El Tesoro le pidió el último viernes $130.000 millones como Adelantos Transitorios; no lo hacía desde el 8 de julio pasado
El Gobierno volvió a apelar al financiamiento directo por vía monetaria de su -nuevamente en alza- déficit al solicitarle y obtener del Banco Central (BCRA) asistencia por $130.000 millones el último viernes.
Se trata del primer giro de Adelantos Transitorios (AT) que el Tesoro recibe en lo que va del año. Ocurre luego de ocho meses y medio de abstinencia al respecto, aunque el financiamiento por vía indirecta (por caso, mediante la compra de bonos que hizo en el mercado el Central para tratar de sostener sus precios) siguió fluyendo.
Los abusos cometidos por la administración Fernández con el uso de este recurso (había tomado poco más de $2 billones por esta vía desde que asumió, además de otros $2,4 billones en concepto de “utilidades”) fue una de las cartas de presentación a la que apeló Sergio Massa al tomar el mando del Ministerio a comienzos de agosto, para mostrar un compromiso con la moderación en pos de lograr una reducción de la inflación, que por entonces mostraba picos del 7% mensual, que ahora se encamina a repetir.
En aquel entonces, Massa dijo expresamente que no se volvería a apelar a estos recursos durante 2022: “Decidimos no pedir más plata de emisión para financiar las cuentas públicas”, sostuvo.
No solo no explicó entonces que ese recurso ya estaba casi totalmente agotado (para seguir usándolo al nivel y con la periodicidad que lo venía haciendo el Gobierno habría que haber modificado la Carta Orgánica del BCRA), y hasta hizo efectiva la devolución de $10.000 millones recibidos en AT que vencían, para amplificar el gesto.
La posibilidad de lograr financiamiento por esta vía está contemplada este año en el acuerdo que el Gobierno tienen con el FMI para refinanciar la deuda tomada en 2018 por la administración Macri.
Pero la limita a un monto del 0,6% del PBI, lo que se estimó entonces que equivalía a $883.000 millones en la última revisión, pero este valor nominal seguramente sea revisado “hacia arriba por la mayor inflación”, recordó a LA NACION el economista Jorge Neyro.
De este total, $139.300 millones los podía pedir como asistencia durante este primer trimestre del año, lo que muestra que prácticamente ya agotó el cupo (en un 93%) y seguramente explica la desesperación exhibida por Economía en las últimas horas por conseguir vías de financiamiento “alternativas” ante un déficit que no para de dispararse.
Después de todo el canje pesificador que lanzó para los entes públicos (que corren serio riesgo de descapitalizarse) “no es más que una emisión encubierta de nuevos bonos para conseguir nuevo financiamiento para el Tesoro”, explicó el economista Leonardo Chialva, de Delphos Investment.
Lo que, en todo caso queda claro, es que las cuentas públicas -que nunca se equilibraron- volvieron a descarriarse pese a cierta moderación en el gasto público en los últimos meses, por el impacto que la sequía tuvo (vía retenciones) en la recaudación y el que promete en los tributos más vinculados a la actividad ante una economía que vuelve a coquetear con la recesión.
“En los primeros dos meses del año el déficit primario sumó $432 mil millones, lo que equivale al 98% de la meta acordada con el FMI para el primer trimestre del año, que era de $441mil millones”, recuerda el economista Ramiro Castiñeira, de Econométrica.
Para Neyro “el regreso de los AT implica que el deterioro de las cuentas fiscales continúa en marzo, lo que empieza a requerir financiamiento directo del BCRA. En enero y febrero el déficit primario superó los $200.000 millones mensuales. Y todo indica que los números de marzo pueden ser peores”.
Los últimos datos oficiales, que confirman la asistencia, muestran que al pasado viernes que sos recursos fueron depositados en su cuenta en la autoridad monetaria, aunque nada descarta que ya hayan sido usados.
Lo que marca el deterioro de la situación es que el Gobierno debió apelar a este recurso en medio de un nuevo pico inflacionario y cuando el propio ministerio de Economía destaca que consiguió en lo que va del año un financiamiento neto positivo (eufemismo con que denominan a la nueva deuda) por $452.013 millones en lo que va del año, aunque ya pagando tasas que superaron el 92% anual nominal o entre 4,5 y 5,8 por ciento a la inflación que se registre.
“Sin duda es una mala señal dentro del mar de incertidumbre actual, denotando la falta de caja del Tesoro que lo llevó a instrumentar esta compleja operación de deuda que en el fondo no es más ni menos que una emisión de Bonares con el objeto de conseguir financiamiento fresco para cubrir el bache fiscal”, observó en su informe del día Delphos Investment.
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