La decisión del Gobierno de cerrar las exportaciones de carne vacuna por 30 días cayó mal en toda la cadena de ganados y carnes.
Por
Juan Martín Melo
Según analistas del mercado, la medida “apresurada” podría traer consecuencias económicas graves para la industria cárnica, pero advierten que lo más lamentable sería la pérdida de confianza de los importadores en la Argentina. Con esta nueva disposición también corre riesgo el empleo y la producción ganadera.
Según proyecciones del consultor ganadero Víctor Tonelli, por el freno a las exportaciones de carne vacuna la Argentina dejaría de percibir cerca de USD 250 millones, pero las consecuencias de la medida inconsulta con el sector van más allá de lo económico. Los exportadores señalan que una medida de este tipo lo único que provoca es una desaceleración de la faena, algo que va a repercutir directamente en el productor primario –quien no va a poder ubicar su producto en estos 30 días–, pero también podría impactar en la producción ganadera.
El especialista explicó que la Argentina exporta por 2.750 millones de dólares al año para todos los destinos y 250 millones en menudencias durante los 12 meses, pero el impacto por el cierre de las exportaciones por esos 30 días será de unos USD 250 millones. De ese total, China recibe el 76% de las exportaciones, 80% se va sin hueso y solo el 20% con hueso. A Estados Unidos se comercializan los cortes con faena kosher y cortes para la industria. Y a Israel se venden los cortes del delantero, similar a los de EEUU, y a Europa los cuatro cortes de mayor calidad: los dos bifes, cuadril y lomo.
Los economistas de la Fundación para el Desarrollo de Argentina (FADA), en tanto, advirtieron que en el caso de que se profundicen las restricciones a las exportaciones de carne vacuna, peligrarían unos 100 mil puestos de trabajo. La cadena de la carne vacuna genera más de 400.000 empleos, de los cuales 100.000 corresponden al circuito de exportación.
“El cierre de las exportaciones es lo opuesto a lo que necesitamos para salir adelante. El problema de Argentina no es que la carne y otros productos están caros, sino que los argentinos no podemos pagarlos. Venimos perdiendo poder adquisitivo desde el 2018, como consecuencia de la caída de la economía, la inflación y la devaluación. Lo que necesitamos es generar más empleo, actividad económica e inversiones”, comentaron desde FADA.
La prohibición de exportar la carne, cuya intención es bajar el precio del producto en el mercado interno, sostienen desde el ámbito exportador que “no tiene fundamento”, ya que en el país se consume una carne distinta a la que se destina a la exportación. “Hay que sacarse de la cabeza que la carne de exportación te moviliza el precio interno, acá se consume una carne premium que es mejor que la que se exporta, en nuestro caso a China. Lo que se come acá no se come en los otros países”, dijo una fuente el sector.
Para Tonelli, la medida “es vergonzosa”. Además, el analista agregó que los contratos para exportar ya están cerrados, por lo que resta ver qué decisión toma el Gobierno respecto de los productos pautados, si se tienen que salir a renegociar. “Es de un nivel de insulto pocas veces visto. Esto (el mercado externo) nos costó fortunas generarlo, tomó años posicionarnos en el mercado, luego salen a cerrarlo sin una razón valedera que lo justifique. Hay que verlo desde un costo político, pensarlo con seriedad. Esto no se resuelve con una sonrisa o con una disculpa”, indicó.
La Argentina exporta entre el 27% y 28% de la oferta de carne que genera en productos que van a chacinados, carne cocida, relleno de ravioles en EEUU, res con hueso a otros destinos, entre otros cortes que no tienen mercado en el país. Uno de los temores más fuertes que tiene el sector es que la medida perjudique las cabezas que se producen y se terminen por perder, como pasó años atrás.
En esa línea, Fernando Canosa, consultor ganadero, puntualizó: “Es un disparate. Son esos errores no forzados que no se vuelven a cometer en la Argentina y el mundo. Los uruguayos ahora están felices con esta decisión (porque podrían absorber esos mercados). Pero no hace falta semejante barbaridad para llegar a esto. Hay un problema de inflación y pérdida de poder adquisitivo que no tiene nada que ver con las exportaciones de la carne vacuna”.
El problema de bloquear las exportaciones, destacó, es que los importadores después vean a la Argentina como un proveedor poco serio al que no se debe recurrir más. Por lo que estas “decisiones políticas” no son un problema solo del Gobierno, sino de todos los argentinos que se ven como los vendedores y también sufren las consecuencias de la “falta de seriedad”.
“Da la sensación de que es un acto de debilidad más que de fortaleza. Si dentro de las 24 horas que volvés al país decidís cerrar las exportaciones con una medida que es intempestiva, cuando firmaste un acuerdo con ese mismo sector, es un acto de debilidad. ¿Cuánta gente que trabaja en los frigoríficos queda en la calle? Sobre todo después de haber trabajado durante meses en medio de la pandemia de Covid-19”, cerró el analista.
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