La postergación de los aumentos en los servicios de luz y de gas que definió el Gobierno en mayo para apuntalar la desaceleración de la inflación dejó vigente los cuadros que habían sido sancionados durante el primer cuatrimestre.
Según los analistas privados, los fuertes incrementos no implicaron una reducción en los subsidios que puso el Estado en mayo para cubrir la parte que no pagan los usuarios residenciales del “costo real” de la energía. Incluso son más altos que el año pasado, precisaron.
Las tarifas están compuestas por cuatro ítems: el costo propio de generar la energía (luz o gas), el de transporte, la distribución y los impuestos municipales, provinciales y nacionales. La parte que subsidia el Estado es a la generación a través de las transferencias que hace la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A. (Cammesa) a generadoras de electricidad y transportadoras de gas.
Los usuarios se encuentran divididos en tres categorías residenciales según el esquema de segmentación vigente desde 2022. Los usuarios de altos ingresos (N1) estaba contemplado que paguen el costo pleno de la energía, los de ingresos bajos (N2) con tarifa social y los de ingresos medios (N3) con un tope de consumo subsidiado. Los últimos datos oficiales arrojaron que los N1 son 5,3 millones, los N2 son 8 millones y los N3 son 2,7 millones.
Cómo quedaron las facturas de gas
El Observatorio de Tarifas y Subsidios en el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), que depende de la UBA y el Conicet, publicó un análisis en el que detalla que las facturas promedio del país de gas para un usuario de altos ingresos de la categoría R2, que con el cuadro tarifario de diciembre pagaba $4.846, ahora pasará a abonar $21.522 desde abril.
A su vez, la factura promedio del país para un usuario N 2 saltó de $2.247 a $12.913 mientras que la factura promedio del país para un usuario N 3 (hogares de ingresos medios) pasó de $2.598 a $14.439 en abril.
“Estos incrementos implican que, en promedio en el país ante igual consumo, un usuario N 1 afronta un incremento del 344% respecto al cuadro tarifario vigente en diciembre de 2023. A su vez, los usuarios N 2 de bajos ingresos y N 3 de ingresos medios enfrentan, en promedio, facturas finales 475% y 456% más elevadas”, detalló el IIEP.
El servicio de gas natural por redes se encuentra regulado a nivel nacional, por lo que no hay una dispersión para interpretar las facturas. Sin embargo, si hay diferencia entre los subsidios y la disparidad de consumo entre regiones:
Para el universo N1, según el informe del IIEP, desde abril las tarifas más caras se pagan en Tierra del Fuego $58.917 en promedio. Le siguen Santa Cruz sur ($57.713), Chubut sur ($33.380), Neuquén cordillera ($33.070) y cordillera de Chubut y Río Negro (33.050 pesos).
En el caso de los N2, las boletas promedio de gas más caras son las de Santa Cruz ($28.231). Le siguen Tierra del Fuego ($25.817); PBA, Chubut y Río Negro ($19.018); PBA sur-PBA ($18.847) y Chubut sur (17.273 pesos).
Para los N3 las facturas más altas llegarán en Santa Cruz ($33.527). Le siguen Tierra del Fuego ($31.630); PBA, Chubut y Río Negro ($21.181); PBA y PBA sur ($21.010) y Chubut sur (20.140 pesos).
Energía eléctrica
El estudio del IIEP recordó que en mayo comenzó a regir la Resolución 7/24 de la Secretaría de Energía que fija los precios estacionales para el trimestre febrero-abril de 2024 en todo el territorio nacional. Los precios deberían haber sido reemplazados para el período invernal (mayo-octubre).
“La factura eléctrica promedio país es de $42.877 para un hogar de altos ingresos (N1), $17.453 para un hogar de ingresos bajos (N2) y $18.048 para un hogar de ingresos medios (N3)”, detalló el informe.
Para el universo N1, según el informe del IIEP, las tarifas más caras se pagan en Neuquén $65.202 en promedio. Le siguen Río Negro ($60.209), Mendoza ($57.088), y Salta (54.387 pesos).
En el caso de los N2, las boletas promedio más caras son las de Mendoza ($28.231). Le siguen Río Negro ($27.670), Santa Fe ($28.214) y Buenos Aires (27.670 pesos).
Para los N3 las facturas más altas llegarán a Mendoza ($35.980). Le siguen Río Negro ($35.851); Santa Fe ($28.578); Buenos Aires ($28.049) y San Juan (26.210 pesos).
Crecen los subsidios
La decisión del ministro de Economía Luis Caputo de postergar los aumentos en los servicios de luz y de gas hizo que el porcentaje de subsidios que puso el Estado en mayo para cubrir la parte que no pagan los usuarios residenciales del “costo real” de la energía supere los niveles del mismo período del año pasado. De mantenerse el congelamiento, la tendencia se profundizará ante un mayor consumo por menores temperaturas y costos más altos.
Cálculos privados arrojan que Economía necesitará hasta USD 1.000 millones más en subvenciones por mes para sostener el congelamiento, aunque en la cartera sostienen que el equilibrio fiscal no está en peligro.
Cálculos privados arrojan que Economía necesitará hasta USD 1.000 millones más en subvenciones por mes para sostener el congelamiento.
Si bien se espera que en 2024 haya un recorte en los subsidios energéticos respecto al año previo, será de una magnitud menor a la esperada. “En 2023 tenías 2,3% del PBI en subsidios (1,6% Energía y 0,7% Transporte). Y el Gobierno se comprometió a llevar a 1,6% (1,1% Energía y 0,5% Transporte, un recorte de 0,7 puntos de PBI). Creemos que la energía va a terminar en 1,4-1,5% y se mantienen subsidios al transporte en 0,5 por ciento. Esto te da un recorte total de 2,3% a 1,9-2% del PBI”, estimó Julián Rojo, economista del Instituto Interdisciplinario de Economía Política, en un escenario en el que se retomen los aumentos después del período invernal.
La principal encrucijada del Gobierno es cómo comenzar a cobrar mayores tarifas a los segmentos N2 y N3, que representan casi 11 millones de usuarios o casi 2 tercios del total. La aspiración del secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, era resolver este frente con la implementación de un nuevo esquema de asignación de subvenciones a partir de una Canasta Básica Energética (CBE). Primero se iba a aplicar en abril, pasó a mayo, luego a junio y por ahora no es seguro que se aplique. Incluso se analiza en un esquema distinto para el mediano plazo, aunque no hay definiciones al respecto.
Según pudo reconstruir este medio de fuentes oficiales y del sector energético, la demora tiene que ver con la dificultad del entrecruzamiento de datos que necesitan para determinar qué hogares continuarán con la asistencia en sus boletas. En encontrar la sintonía adecuada trabajan el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, Caputo y Chirillo. La triada mantiene contacto todas las semanas para calibrar la hoja de ruta.
Agustín Maza