Esta teoría funciona siempre que puedas vender a un precio más alto del que compraste.
El problema es que si no vendiste a tiempo, es decir, antes de que el precio cayera, no habrá otros “más tontos que vos”.
“Puedes perder todo tu dinero si te quedas con acciones que nadie quiere comprar”, advirtió Vicki Bogan, profesora de la Universidad de Cornwell, en Nueva York. “Es una teoría muy riesgosa” que se lleva a la práctica cuando existen burbujas en el mercado, agregó en diálogo con BBC Mundo.
Burbujas entendidas como “explosiones de irracionalidad” donde el precio de un activo aumenta drásticamente superando lo que los economistas denominan su valor intrínseco o esencial. Ocurrió en innumerables ocasiones a través de la historia: desde el crack de 1929 hasta las “hipotecas tóxicas” de la Gran Crisis Financiera.
Pero incluso mucho más atrás. La primera burbuja especulativa masiva de la historia mundial fue la “tulipomanía” en los Países Bajos en el siglo XVII, cuando se produjo una euforia colectiva por la compra de tulipanes exóticos. El precio de los bulbos de la flor llegó a niveles tan desorbitados que la gente vendía sus casas para conseguirlos y en medio de la euforia hasta se creó un mercado de ventas a futuro a partir de bulbos no recolectados.
Sin embargo, la frenética escalada encontró su fin, cuando un día de 1637 el precio se derrumbó y la economía holandesa se fue a la quiebra.
Otro caso muy recordado en la historia reciente fue la burbuja de las empresas “.com”, cuando hacia finales de los 90 el valor de algunas firmas tecnológicas llegó a niveles astronómicos pese a que no tenían ingresos reales. Desde un punto de vista racional, explica Bogan, no comprarías algo sabiendo que estás pagando un precio sobrevalorado.
Pero desde el punto de vista la teoría del más tonto, es racional comprar a un precio excesivo porque habrá otro que comprará más caro. Se trata de una decisión especulativa porque el inversor está seguro de que puede ganar dinero en una determinada ventana de tiempo. Lo difícil es saber cuándo entrar y cuándo salirse a tiempo del juego para no convertirse en “el más tonto”.
“La burbuja más reciente es la de GameStop”, señaló la economista. Nadie pensaba que esa empresa tenía perspectivas de ser rentable en el largo plazo, agrega, pero hubo un esfuerzo coordinado de inversores minoristas en la red social Reddit para que muchas personas compraran su acción, provocando un gigantesco aumento de precio.
Señales de alerta
El problema con las burbujas, es que solo tienes la certeza de que estamos frente a una de ellas cuando revientan, dice John Turner, profesor de la Queen’s University Belfast y coautor del libro “Auge y caída: una historia global de burbujas financieras”.
Sin embargo, “se pueden identificar ciertas señales de alerta” asociadas a las burbujas, explica en diálogo con BBC Mundo. Una de ellas es la aparición de activos que se vuelven muy “vendibles”, al estilo de lo que ocurrió con GameStop.
Otra se produce cuando muchos especuladores amateur ingresan a los mercados bursátiles. Y también es una señal de alerta cuando las tasas de interés están muy bajas y entonces es muy fácil pedir dinero prestado, tal como ocurre ahora en los mercados financieros.
“Si miramos las acciones tecnológicas en Estados Unidos, las acciones de tecnologías verdes, el bitcoin, podemos pensar que hay potencialmente una burbuja en esos activos”, comentó Turner en diálogo con BBC Mundo.
No todas las burbujas tienen grandes repercusiones a nivel sistémico, pero algunas pueden convertirse en verdaderas bombas. “Puede ser muy peligroso cuando hay dinero proveniente de préstamos en la burbuja, porque puede tener ramificaciones en el sistema bancario y en el resto de la economía, que son bastante horribles, como lo vimos en la crisis financiera de 2008”, afirmó.
El gran rompecabezas, agregó, es descifrar qué está pasando realmente con los mercados bursátiles, que tuvieron un increíble auge durante la pandemia. Algunos economistas están esperando que se produzca una corrección fuerte en los mercados porque se disparó la rentabilidad de las acciones en medio de una de las peores crisis económicas de las últimas décadas a raíz de la pandemia de covid-19.
