No darán clases si no están dadas las condiciones sanitarias para garantizar un ambiente seguro en las escuelas frente al repunte de contagios de Covid-19.
«Si el Estado no se hace presente, se diluyen las chances de ir a la presencialidad en todo el país. Entendemos que hay que hacer un trabajo con fuerte presencia del Estado, que hoy no está. Si seguimos así, estaremos transitando un ciclo lectivo sin educación como en 2020, que fue un año perdido porque cuando queda un solo chico afuera, el año ya está perdido», dijo Sergio Romero, secretario general de la Unión de Docentes Argentinos (UDA).
En la ciudad de Buenos Aires, Mariana Scayola, secretaria general del gremio Ademys, remarcó las prevenciones: «Vemos muy difícil una vuelta a la presencialidad. En el marco del aumento de la curva de contagios, el Gobierno tiene una política de convivencia con el virus, pero no están garantizando las condiciones sanitarias para esa presencialidad».
Del otro lado de la avenida General Paz, María Laura Torre, secretaria general adjunta del Suteba, gremio liderado por Roberto Baradel, indicó a LA NACION: «Lo primero es el cuidado solidario y colectivo de todos los bonaerenses. Hoy, cuando se habla de presencialidad, no la podemos imaginar de la misma manera que antes porque tampoco es igual en el resto de las situaciones».
En medio de las recorridas de Trotta por las provincias y los reparos de los gremios docentes, el expresidente Mauricio Macri cuestionó al Gobierno por su política educativa en medio de la pandemia (ver aparte). Recibió una dura respuesta a través de un comunicado de la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera), con las firmas de Sonia Alesso, secretaria general, y Baradel, su adjunto.
«¡No tienen vergüenza!», señalaron, en alusión a Macri y su gobierno. Pero, en el marco de esa reacción, convalidaron las preocupaciones ante el repunte de casos. «Esos personajes parece que no se informaron sobre un segundo brote en Europa, sobre el aumento de casos de Covid-19 en niños y jóvenes», señalaron, para completar: «En estos tiempos de pandemia, las condiciones de salud, el cumplimiento irrestricto de los protocolos y las condiciones de higiene y salubridad en las escuelas deben ser una prioridad para el regreso a la presencialidad».
El mensaje final es aún más determinante: «No podemos permitir que se juegue con la salud, con la vida de la comunidad educativa».
En los últimos días, Trotta recordó que la decisión de la modalidad con la que regresarán las clases es una prerrogativa de las provincias. Sobre ese punto, Romero planteó que «se va a producir una profunda grieta» entre los distintos distritos, donde lo político se cruzará con lo sanitario. Además, advirtió: «Hoy tenemos un sistema educativo quebrado: en cada provincia se pagan distintos salarios y los contenidos también varían de una a otra. Ahora se va a resquebrajar más y se van a formar distintos jóvenes según la región, lo que podría traer consecuencias muy serias».
Scayola apuntó contra el ministerio y criticó las libertades otorgadas a las jurisdicciones: «Nos parece que el ministro Trotta vuelve a desresponsabilizarse al decir que cada provincia va a hacer lo que le parezca. Antes había dicho que el criterio para la presencialidad iba a ser el semáforo epidemiológico, pero se desdijo. Si tuviéramos eso en cuenta, no estaríamos por volver».
Consultado por LA NACION, Trotta evitó la confrontación y relativizó que los planteos sean definitivos: «Vamos a seguir dialogando. Las distintas organizaciones sindicales tuvieron voluntad en 2020, tenemos que continuar trabajando».
«Para febrero se tiene que discutir si el plan jurisdiccional se cumple. Contiene ocho protocolos, abarca desde la infraestructura escolar hasta la cantidad de niños por aula y cómo se desarrolla esto en la pandemia», explicó Torre, quien prefirió no anticipar escenarios.
Desde un comienzo, Trotta aclaró que «el inicio de clases no está asociado a la vacuna, pero la vacuna fortalece». De todos modos, algunos dirigentes gremiales vinculan la presencialidad directamente con la vacunación de los docentes.
«Señalar como resuelto algo sin que haya una evidencia concreta de que se vaya a cumplir en el corto plazo no colabora. La vacunación de los docentes no garantiza nuestra salud ni la de los estudiantes», dijo Scayola.
Por: Bárbara Epsztein