Lorenzo, el abanderado descalzo que conmovió al país, ya tiene zapatillas
Su imagen se viralizó en las redes sociales y los gestos de solidaridad no tardaron en llegar. “No me molestó salir descalzo en la foto”, dijo el joven
La historia de Lorenzo, el joven misionero que fue retratado portando la bandera argentina con sus pies descalzos, tuvo un desenlace favorable. Gracias a los numerosos gestos de solidaridad que llegaron luego de que la imagen se viralizara, el abanderado de 16 años ya cuenta con un par de zapatillas de lona.
"A mi no me molestó salir descalzo en la foto", dijo el protagonista de la publicación que tantas veces fue compartida en las redes sociales, consciente de que más de la mitad de sus compañeros todavía carece de calzado.
La foto fue tomada durante el acto del Día de la Bandera en la Escuela Bilingüe 948, ubicada en el valle del Cuñá Pirú, un parque provincial ubicado sobre la ruta local 7, que une las localidades de Jardín América y Aristóbulo del Valle.
Tamaña repercusión ocasionó a las autoridades de la escuela -responsables de la publicación original- un conflicto con el Consejo General de Educación de Misiones. Según publicó el diario Clarín, se dirigieron al edificio funcionarios de Asuntos Guaraníes de la Provincia, a fines de amenazar a los docentes y comunicarles que no recibirían ninguna ayuda.
Sin embargo, otros aportes no tardarían en llegar. Por ejemplo, la Cámara Argentina de la Industria del Calzado (CIC) decidió donar 300 pares de zapatos a los niños de la escuela y la comunidad. "De esta manera nos adherirnos a la necesidad cotidiana que padecen. Porque además de no tener zapatos, viven en viviendas precarias sin electricidad ni agua potable y comen sólo si van al colegio", explicó Alberto Sellaro, titular de la CIC.
La escuela fue creada el 15 de abril de 2015, con aportes locales privados y también extranjeros, recolectados a través de la Asociación Amigos de Suiza. Antes de la creación del establecimiento, los alumnos "ocupaban hasta el momento un precario salón del Centro de atención primaria de la salud de la comunidad de Ñamandu", detallan fuentes oficiales en el sitio del Ministerio de Educación provincial.
La falta de calzado es apenas una de las carencias con las que cuentan los alumnos. La mayoría de los niños que asisten a clase viven en casas que no tienen luz, ni agua potable. "Mi mayor preocupación no son los zapatos todavía. Cada día debo conseguir alimentos para el día siguiente", dijo una maestra del establecimiento.
En este contexto, la ayuda de los lugareños es fundamental para el desarrollo de las actividades en la escuela. Dado que no poseen comedor, los maestros solicitan donaciones para brindar almuerzos y meriendas, a pesar de que los chicos pasan 8 horas en el colegio.