Aunque no todos están de acuerdo. “Casi todo el mundo apunta a los mercados de valores para señalar la existencia de una burbuja. No estoy convencido de que eso sea cierto”, aseguró Jason Reed, profesor del Departamento de Finanzas de la Universidad de Notre Dame.
Desde su perspectiva las señales de alerta vienen por el lado del bitcoin, cuyo precio se ha acelerado hasta el punto en que la divisa funciona como un activo especulativo en lugar de un sustituto de la moneda soberana.
“Veremos precios más volátiles, pero sin consecuencias macroeconómicas sistémicas reales”, apuntó. Aunque eso no significa que no haya heridos en la batalla. En este sentido, añadió: “Los inversores minoristas individuales podrían enfrentar daños económicos reales y esto es algo que vale la pena señalar y explorar”.
“Los tontos son muchos”
Veljko Fotak, profesor del Departmento de Finanzas de la Escuela de Administración de la Universidad de Buffalo, en Nueva York, advirtió que la teoría del más tonto tiene un gran problema. Esta teoría genera la impresión de que un gran número de inversores se benefician con la compra de activos sobrevalorados, mientras que un pequeño grupo de perdedores, o un “tonto solitario”, queda en la ruina cuando se acaba la fiesta.
Pero en la práctica, señaló Fotak, el juego no funciona así. “El grupo de los perdedores, en la mayor parte de los casos, es la abrumadora mayoría de los inversores”, le dijo a BBC Mundo. Por esa y otras razones el economista se declara un escéptico de la teoría del más tonto.
Fotak sostuvo que la evidencia demuestra que hay más probabilidades de perder que de ganar cuando se compra un activo que está sobrevalorado. Y una de las trampas es que es muy difícil identificar al perdedor.
“Invertir con la esperanza de que alguien cometa errores aún mayores me parece una tontería”, apuntó. En general, afirmó, los mercados “ofrecen recompensas asimétricas, con pocos ganadores que se benefician generosamente y un grupo más grande sufre pérdidas”.
“Quizás simpatizaría más con la teoría si la llamaran la Teoría de los muchos más tontos”, continuó.
“La burbuja de Wall Street”
Fotak planteó que existen distintos tipos de activos cuya valoraciones de mercado fueron distorsionadas por las políticas monetarias laxas de las últimas décadas y las fuertes intervenciones de los bancos centrales durante el último año, en medio de la pandemia de covid-19.
“Pero ninguna destaca tanto como los mercados bursátiles de Estados Unidos”, manifestó.
Por ejemplo, una de las medidas que se utiliza para evaluar si un precio está sobrevalorado es el “price-to-earnings, (PE)”, desarrollado por el premio Nobel de Economía Robert Shiller. Si aplicamos esa metodología a las empresas que pertenecen al índice S&P500, explicó el economista, obtenemos un ratio un poco superior a 40.
¿Qué significa eso? En el último siglo ese ratio estuvo alrededor de 15 o 16. Solo hubo otros dos casos en los que hemos visto ese índice más alto, apunta Fotak. En 2009, justo al comienzo de la crisis financiera mundial, y, antes de eso, en 2001, justo antes de la deflación de la burbuja de las puntocom.
Así las cosas, “los precedentes históricos no son alentadores”, dijo el economista y agregó “Si bien el mercado de valores es donde la burbuja se hace más visible, ninguna clase de activos es inmune”, agrega. Pero lo que más le preocupa es la “exuberancia irracional” en los mecados de deuda.
“Se pueden establecer muchos paralelismos entre los mercados hipotecarios de principios de la década de 2000 y los mercados de deuda corporativa de los últimos cinco años”, apuntó.
“Los mercados de deuda me preocupan sobre todo porque cualquier shock tiende a provocar contagios y riesgos de desestabilización del sistema financiero, lo que, a su vez, afecta a todos los sectores de la economía”.
Si en el futuro ocurre una caída en el precio de las acciones, que es lo que ocurre cuando estalla una burbuja, eso provoca una inmediata pérdida de confianza en los mercados financieros. Esta pérdida de confianza, argumentó Fotak, se traduce en menores tasas de ahorro e inversión en los años siguientes, con efectos que pueden abarcar generaciones enteras.
A su vez, esto conduce a una escasez de capital que puede afectar negativamente las tasas de crecimiento y los niveles de empleo en las próximas décadas. No es un juego como el póquer. Y no hay un pequeño grupo de perdedores que se pueden caracterizar como “los más tontos”.
BBC Mundo