Un estudio muestra que la clase media es la que más sufre el ajuste y los consumos que recorta

Se trata de un informe de humor social del especialista Fernando Moiguer, quien dijo a Infobae que, pese a este presente crítico, se mantienen altas las expectativas de un futuro mejor a partir de las promesas electorales que formuló Milei

¿Estamos mal pero vamos bien, o todo lo contrario? Un estudio de consumo masivo muestra que, aunque las señales macroeconómicas empezaron a mostrar algunas luces verdes, esa mejora todavía no impactó en el bolsillo de la sociedad.

En particular, destaca que la clase media comienza a presentar niveles de ajuste por encima del promedio en sus consumos.

Se trata de un informe de humor social de Fernando Moiguer que indica que “la brecha entre la macro y la micro” todavía es bastante amplia.

El escenario, conocido hoy, subraya como señales positivas la importante reducción de la tasa mensual de inflación desde diciembre (de un 25% registrado aquel mes frente al 5% esperado para mayo) y la mejora en las cuentas fiscales, que mostraron superávit el primer cuatrimestre de este año.

Y en particular muestra quiénes están haciendo los ajustes en materia de consumo. Según la encuesta, el 53% de las personas de clase media-baja y el 57% de clase baja afirmaron no haber realizado ningún consumo hedónico en los últimos 30 días, tales como salidas, compras de indumentaria, tecnología y electrodomésticos, o uso de servicios de delivery. Estos porcentajes superan el promedio general del 51%, que ya era el nivel registrado durante el último semestre de 2023 y se mantiene en el comienzo de este año.

El comportamiento restrictivo de los consumidores, incluyendo a las clases alta y media alta, que también han reducido sus gastos (con un 28% y 35% respectivamente que no realizaron consumos hedónicos el último mes), afecta a todas las categorías y canales. Según el relevamiento, las caídas de consumo entre el primer trimestre de 2023 y el mismo período de este año fueron del 45% en electrodomésticos; 32% en insumos de la construcción; 30% en despachos de cemento, autos 0 km e indumentaria; 27% en motos; 25% en shoppings; 13% en farmacias y 12% en combustibles, entre otras.

Moiguer dijo que “hay una gran distancia entre lo macro y lo micro. Incluso esta macro que ahora está un poquito más agitada en estas últimas semanas, aún así sigue siendo el gran logro y lo más estable de toda la política que estamos analizando. Pero no llega ni baja a la micro por razones muy claras. Primero, no hay ningún aspecto de recuperación salarial; lo que sí hay síntomas es que el deterioro salarial paró; es decir, deja de caer pero no recupera, se estabiliza hasta acá”.

Además, indicó, “no hay ningún tipo de inversión, con lo cual la empleabilidad no crece. Y empieza a pesar fuertemente el crecimiento de la desocupación. Hay 275.000 cuentas bancarias que han desaparecido y esto es un síntoma muy claro de lo que ha ocurrido en el primer semestre”.

Al respecto, indicó, “hay una expectativa de pérdida laboral que llega al 37% en todos los niveles socioeconómicos e incluso al 30% en la clase alta respecto del empleo en los próximos seis meses. Esto es un freno tanto a la toma de decisiones, al consumo y a las expectativas, con lo cual todavía tenemos una micro muy difícil con una macro bastante estabilizada”.

“El puente entre ambos, a diferencia de otras situaciones de ajuste y crisis, es lo que todos vemos, que es la fuerte confianza que en el futuro, en un futuro bastante difícil de medir, esto va a valer la pena y vamos a estar mejor”, explicó Moiguer.

En el trabajo consultaron cuáles son las expectativas de que se produzca una hiperinflación en el país, un fenómeno que en el país se registró por última vez en 1990 y que desapareció de la faz de la Tierra este siglo. Al respecto, explicaron que la probabilidad de que se repita en la Argentina se ubicaba en un 54% en noviembre, bajó al 46% en diciembre, al 36% en abril y al 35% en mayo.

También retrocedió el temor a que haya una crisis macroeconómica en los próximos meses: pasó del 65% en el primer semestre del 2023 a un 60% en el mismo período de este año; en mayo último este porcentaje se redujo al 45%.

Sin embargo, el informe aclaró que “esta mejora aún no se traduce en el día a día del consumidor”, ya que “a nivel micro se vive un escenario negativo”.

Fuerte contraste

El contraste es nítido: mientras que el 43% de los encuestados señalaron que el escenario general mejorará y el 41% que la inflación bajará, del otro lado el 52% prevé que la capacidad de compra continuará en un nivel bajo; el mismo porcentaje se observa ante la pregunta sobre el empeoramiento de la estabilidad laboral personal.

El dato es más contundente todavía cuando a la gente se le preguntó si los ingresos familiares alcanzaban para cubrir los gastos mensuales, ya que el 72% señaló que están por debajo de ese nivel y el 55% declaró tener deudas; en ambos casos se trata de cifras peores a las del año pasado.

La mayoría de los encuestados admitió que cubre sus gastos cotidianos
Además, el 56% tuvo que utilizar ahorros para pagar gastos corrientes y el 39% sumó horas de trabajo para generar el mismo nivel de ingresos que el año pasado.

Más aún, el 46% de los encuestados afirmó que no puede esperar a que el plan económico de Milei comience a exhibir resultados positivos, un 18% asegura poder esperar de tres a seis meses y un 26% afirma que tiene resto para aguardar un año.

En particular, todos los rubros de consumo exhibieron retrocesos: el más profundo fue el de venta de electrodomésticos (-46% el primer trimestre de este año frente al mismo período del 2023), construcción (-32%), despachos de cemento y venta de autos nuevos (-30%). Lo que menos se ajustó fue el consumo de medicamentos (-5%), un producto más difícil de dejar de lado.

Cuando a los encuestados se les preguntó qué medidas debería adoptar el Gobierno para aliviar al menos parcialmente la situación económica personal, la respuesta más repetida fue la necesidad de establecer “una canasta básica de productos regulados a precios más accesibles”.

En segundo término apareció el subsidio a la tarifa de electricidad, seguido por el incremento de la jubilación mínima, subsidio a la tarifa de gas, un programa similar a Precios Cuidados y, finalmente, una reducción del boleto de transporte público.

A pesar de los pesares, el estudio indicó que “persiste la proyección positiva a largo plazo”, ya que la evaluación negativa del país pasó del 65% en 2023 al 58% en 2024. En particular, en el área metropolitana el optimismo es menor (39%) que en las provincias (57%). El futuro está más abierto que nunca.

Martín Kanenguiser

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