Por Ignacio Ros.- Mientras todo el país sigue inmerso en la vorágine política, te propongo que empieces a pensar en cómo proteger tus ahorros: algo que ningún gobierno va a hacer por vos.
En medio de la danza de ministros, designaciones, desplantes presidenciales y otras hierbas, yo en lo único que pienso es en qué hacer con los pesos en 2016.
Sé que las noticias políticas aún se toman las portadas de los principales diarios, que la transición no será tal y que recién el 9 de diciembre se abrirá esa caja de Pandora que representan las cuentas públicas.
Si me leés periódicamente, sabés que más que las ideologías me interesan los datos, tan cuestionados -por cierto- en el último tiempo.
Algunos analistas sostienen que el Banco Central llegará con las reservas reales en US$ 7 mil millones al cierre del mandato K, otros las ubican virtualmente en 0. La noticia de que los bancos deben reducir sus encajes en dólares parece apoyar la segunda teoría.
Los datos que tenemos a mano hablan de una inflación en torno al 30%, un déficit fiscal del 6,4% (que el nuevo gobierno bajaría a 3,5% en un año) y una brecha cambiaria -entre el dólar oficial y el blue- del 56%.
Por si alguno todavía no se enteró y sigue de festejos, eso se corrige con ajuste y devaluación. Siento ser el que venga a pinchar los globos amarillos.
No estoy diciendo que el partido que viene es devaluador y fanático del ajuste, sino que no le queda otra. La devaluación ya se hizo. Falta reconocerla, como sucede con la inflación.
"Al escribir esta columna se conoció la noticia de que se va a crear un billete de $ 500. Eso, en parte, es comenzar a reconocer la inflación"
Al escribir esta columna se conoció la noticia de que se va a crear un billete de $ 500. Eso, en parte, es comenzar a reconocer la inflación. Dicho de otra manera, asumir como ésta se devoró el poder adquisitivo de nuestro mayor billete, que hoy equivale a US$ 6,6.
No te sientes a esperar: Algunos estarán tentados de pensar que sus problemas financieros personales se solucionarán con un nuevo gobierno, peligrosa falacia…
Por eso, hoy te quería ofrecer algunas alternativas para invertir en la era Macri y proteger así tus ahorros. Pensá que al unificar el mercado cambiario (necesario, por cierto), tampoco va a existir el -falsamente barato- dólar ahorro.
La Bolsa parece un lugar inhóspito para el ahorrista, pero compláceme y seguí leyendo. Es más sencillo de lo que parece.
Primero, dejame contarte lo que pasó en el mercado en los últimos días. Lo que sigue es un gráfico del principal indicador de la Bolsa de Comercio, el Merval (aglutina a las acciones más transadas y de mayor capitalización bursátil).
Lo que estás viendo no es más que la interpretación de una vieja ley de los traders: “Hay que comprar con el rumor y vender con la noticia”. Los inversores se hicieron de las acciones con el presentimiento de que Mauricio Macri sería el nuevo presidente y, cuando esto se confirmó, procedieron a la toma de ganancias.
¿Esto significa que ya no quedan alternativas? ¿Se terminó la fiesta? ¿Eso fue todo?
Por supuesto que no. Una de las cosas que creo es que Cambiemos abogará por un mercado bursátil dinámico y eficiente, cosa que los gobiernos K nunca hicieron. Eso significa que muchos de los activos, subestimados en sus precios, deberían retomar su crecimiento. Algunos, incluso, hoy valen la mitad que los de sus competidores regionales. Es el costo de estar radicados en la Argentina de hoy.
Una vez que se disipe la tormenta política, ese costo podría bajar. Sería un sinceramiento más, como lo que sucederá con el dólar y la inflación.
Es más, el mercado internacional ya empieza a darle un voto de confianza a la futura administración. La calificadora de riesgo Moody’s subió la perspectiva de la deuda argentina de “estable” a “positiva”, el paso previo a mejorar la nota.
Por supuesto que también lo hacen porque anticipan que el país se va a volver a endeudar. Acá no existen las carmelitas descalzas…
¿Qué activos mirar?
Los títulos públicos: Los bonos en dólares seguirán siendo jugadores de peso. No sólo para luego venderlos y hacerse de las divisas, sino para mantenerlos y recibir el pago de intereses. En este grupo, el Bonar X (2017) es el título más corto de la curva y está mostrando un rendimiento de 12,2% en dólares.
Es uno de los títulos de mayor liquidez, por lo que vas a poder vender sin ninguna clase de problemas, cuando vos lo dispongas. Paga un 7% de interés al año, en forma semestral (el 17 de abril y el 17 de octubre). Y el capital lo estás recibiendo íntegramente en 2017, acá nomás…
Empujando el riesgo para más adelante, está el Bonar 2024 (AY24), que hoy tiene un rendimiento del 9,6% en dólares y que cuenta con condiciones similares al bono anterior. Su vencimiento es en 2024, pero también goza de una gran liquidez, lo que permite salir de la posición en el momento que lo decidas.
El menú de acciones: Las acciones tienen buenas perspectivas –de largo plazo- tanto por sus fundamentos como por distorsiones que el futuro gobierno prometió corregir. Por ejemplo, si nos centramos en las exportadoras (ejemplo: Aluar, Siderar, San Miguel, Molinos, entre otras), es claro que una devaluación va a potenciar sus ganancias medidas en pesos.
Por otra parte, la unificación del tipo de cambio desfibrilaría el corazón de una industria que todavía no logra reponerse, como es el caso de la construcción.
Ahí va a tocar mirar el funcionamiento de papeles rezagados como el de IRSA (IRSA) o el de Consultatio (CTIO), en el cual –algunos analistas- ven un potencial de suba de corto plazo superior al 30%.
De igual manera, el levantamiento de las retenciones se traducirá en un fuerte impulso para las empresas agropecuarias del país, como es el caso de Cresud (CRES).
Por último y -si bien fueron de las más castigadas en los últimos días- las acciones bancarias deben estar en nuestra mira.
Algunos expertos las piensan más como un índice. La idea es que si la economía despierta de los cuatro años de recesión, serán unas de las principales beneficiadas. Su core business es la intermediación financiera. Si a vos te va bien, a ellas también, parecería ser la idea. Si el consumo recobra dinamismo, si vuelven los créditos hipotecarios (siempre que se baje la inflación), aumentaría su negocio.
La idea de esta columna, a diferencia de lo que suelo escribir, e invitarte como ahorrista a reconciliarte con la Bolsa o –si nunca la tuviste en mente- a empezar a mirarla con cariño.
Hasta la próxima.
Un fuerte abrazo,
Ignacio.