“Cambio, cambio”, susurraba ayer por la tarde Carlos (su nombre real fue resguardado), un arbolito de la calle Florida, mientras miraba de reojo su celular.
Por: Melisa Reinhold
Las puntas compradoras y vendedoras del dólar, que le va pasando su corredor, le iban quedando desactualizadas en cuestión de minutos. El martes el blue se vendía a $302, en las primeras horas del miércoles avanzó hasta los $312, y a media tarde superaba los $320. “Mirá todos los mensajes que me van llegando al WhatsApp. Mientras conversábamos ya aumentó $3″, señaló, al tiempo en que mostraba la pantalla de su teléfono.
Son días frenéticos en la city porteña. Ayer, el tipo de cambio paralelo cerró en las cuevas a $317, un salto de $16 frente al día anterior. El martes, avanzó otros $10. Frente al mes pasado, el salto ya supera los $100. “A nosotros nos siguen llegando los aumentos casi todos los días, hasta sorprende que no baje un poco. Igual, hasta agosto esto sigue”, admitió María, otro arbolito, consultado durante una recorrida que realizó LA NACION.
En épocas de cepo cambiario, las cuevas florecen. En una sola cuadra se puede llegar hasta 10 arbolitos diferentes, cada uno de ellos a muy pocos metros de distancia. Con la vuelta del turismo, hoy el negocio es comprarle los dólares a los extranjeros. En los últimos meses, la plaza cambiaria se fue llenando de uruguayos y brasileros, que vienen por el fin de semana a recorrer Buenos Aires y hacer compras. “Para ellos está todo regalado, saquean los locales”, acotaron.
Los turistas empiezan a llegar el día viernes. Aunque en el último día de la semana no se realizan muchas operaciones locales “porque no se sabe a cuánto va a estar el dólar el lunes”, es cuando los visitantes de los países vecinos empiezan a llegar. Cambian los dólares, reales y pesos uruguayos por pesos argentinos: mientras que los bancos pagaban hasta $135 por dólar, en la calla Florida se ofrecían $312 (en las puntas compradoras).
Se trata de una diferencia de $177 por billete, una brecha del 131%. El Gobierno tomó nota de que los dólares están yendo a parar al mercado informal, por lo que ayer adelantaron que están analizando incorporar un “cambio diferenciado para el turista” y así poder captar parte de los dólares extranjeros. De los US$1400 millones que gastaron los turistas en el país en lo que va del año, sólo el 16% entró a las arcas del Banco Central (US$224 millones). Esta mañana, la ministra Batakis mantenía una reunión con el gabinete económico.
En cambio, los compradores de dólares blue escasean. En las últimas semanas, las cuevas notaron que volvieron las empresas a la plaza, luego de que el Banco Central (BCRA) endureció el acceso a los dólares oficiales para los importadores. Pero los ahorristas minoristas son cada vez menos. Solo reaparecieron en el último mes por el cobro del aguinaldo y, algunos, para hacerse de los billetes verdes antes de que el valor siga escalando.
“Esto es tierra de nadie, la gente ya no tiene pesos para ahorrar. Antes, los tipos me compraban los dólares para viajar, yo se los vendía. Pero hoy son los que vuelven con esos mismos dólares para que yo se los compre y así poder pagar las expensas, el alimento, mantener a la familia. Si no existiéramos nosotros, donde la gente puede acudir para pagar las deudas que tienen, el país ya hubiese explotado por los aires, porque en el banco les pagan la mitad”, se lamentó Luis, quien trabaja en el rubro hace más de 35 años.
Las razones detrás de la suba del blue son muchas, y los arbolitos repiten las mismas causas que explican los economistas. Emisión de pesos. Cepo cambiario. Los roces dentro del frente oficialista. Una inflación que amenaza a llegar este año a los tres dígitos. No saben cuál será el techo para el paralelo, lo ven “descarrilado”, pero aun así les sorprende los valores que llegó a registrar la jornada pasada.
Los más preocupados ante el contexto son los arbolitos venezolanos, quienes hacen paralelismos con las experiencias que tuvieron en su país. En los últimos años, en concordancia con la fuerte inmigración que llegó a la Argentina, cada vez más se fueron inclinando por trabajar en el negocio de compra y venta de dólares.
Pese a la crisis que observan en la calle, que algunos entrevistados afirman que “es peor que la de 2001″, en las cuevas defienden su negocio. Desmienten los dichos que realizó la semana pasada la portavoz del Gobierno, Gabriela Cerruti, cuando dijo que “el blue es un mercado marginal, muy chico” y dicen que aún hoy, hay días en que se realizan operaciones de hasta US$50.000 por cabeza. “El argentino está mentalmente dolarizado. Si no puede ir al banco, ¿dónde más va a comprar?”, ironizó Luis.