Como si en la Argentina ya no tuviéramos suficiente con la grieta política y las más de diez cotizaciones distintas que existen para el billete verde, entre los arbolitos va floreciendo la grieta cambiaria: dólar cara chica versus dólar cara grande.
Con el protagonismo que adquirió el dólar blue en 2020 y al calor de la brecha cambiaria un debate crece en las cuevas y en los bancos: ¿todos los billetes de dólar son válidos?
En las entidades financieras muchos clientes se niegan a aceptar las ediciones más viejas de la moneda norteamericana: los billetes de US$ 100 que tienen la «cara chica» de Benjamin Franklin.
El insólito argumento de los clientes es que a la hora de «hacer puré» -ir a una cueva a vender cada dólar a $ 153 (el precio de compra en el blue)- los arbolitos les toman los billetes más antiguos a una cotización más baja, con un descuento de hasta 5%.
¿Por qué pasa esto? Al tratarse de un mercado informal cada cueva fija sus propias reglas de forma discrecional. Entonces «castigan» a los «cara chica» con un descuento de hasta $ 10: en lugar de pagar $ 153, pagan $ 143.
El argumento de los cueveros es que cuando les toca ponerse del otro lado del mostrador y ser vendedores «los de cara chica no se los encajamos a nadie».
Otro de los argumentos es que los billetes viejos, emitidos antes de 2013, tienen menos medidas de seguridad por lo que en teoría serían más fáciles de falsificar, por eso todos buscan los nuevos que lucen como más «seguros».
Esto ocurre especialmente cuando se hacen operaciones de altos montos en efectivo, como la compra de propiedades o de autos importados. No es la regla, pero en algunas inmobiliarias y concesionarias les aclaran a los compradores que «es más conveniente» usar dólares «cabeza grande» para evitar «roces» (o descuentos) con los vendedores.
Pese a que en la era de las fake news cada tanto se cocinan versiones acerca de que los dólares más antiguos dejarán de ser de curso legal, eso no es cierto.
Hay tres versiones del billete de US$ 100 en circulación. Y las tres son válidas. A simple vista, para saber si un billete es viejo o nuevo hay que fijar la atención en la figura de Benjamin Franklin. En los viejos, la cabeza del científico que descubrió la electricidad está enmarcada en un óvalo pequeño y se le ve incluso parte del torso.
En la versión de 1993, la cara de Franklin aparece en primer plano, dentro de un óvalo más grande.
Algunos arbolitos tachan como «cara chica» solo al más antiguo. Para otros, esa categorización les cabe a las dos versiones con el óvalo.
La versión más reciente es la que tiene una banda azul y la cara de Franklin aparece en primer plano, sin el óvalo. La banda azul es una medida de seguridad adicional. Ese es el billete popularizado como «cara grande».
“Se advierte a los consumidores de todo el mundo que no es necesario cambiar los billetes de US$ 100 del diseño anterior por los nuevos. Es la política del Gobierno de los EE.UU. que todos los diseños de la moneda de los EE.UU. sigan siendo moneda de curso legal, independientemente del momento de su emisión”, anunció la Reserva Federal -el equivalente al Banco Central- en 2013, la última vez que renovaron el diseño del billete.
Con el cepo cambiario y el reverdecimiento del mercado blue también recrudecieron las estafas. En una variante del «cuento del tío», delincuentes llaman a ahorristas para decirles que los dólares viejos ya no tienen valor, se ofrecen a cambiarlos por los nuevos y huyen con el dinero.
El descuento sobre los billetes viejos no es un invento argentino. El recorte del 5% en el precio se aplica en varios países, especialmente en casas de cambio chicas. Sin embargo, en Estados Unidos todos los comercios deben aceptar los billetes en circulación.
La alternativa para los que busquen evitar el descuento que aplican los arbolitos es recurrir a los bancos, no para vender -ya que en ese caso, el billetes, sea del año que sea, se toma a $ 80- sino para depositar.
Quienes tienen caja de ahorro en dólares pueden depositar los viejos billetes y retirarlos unos días después. El banco tiene la obligación de aceptar cualquier tipo de billete y en general cuando los reponen entregan billetes nuevos.
«Todos los bancos están obligados a aceptar todos los billetes de cursos legal. Es verdad que cuando hacen retiros algunos clientes insisten en que solo quieren dólares «cara grande», pero son situaciones menores, no hay reclamos masivos por eso», confiaron desde una de las principales entidades bancarias.
Con la inestabilidad cambiaria que predomina en Argentina, la idea de ir a depositar dólares genera ansiedad en muchos ahorristas. «La gente viene con la incertidumbre de ‘cómo lo voy a depositar, ¿qué pasa si justo el Gobierno toma alguna medida y nos los puedo retirar enseguida», contó un gerente de uno de los principales bancos del país. «El otro problema es que si los depósitos son por monto altos, el cliente tiene que explicar de dónde sacó ese dinero. Y no todos tienen esos fondos blanqueados».
Annabella Quiroga
AQ