Gustavo Weiss, presidente de la Cámara que reúne a las empresas del sector, cree que “esta situación continuará hasta tanto no se empiecen a cortar” esas ayudas.
“Tenemos dificultad para conseguir personal en áreas más especializadas, como jefes de obras, capataces, personas que manejen máquinas. Pero también nos cuesta encontrar personal menos especializado incluso en el interior país”, dijo Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, entrevistado por Liliana Franco para Ámbito Financiero.
Además de cierta competencia de la obra pública, el gran obstáculo es la combinación del plan con la changa, que prácticamente siempre es trabajo en negro, y por lo tanto permite mantener la ayuda estatal, al revés de lo que sucede con el empleo formal.
En palabras de Gustavo Weiss: “Hace muchos años que mucho personal del sector pasó a cobrar los planes y los complementa con changas, con esto logran estabilidad ya que el plan no lo pierden. A esto se suma que en muchos casos con el plan y haciendo changas (una persona) junta más plata que trabajando en una empresa constructora. Entonces, nos cuesta mucho trabajo contratar gente que hoy tiene un subsidio y quiere trabajar en negro, algo que las empresas no podemos hacer.”
Gustavo Weiss preside la Cámara de la Construcción desde noviembre de 2021, pero no es un recién llegado: esta es la tercera vez que encabeza esa asociación que reúne a más de 1300 empresas y que emplea a casi 450.000 personas.
Hoy, en el marco de un crecimiento de la actividad en el sector, consultado sobre si tienen dificultades para conseguir personal, es categórico: “Sí, hay faltante de mano de obra”.
“Todos tenemos claro que esta situación continuará hasta tanto no se comience a cortar los planes; la realidad es que la gente no quiere dejar los planes. El gobierno lo tiene claro y nosotros también”, sostuvo.
Weiss, que dirige Eleprint, una de las principales empresas constructoras, habló sobre la realidad de un sector que está en crecimiento, que no sufrió un parate total durante la pandemia, porque la obra pública se mantuvo e incluso el confinamiento tuvo por efecto impulsar la obra privada, aunque de dimensiones reducidas -refacciones, reparaciones, ampliaciones-; un sector del que se espera sea uno de los más dinámicos en creación de empleo.
Ahora bien, a pesar del programa Empalme -que busca que los beneficiarios de planes sociales encuentren empleo formal a través del incentivo para las empresas de que por dos años pueden considerar el monto del plan social como parte del salario-, las empresas de la construcción penan a la hora de conseguir mano de obra, y no sólo para los puestos más calificados. Y cabe recordar que la Cámara de la Construcción fue la primera en adherir a ese programa que apuntaba a crear empleo formal.
El Plan Empalme contemplaba la capacitación de los beneficiarios de planes por las empresas para luego poder contratarlos, pero ese aspecto de la propuesta no funcionó muy bien, como explica Weiss: “La verdad es que hemos capacitado a muy poca gente porque no se inscriben. Sobre un universo de 1.400.000 personas que reciben planes capacitamos solo 180 y no sabemos cuántas personas realmente quedaron trabajando.”
Pese a todo, Weiss se declara optimista porque “durante este año se va a mantener la actividad en la obra pública y en la privada de menor envergadura, no tanto en la obra privada grande”, pero “estos factores traccionan bastante al sector”. Y recuerda que “la demanda de empleo” en ese sector “es directamente proporcional al crecimiento de la actividad”.
Una demanda dinámica que, como se ve, puede enfrentar restricciones por el lado de la oferta.