Este impuesto fue creado en 2019 bajo la presidencia de Alberto Fernández, con el objetivo de evitar una devaluación directa del peso, encareciendo el acceso a dólares para ahorro, turismo y pagos de servicios al exterior.
Historia del tributo y su impacto fiscal
El Impuesto PAIS evolucionó con el tiempo, extendiéndose a las operaciones de compra de dólares para importaciones y generando un impacto equivalente a 3,05% del PBI en sus cinco años de existencia. Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), dejó una recaudación acumulada de $17,3 billones, contribuyendo significativamente al superávit fiscal primario y financiero en 2024.
El incremento de su alícuota, que llegó al 17,5% en los momentos de mayor presión cambiaria, fue un pilar clave para las arcas fiscales durante este período. No obstante, su eliminación plantea el desafío de cubrir el vacío recaudatorio a partir de 2025, una cuestión que ya figura en el proyecto de Ley de Presupuesto para ese año.
Preparativos para su finalización
En las semanas previas a su expiración, el Gobierno aceleró el pago de importaciones para evitar conflictos legales. Esto se debe a que el impuesto se cobra mayoritariamente por adelantado (95%), pero su inexistencia a partir del 23 de diciembre habría invalidado estos anticipos.
Para evitar devoluciones, se simplificaron los esquemas de pago, permitiendo que las operaciones declaradas hasta el 23 de noviembre quedaran liquidadas antes del vencimiento del impuesto. Esta estrategia permitió al fisco recaudar $500.000 millones adicionales, según estimaciones de Guillermo Michel, ex titular de la Aduana.
Reflexiones finales
El Impuesto PAIS pasará a la historia como un caso singular de tributo temporal que cumplió su ciclo y no fue renovado, contrastando con ejemplos como el Impuesto al Cheque, que aún persiste. Sin embargo, su eliminación reabre el debate sobre cómo los gobiernos manejan las herramientas fiscales y los desafíos de sostener las cuentas públicas sin recurrir a nuevas cargas impositivas.