Es muy difícil para el Gobierno y para las consultoras formular pronósticos cuando hay por delante un desafío tan grande como la negociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuya firma o no puede generar escenarios muy divergentes.
Por Martín Kanenguiser
A priori, el comunicado del FMI que se difundió este viernes refleja que el organismo pretende -y el equipo económico lo aceptó- que se reduzca el financiamiento monetario del déficit fiscal para poder bajar la inflación y permitir que la economía recupere el crecimiento sostenido que no logra desde hace una década.
De todos modos, así como el Ministerio de Economía planteó un presupuesto 2022 con una estimación de crecimiento del 4%, inflación del 33% y dólar oficial a $ 131, los privados también realizaron sus proyecciones.
En este sentido, el último informe de Latinfocus Forecast Consensus indicó que “el crecimiento del PBI se reducirá considerablemente en 2022 en comparación con este año, a medida que el efecto de base baja disminuya”, tras el 10% que se alcanzaría este año, para compensar una caída similar del 2020.
“La incertidumbre relacionada tanto con la pandemia como con la formulación de políticas representa el principal riesgo a la baja para las perspectivas.
Los panelistas de LatinFocus Consensus consideran que la economía crecerá un 2,3% en 2022, lo que supone un aumento de 0,1 puntos porcentuales respecto a la estimación del mes pasado, y un 2,1% en 2023″, se precisó.
En este sentido, el informe advirtió que “los desequilibrios macroeconómicos generarán una caída en la confianza de los inversores, lo que pesará sobre la economía”.
De todos modos, el presidente del HSBC Argentina, Juan Marotta, expresó: “Esperamos que el crecimiento se ralentice, pero, gracias al empuje importante del cierre de 2021 pueda llegar al 3 por ciento”; para 2023, el banco prevé un crecimiento del 2 por ciento.
En tanto, Latinfocus destacó que “la inflación se situó en el 52,1% en octubre, por debajo del 52,5% de septiembre, que había marcado la cifra más alta desde enero de 2020″.
Para noviembre, las consultoras creen que la suba de precios se ubicó nuevamente en torno del 3%, lo que la dejaría nuevamente al 52% la cifra de los últimos 12 meses, pese al congelamiento de las tarifas de los servicios públicos y a una tasa de devaluación menor que la inflación. “Mientras tanto, el aumento intermensual de los precios al consumo se mantuvo prácticamente estable”, indicó.
“Los panelistas de FocusEconomics proyectan que la inflación terminará en 2022 en el 49,8%, lo que supone un aumento de 1,9 puntos porcentuales respecto a la estimación del mes pasado, y en 2023 en el 38,9%”, se indicó. Cabe recordar que el Palacio de Hacienda calculó primero un 29% y luego un 45% para este año, según el presupuesto nacional.
“Parece que la inflación se mantendrá elevada en 2022 en medio de una financiación monetaria continua, aunque algo más lenta, del déficit fiscal”.
El promedio indica que la inflación sería del 49,8% en 2022, aunque el estudio ECO GO se estiró hasta 65%, seguido por Econométrica con 60,8% e Invecq y LCG con 60%; en la otra punta, Torino apuntó al 30 por ciento.
Para 2023, el consenso es del 38,9%, pero LCG y Barclays subieron hasta el 55 por ciento, mientras que EIU calculó el 22,4 por ciento.
Respecto del tipo de cambio, calcularon $ 160,2 a fin del 2022, pero Quantum Finanzas dijo que llegará a $ 180, Econviews a $ 178, ECO GO y LCG a $ 175, mientras que Scotiabank se ubicó en $ 140. Para 2023, el promedio es de $ 213, pero ECO GO se estiró a $ 277, LCG a $ 274, mientras que Scotiabank calculó $ 131.
A la vez, el informe destacó que “es probable que la economía se haya fortalecido en el tercer trimestre, en un contexto de relajación de las restricciones de Covid-19, como sugieren las tres expansiones intermensuales consecutivas de la actividad económica en julio-septiembre”
También lo da a entender “el aumento, aunque todavía a la baja, de la confianza de los consumidores”.
Por otra parte, “el sólido crecimiento de las exportaciones de bienes al comienzo del cuarto trimestre y la estabilidad general de la confianza de los consumidores en octubre-noviembre sugieren que la actividad continúa expandiéndose hacia el final del año”.
En cuanto a las elecciones, el informe subrayó que “la coalición peronista en el poder sufrió una importante derrota en las elecciones de mitad de mandato de noviembre, perdiendo el control del Senado”.
Por lo tanto, “la oposición más favorable al mercado estará en una posición más fuerte para obstaculizar la aprobación de la legislación”.
Mientras tanto, “continúan las conversaciones con el FMI sobre la reestructuración de la deuda del país, que asciende a 45.000 millones de dólares, y parece que el gobierno busca un acuerdo con el Fondo sobre un plan económico a largo plazo antes de presentarlo al Congreso”.
En términos de la estrategia del Banco Central, se indicó que “a principios de octubre decidió adoptar medidas crediticias favorables para apoyar a las pequeñas empresas y a los sectores provinciales que se han visto especialmente afectados por la crisis pandémica”.
“Se considera que la tasa LELIQ se mantendrá en gran medida estable el próximo año, a pesar de la inflación persistentemente elevada y la debilidad de la moneda. Los analistas de FocusEconomics consideran que la tasa LELIQ terminará en 2022 en el 41,34% y en 2023 en el 37,81%”, concluyó el informe.
Habitualmente, el equipo económico suele criticar las estimaciones de las consultoras privadas, al subrayar que no son precisas, pero las cifras de los últimos dos presupuestos presentados en el Congreso tampoco mostraron demasiada precisión.
Presupuesto degradado
En este sentido, un informe del estudio LCG que dirige Guido Lorenzo indicó que “la ley de presupuesto 2022 que no contempla en sus supuestos metas que estén consensuadas con el FMI”.
“Es por ello por lo que se está degradando la misma ley al saber que el presupuesto sufrirá una actualización una vez que aparezcan las metas cuantitativas impuestas o acordadas con el organismo multilateral”.
En cuanto a las “correcciones previas que deberían esperarse una vez que el programa esté en marcha son dos: desarmar el control de precios y corregir la brecha cambiaria”.
Respecto del primer eje, “aún no se ven acciones concretas y la inflación por encima del 3% mensual pone al gobierno en una situación poco cómoda”. “La segunda también parece de difícil resolución, la brecha se logró estabilizar, pero en niveles muy elevados y llegados a este punto queda la alternativa de desdoblar o de unificar”.
“Desdoblar formalmente puede ser una opción transitoria pero ese carácter es difícil de abandonar una vez implementada la medida. La unificación con pocas reservas y muchos pesos es arriesgada”.
De este modo, “queda como opción la medida previa al acuerdo de provocar un salto discreto en el tipo de cambio o de acelerar el crawling peg”, indicó LCG, luego de conocerse el comunicado del Fondo tras la negociación con Economía en Washington.