Si la inflación pega un salto y el dólar se indexa, ¿a dónde va el blue?

En el Gobierno apuestan a mantener tranquilo el tipo de cambio hasta octubre. La venta de bonos del Banco Central es clave.

El Gobierno apuntó a la suba de la carne para justificar el salto del costo de vida en enero que habría oscilado en torno al 4,5%, superando al 4% de aumento de diciembre.

Por Daniel Fernández Canedo

Bajo ese supuesto los economistas pronostican un costo de vida subiendo entre 4 y 4,5% mensual en el primer trimestre, un arranque dificil para el año electoral y, especialmente, para el bolsillo de la gente.

También a partir de ese supuesto es que el entorno del presidente Alberto Fernández comenzó a escuchar la «sugerencia» del entorno de la vicepresidenta Cristina Kirchner respecto a que «se olvide» de mover las tarifas de luz, gas, agua y transporte en forma sensible, por lo menos, hasta octubre. ¿Le hará caso la Casa Rosada?

Una excepción están siéndolos los aumentos del combustible de YPF. Fueron tres en sólo un mes acumulando 10,1% y dejando claro que el Gobierno no tiene previsto usar la caja de la petrolera como ancla para frenar la inflación.

Tampoco lo sería el dólar, por lo menos en el corto plazo y eso puede ser hasta abril cuando se supone que comenzarán a ingresar con intensidad los dólares de las exportaciones de soja.

Con la tonelada de soja arriba de los US$500, un precio impensadamente alto hace un año atrás, y las lluvias del fin de semana, en el Banco Central sacan cuentas sobre si podrán ingresar a las reservas US$3.000, US$5.000 o más miles de millones de dólares adicionales por las exportaciones.

Con una suba de 231% respecto del año anterior ya la recaudación por retenciones al complejo sojero le dio una buena noticia a la AFIP en enero, cuando se liquidaron operaciones postergadas por el paro portuario de diciembre.

La otra fue de los aceiteros que liquidaron más de US$2.000 millones desde que comenzó el año, lo cual ayudó al Banco Central a un cambio de clima en torno a la posibilidad de ganar reservas, aun cuando se sigue moviendo en un marco estrechísimo en materia de dólares.

De hecho, fue Miguel Angel Pesce el que le adelantó a la cúpula de YPF que no le podría garantizar US$ 400 millones para cumplir con el vencimiento del 23 de marzo y eso precipitó la oferta de la petrolera para canjear deuda por US$6.200 millones.

El tema es delicado porque si bien YPF mejoró la propuesta inicial, un grupo que dice tener el 40% de las acreencias ya adelantó su rechazo. El plazo del canje vence el 12 de febrero y la petrolera necesita el 70% de las adhesiones para despejar por tres años el panorama de vencimientos.

El martes 2 de febrero la acción arrancó subiendo 1,8% en el exterior y al conocerse el rechazo de ese grupo de bonistas, terminó bajando 2,4% en un día de alzas generales .

El tema con YPF es que tiñe al mercado local tanto por el lado de la inflación como por la expectativa financiera sobre la cual la Argentina ya tiene bastante con una tasa de riesgo país de 1.445 puntos en un mundo de tasa cero.

Entre las buenas noticias de la soja y las malas noticias financieras se entremezclan los interrogantes del mercado cambiario y el futuro del dólar en el año electoral.

El cuadro de situación es que en lo que va del año el dólar oficial subió 3,6%, el dólar bolsa 6,3%, el «contado con liquidación» un 8,2% y el blue acumula una baja de 7,3% al pasar de $165 a $153 después de haber tocado $195 en octubre.

Si bien el blue subió 96% en un año superando con comodidad al oficial y a la inflación, el mercado se pregunta por la calma de las últimas semanas frente a un panorama inflacionario inquietante.

El Banco Central mantiene por ahora su compromiso de que el dólar oficial suba al ritmo de la inflación y sigue como un vendedor activo de bonos dolarizados para tener a raya a los dólares bolsa y contado con liquidación. Eso aquieta también al blue.

¿Hasta cuándo el Central puede seguir vendiendo bonos, que es como vender certificados de dólar con la garantía del Estado argentino?

A contar por los US$15.000 millones nominales que tiene en cartera podría ser por mucho tiempo pero los operadores creen que, como mínimo, será hasta abril, cuando lleguen los ansiados dólares de la cosecha.

¿Si ahora el Central vende bonos dolarizados y mantiene atado al contado con liquidación y después llegarán los dólares-soja para abastecer al mercado oficial, eso querrá decir que es posible una calma cambiaria hasta las elecciones de octubre?

Esa es la gran apuesta oficial haciendo jugar un dólar un poco más atrasado a partir de mayo-junio para permitir alguna recuperación del poder de compra de los salarios. Esa expectativa también contribuye a un blue más calmo, con ahorristas jugando a depósitos y bonos indexados por CER que prometen ganancias en pesos.

Pero todo eso es en las planillas de cálculo de los funcionarios de Economía.

La pandemia se prolonga, se desconoce si están los dólares para importar las vacunas necesarias y también si el Gobierno deberá reimplantar el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) en algún momento del año. En Economía y en el Central no quieren ni oír hablar del tema por el posible impacto respecto de la emisión de pesos y el déficit fiscal.

En ese contexto un dato relevante para la calma cambiaria es que el Gobierno debería alcanzar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional antes de mayo para pagar los US$44.000 millones que vencen en 2022 y 2023.

Ese plazo lo fija el vencimiento de US$2.400 millones con el Club de París que, sin un acuerdo con el FMI, será imposible refinanciar. Y los dólares, que son materia abundante a nivel global, siguen siendo un mercadería muy escasa para el Gobierno argentino.

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