Daniel Gerold es una de las personas más escuchadas por las empresas cuando se quiere saber del sector energético. El socio fundador de G&G Energy Consultants sigue de cerca los números de la producción de gas y petróleo y de la generación eléctrica desde hace 35 años.
En un contexto en el cual las importaciones energéticas presionan sobre las escasas divisas del Banco Central, los ejecutivos financieros de las principales empresas del país quieren saber cuál será el futuro de la industria. En este marco, Gerold dice que si bien la coyuntura de corto plazo es “muy negativa”, es optimista sobre el mediano plazo y proyecta que hay “una gran oportunidad”.
Al igual que la mayoría de la sociedad, los directivos que son parte del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) se preguntan cómo el país tiene que importar gas, cuando tiene en Vaca Muerta una cantidad tal de recursos hidrocarburíferos que nunca se terminarán de consumir. Para responder esta duda, Gerold habló de “falta de institucionalidad” y mencionó que en los últimos 20 años, solo en uno no rigió la ley de emergencia económica. “Eso es muy contraproducente para la inversión. Lo normal en la Argentina es que no haya una macro estable, que las leyes no rijan. Esto conspira con el corto plazo”, dijo Gerold, en el 39° Congreso anual del IAEF.
Este año, la Argentina deberá destinar US$11.000 millones a importar energía en distintos productos, según las estimaciones de Gerold. Según explicó, esto se debe principalmente al aumento del precio del gas natural licuado (GNL), que el año pasado se importó a US$8,4 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector) y este año estará en promedio en torno a los US$32.
“El precio de la energía ya estaba aumentando, incluso antes de la guerra en Ucrania, porque no había proyectos nuevos iniciándose. La inversión en producción de gas y petróleo era 40% menor de lo que fue en 2015, antes de que empezaran a caer los precios de los hidrocarburos por el comienzo de la transición energética”, explica Gerold.
Sin embargo, a futuro, señala que se espera que el precio del GNL se estabilice en torno a los US$7 u US$8 el millón de BTU, lo que podría ser una oportunidad para que la Argentina exporte GNL, ya que los costos de producción están en torno a los US$3,4. Para ello, haría falta una planta de licuefacción, para pasar el gas a estado líquido y que se pueda transportar por barco. La construcción de esta planta tiene un costo de entre US$8000 y US$9000 millones.
“Es una planta complejísima de hacer e implica también una inversión en transporte, almacenamiento e incremento de producción para un proyecto que durará 25 años. La Argentina tiene un recurso que le permite jugar en esa liga, pero tenemos que estar a la altura para que haya financiamiento y reglas claras para las empresas”, comentó, ante la pregunta del periodista Hernán Goñi, que moderó la charla.
Sobre Vaca Muerta en particular, Gerold dijo que luego de la pandemia, ante la falta de recursos, las empresas y los gremios hicieron un gran esfuerzo para mejorar los niveles de productividad. “En los últimos 18 meses, cuando se reabrió la actividad en agosto de 2020, la restricción financiera hizo que la inversión de capital fuera lo más productiva posible. Todos se enfocaron en aumentar la productividad y que se reduzca el costo del desarrollo de gas y petróleo. Hoy tenemos precios relativos bajos comparados con el mundo”, explicó.
“Mirando para adelante hay una gran oportunidad; se vuelve rentable la exploración y exploración de este recurso. Se produce petróleo y gas desde el siglo XIX en la Argentina, pero es la primera vez hay un recurso de entidad mundial, hay una masa crítica grande y todas las principales empresas internacionales están en el país en esta actividad”, agregó.
Sin embargo, volvió a enfatizar que el “corto plazo es complejo” y advirtió que las condiciones de inversión no son las más favorables. “Tenemos un recurso que está probado y lo podemos desarrollar de modo rentable. Esto puede cambiar el escenario del futuro, pero está la decisión en quienes dirigen el país. Y no es nada más que un gobierno, vamos 20 años de anormalidades. Miremos el lío que se armó por aumento de tarifas de 20%. La atracción de un recurso grande de entidad mundial hace que esta dirigencia política empiece a mirar esto y piense qué es lo que hay que hacer para que se pueda materializar. Siempre hablamos de planes faraónicos, que Vaca Muerta nos salvaba y que íbamos a exportar miles de millones por año. Pero esto no sucedió y este año tendremos que gastar US$11.000 millones en importar energía”, dijo Gerold.
Finalmente, indicó que se necesitan “instrumentos legales que tengan consensos políticos enormes y que no puedan ser modificados fácilmente por otra ley”. Y agregó: “Tenemos que corregir un track record muy malo. Se necesita consenso de ciertas reglas lógicas, reglas que son normales, no hay que ser muy creativos, ya está todo inventado. Tenemos una ley de Hidrocarburos que no es mala, pero está pensada para el autoabastecimiento, para la escasez. Tenemos que modificar ese concepto y pensar en un autoabastecimiento económico. Necesitamos una ley más ambiciosa para poder exportar más”, señaló.
Sofía Diamante (La Nación)
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