Alejandro Díaz-Caro, docente de la Universidad Nacional de Quilmes e investigador del Conicet, coordinará una investigación internacional dedicada a la computación cuántica.
A partir de la conexión entre la física cuántica y la lógica matemática, el objetivo del trabajo es desarrollar lenguajes de programación robustos y verificables que no tengan errores y permitan maximizar el rendimiento de esta herramienta. A diferencia de las computadoras clásicas, las cuánticas permiten resolver problemas de forma mucho más veloz y tendrán impacto en diferentes áreas como medicina, defensa, telecomunicaciones e inteligencia artificial, entre otras. El financiamiento estará a cargo de la Unión Europea y, además de Díaz-Caro como coordinador, el equipo contará con investigadores de la UNQ, de la UBA, de la Universidad de la República (Uruguay), universidades italianas y Casas de Altos Estudios y una empresa francesa.
“Son proyectos difíciles que salgan. Es la tercera vez que nos postulamos y recién ahora se nos dio. Estamos muy felices y está buenísimo conseguir financiamiento en Europa porque en Argentina es bastante escaso en estos momentos”, cuenta Díaz-Caro, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
Además del coordinador de la investigación, la UNQ estará representada por los docentes Pablo Barenbaum, Pablo E. Martínez López, Cristian Sottile y Rafael Romero. Aunque todavía no existen computadoras cuánticas en Argentina y hay muy pocas en el mundo, los científicos estudian qué tareas podrán realizarse una vez que se haya masificado su uso.
En este aspecto, el principal motivo de las computadoras cuánticas pasa por reducir el tiempo que lleva realizar determinadas tareas con las computadoras tradicionales. “Una vez que las computadoras cuánticas sean una realidad, vamos a poder resolver un montón de problemas en poco tiempo. Un desafío que te llevaría un millón de años resolverlo en una computadora clásica, podría resolverse en cuestión de días con una computadora cuántica”, señala el coordinador del proyecto.
Mientras que la computación clásica utiliza bits para representar información y realizar cálculos, la computación cuántica reúne elementos de la ciencia de la computación, la física y la matemática, y emplea sistemas denominados qubits que pueden estar en una superposición de estados y entrelazados entre sí. A diferencia de las hogareñas, las computadoras cuánticas son capaces de resolver problemas complejos a una velocidad mucho mayor que las clásicas.
“La idea es usar la física para hacer computación. La física cuántica es la física que dice cómo se comportan las partículas muy chiquitas y la computación cuántica aprovecha las propiedades de esas partículas para realizar determinadas tareas. Las computadoras cuánticas que existen en este momento son de laboratorio y son dispositivos muy grandes que tienen que funcionar en condiciones muy particulares”, explica Díaz-Caro.
En este sentido, el propósito de este proyecto internacional tiene una parte teórica y una parte práctica: “El objetivo es estudiar la lógica de la física cuántica en términos generales. Por un lado, nos permite entender mejor la física y, por otro lado, nos permite verificar que los programas que se hacen para las computadoras cuánticas sean correctos, no tengan errores y así permitan aprovechar mejor los recursos instalados”, destaca el investigador del Conicet.
Aunque se tratan de apuestas y desarrollos incipientes, los principales países y empresas del rubro de la informática invierten grandes cantidades de dinero para diseñar computadoras cuánticas. Su impulso podría tener implicancias en medicina, defensa, desarrollo de nuevos fármacos, finanzas, telecomunicaciones, criptografía e inteligencia artificial. De hecho, China y Estados Unidos son los dos principales competidores y algunos especialistas se animan a hablar de una nueva guerra fría. Ambos países, entre empresas públicas y privadas, invierten miles de millones de dólares por año y se acusan mutuamente de espionaje y robo de datos.