeron en las entrevistas previas, es la primera vez que van a ver a Soda sin estar sobre el escenario.
Esa sensación de show del trío por momentos es más fuerte que la idea de una obra del Cirque. O así lo sentimos cuando escuchamos las versiones remezcladas de los clásicos de Soda. La voz de Gustavo Cerati nos acompaña y cuando aparece limpia para decirnos que este es "un lindo momento" para que alumbremos el estadio, nuestra piel se erizará y nuestra mirada se alzará instintivamente al cielo.
El escenario del Luna Park es tomado por un planeta llamado Soda Stereo. Una impactante figura que se abre, como si se tratara de dos enormes platos. El de abajo será la pista, sólida, por donde sucederán algunos de los números y cuadros de la obra. El de arriba, un vinilo gigante, hará las veces de pantalla.
Pero no todo sucede contra el escenario montado sobre la calle Lavalle. En el campo, entre el público, girarán ruedas gigantes con imágenes de toda la vida de Gustavo, Zeta y Charly. Se armará un fogón guitarrero para una versión en vivo de "Té para 3" comandada por la mexicana Zendra Tabasco (artista que antes habíamos visto danzar por el aire con un arnés que la sujeta de su pelo) y hasta se instalará un estanque en el que un guitarrista y una sirena se moverán el tiempo que dure "Hombre al agua" sin siquiera subir a la superficie a tomar aire.
Este puñado de acróbatas que tienen amarrados los pies en el aire se muestran con el look dark de los primeros años del trío. Los raros peinados nuevos, el Cerati Principito y ya solista de 11 episodios sinfónicos y otros íconos de la estética de la banda desfilarán durante las dos horas de un show que llevamos más de un largo año imaginando.
Esta es la nueva reencarnación de Soda, ideada y proyectada por dos prestigiosos directores del Cirque du Soleil: Michel Laprise y Chantal Tremblay. Quizás por momentos Séptimo Día quede a mitad de camino, no logre estar a la altura de los espectáculos que periódicamente trae a Buenos Aires y mucho menos sirva como un show del trío. También es cierto que la música de Soda es tan nuestra que cuando suena potente y poderosa en un recinto como el Luna Park nuestra mente proyecta su propia obra. La psicodelia se apodera de nosotros y, por momentos, es en vano intentar bajar a tierra.
La Nación