El martes a la mañana José Antonio Calzada, el secretario mexicano de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación tenía un desayuno que le hacía mucha ilusión.
Compartió café y las últimas cotizaciones de maíz y soja con la canciller Susana Malcorra.
“Argentina fue el primer país que levantó la mano cuando comenzaron los ataques de EE.UU. Me gustaría ver la posibilidad de comprarles soja, para tener una opción nueva, además de que está mas barata y es de la misma calidad que la de EE.UU. Además hay que mandar ese mensaje, que podemos comprar a otros países sin problema”, afirma Calzada.
No sería un cliente menor para Argentina: México consume 5 millones de toneladas al año de soja y 92% de ella es importada de Estados Unidos. De hecho, México ya es el segundo importador de esta leguminosa a nivel mundial solo después de China.
“No hay que tenerle miedo a las distancias: un barco con 50 o 70 mil toneladas de productos puede llegar en 15 días a Puerto Progreso y ese viaje, la logística, solo representa el 1% del costo total”, agrega el funcionario. Calzada ya tiene en su lista de prioridades viajar a tres destinos en búsqueda tanto de proveedores como en destinos para diversificar las exportaciones de su sector: Argentina y Brasil en las próximas semanas, para luego hacer una gira en Japón-Corea- China y terminar con un viaje de negocios a Rusia y la UE.
“Y no solo soja. Argentina produce un maíz amarillo de magnífica calidad. Estuve allá hace dos meses y me impactó la economía de escala que tienen en el campo. Mientras aquí una unidad de producción promedio es de 5 hectáreas, allá son 300 hectáreas”, agrega el funcionario.
El maíz sin dudas será un producto clave en la nueva etapa de tira y afloja con el gobierno de Estados Unidos. A pesar de ser nuestro producto más caro a los sentimientos nacionales, México es deficitario en producción y compra a EE.UU. –el mayor productor mundial- unas 10 millones de toneladas al año, lo que convierte a ese país en el primer cliente mundial de Norteamérica en este producto. “Los estados que votaron a Trump tienen como principal cliente de sus granos a México: Iowa, Minnesota, Arkansas, Misuri. Hay que ver la presión de ellos ahora”, agrega el secretario.
Su estrategia es poner al campo como un actor protagónico en la futura novela del TLCAN: primero porque de ser el sector más golpeado por el tratado hace 25 años ahora es superavitario en 6,000 mdd con EE.UU. y además por la productividad alcanzada.
“No muchos saben que el PBI que se genera por hectárea cultivada en México es superior al de EE.UU: 1,742 versus 1,537 dólares anuales. Tenemos que estar ‘echados para delante’”, agrega Calzada.
por Bárbara Anderson, de Milenio.com