Por tal razón se centrarían en formas de energía sostenibles para el futuro, comentó el asesor de empresas e instituciones productivas de la región Martin Miguel Llanos.
Esta transición de las fuentes de combustible que emiten carbono hacia formas de energía respetuosas con la tierra puede ser aprovechada en el corto plazo por una de las fuentes de energía más importantes y tradicionales que tiene nuestro país en el NOA: la producción de caña de azúcar.
Cabe destacar que el sector sucroalcoholero argentino, integrado por 20 Ingenios, 8.100 productores independientes y 16 plantas destiladoras de alcohol, puede producir bioetanol, biometano y bioelectricidad durante todo el año -sin tener que esperar el viento o el sol- ya que puede almacenar biomasa como se lo hace con el petróleo y el carbón.
Solo en materia de energía eléctrica el sector está en condiciones de generar alrededor de un millón de megavatios, que son las dos terceras parte de lo que el país importa de energía para suplir sus faltantes lo cual nuestra que las condiciones para abastecer a la red son inmejorables.
Por esta razón las energías renovables producidas desde la biomasa de la caña de azúcar, ocupan el centro de la estrategia global para reducir los impactos del calentamiento global y la crisis de empleo a largo plazo en todo el mundo. Ya que los biocombustibles son energía solar almacenada y distribuida en forma segura y eficiente; es hidrógeno acumulado, y por allí pasa el futuro.
Frente a este escenario es imperioso, al igual que está ocurriendo en los principales países productores de la región y del mundo, centrar las políticas nacionales en fortalecer este importante sector e incrementar las energías renovables que vienen produciendo en los últimos 10 años. Periodo en el que realizaron grandes inversiones logrando una importante sustitución de importaciones y generación de miles de empleos en la región.
Por ejemplo en Brasil donde el bioetanol es un combustible clave que representa casi la mitad del mercado de gasolina: su gobierno está estudiando aumentar la contribución de intervención en el dominio económico para la gasolina y retirar los impuestos para el etanol con el objetivo de ayudar a las plantas de caña de azúcar en tiempos de coronavirus, entre otras medidas.
El presidente Fernández recientemente admitió que, a raíz del colapso en los precios del petróleo, Argentina ya no puede confiar en las enormes reservas que hay en el yacimiento patagónico de Vaca Muerta para impulsar el crecimiento del país. Pero, en cambio, reconoció que las vastas tierras productivas del campo, al que calificó como la “Vaca Viva”, representan una oportunidad para exportar alimentos procesados con valor agregado que contribuirán a la recuperación de la economía.
En el NOA los productos energéticos a partir de la biomasa de la caña de azúcar están en condiciones de realizar un aporte muy importante en nuestro país no solo desde el punto de vista social y económico sino también ambiental.
En términos socioeconómicos la actividad sucroalcoholera es la más relevante del noroeste dado que en tres provincias, Jujuy, Salta y Tucumán, se concentran 20 ingenios y 16 plantas destiladoras de alcohol que dan empleo directo a 60.900 personas. De su estabilidad y sostén dependen pueblos y ciudades enteras en toda la región.
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